La noche se hacía larga, mis párpados aún no cerraban, mi mente divagaba sin encontrar sosiego, no podía conciliar el sueño, ella estaba presente en mi mente, esa mujer."Una mujer nada mas" me dije otra vez, pero la vida me enseñaría a no tener esta actitud tan egocéntrica y doblegar mi orgullo por el amor de esa mujer, aunque de momento, no lo tenia claro.Empecé a contar un corderito, dos corderitos, tres corderitos, hasta que sin darme cuenta había quedado en un sueño profundo.Si había algo que me molestara tanto, era el estar pensando en alguien que quizás ni siquiera sabía que yo existía, por eso me sentía verdaderamente molesto."¡Basta hombre!" Me di un grito de idiota, iría al día siguiente a buscar a esa mujer del demonio, me había robado la tranquilidad que siempre mantenía, en su momento dado le cobraría este ahogo que siento tan solo por no tenerla en frente.Si alguien al menos me hubiese dicho que el gusanito del amor hacia esto, quizás me hubiese reservado mi soltería
La sacó de aquella casa, el aire entre los dos parecía muy pesada, su cara seguía roja e hinchada, así que decidió llevarla al hospital, el cual era de su propiedad.Al llegar todos lo saludaban con respeto, Sara me miró con algo de insatisfacción y dijo:—Solo fueron algunas bofetadas, no estoy herida, ¿Podríamos irnos ya? —Magnus la miró con seriedad, aunque sentía ternura, no lo demostró.—Necesitas que te pongan compresas y te baje la hinchazón —explicó con paciencia.¡Oh Dios bendito! Fui para verla aunque sea por un momento y eme aquí, ahora la tengo conmigo, quizás quería lograr invitarla a comer y saber mas de ella, pero ahora logré mas que eso, ella está conmigo y no se que me pasa, pero no quiero dejarla ir, pensó Magnus sintiéndose feliz.Al dia siguiente tenía que viajar a Japón, sin embargo estaba deseando no ir.Es lo que se repetía hasta el cansancio, ella habia venido a cambiar su mundo como si nada, ella era una ladrona, se había robado su voluntad.Pero, allí estaba
Sara había despertado aquella mañana, en cuanto abrió los ojos, vió entrar dos mucamas quienes amablemente se ofrecieron a su servicio y aunque Sara era hija de un matrimonio prominentemente, siempre le gustó hacer sus propias cosas, además de que su madre siempre con la excusa de que tenía que aprender, la hacia trabajar junto a las asistentes de hogar que trabajaban en casa.Por eso mismo, Sara siempre se levantaba e iba a saludar a la cocinera Lulú, incluso ayudaba a preparar el desayuno, eso era siempre después que volviera de hacer un trote matutinal.Sara tenía buenas costumbres, pero también buenos modales, ella nunca fue mimada así como fuera su hermana Clara, pero eso no le quitaba el sueño a Sara, para ella ser autosuficiente era muy satisfactorio.En cambio Clara, además de no aportar muy bien en la escuela, desde muy joven fue floja y holgazana, le encantaba "las buenas cosas"Claro que para Sara eso era algo muy trivial a considerar a las cosas materiales como prioridad,
Mientras que en la hermosa y deslumbrante ciudad de Osaka, el jefe mayor de los Yakusa aún seguía tratando al señor Magnus con amplia determinación de tratarlo como a su mejor amigo, Magnus estaba perdiendo los estribos.—Señor Magnus, me han dicho que tan solo duermes con alguna mujer una vez y las descartas, creo que eso es porque no has conseguido una verdadera hembra... —Hiro Tanaka miró de reojo a su acompañante para estudiar su reacción, al no ver respuesta alguna, dijo lo siguiente.—Mi hija Chihiro es una mujer en toda la extensión de la palabra —dijo el mafioso sin percatar que a Magnus le estallaba el tímpano.Aunque a Magnus le importara un comino lo que contara el jefe Yakuza acerca de su hija, él mantenia la pose sería e indiferente, era como no estar afectado por nada de lo que dijera su acompañante.Viendo su reacción así, Hiroshi se sintió muy ofendido, él le dijo al joven Magnus, quien más bien tenía pinta de ser un galán de revista con su traje negro a la medida que
Sobreaviso no hay engaño, se dice en refranes de pueblo, sin embargo Sara lloró con arbitrariedad.Sus ojos se hincharon tanto que ella se miró en el espejo en el baño, vió sus ojos bien deformes, aún en esta situación, su hermana Clara no quitaba el dedo de la llaga.Clara subió las escaleras y llegó a la puerta de la habitación de Sara, empezó a tocar de manera indecente, desde adentro Sara gritó diciéndole:—No quiero ver a nadie —A lo que Clara respondiera con burla.—¡Tienes que irte de esta casa! Y tiene que ser ahora mismo —ordenó Clara.—Por lo que sé, esta casa sigue siendo de mis Padres —gritó Sara, sin embargo Clara dijo enseguida.—Esta casa lo está pagando Julian, por si no lo sabías, nuestro padre malversó las cuentas y ahora está en problemas económicos graves, si no fuera por Julián, mi hombre ustedes estarían en la calle —Clara se lucró en llenarse la boca con orgullo, tal como si esta no fuera también su familia.—¡Clara cállate! —dijo el padre de ámbas chicas quien
Sara estaba en una posición muy precaria, de noche a la mañana dejó de ser asistida por su respetable familia, su padre no hizo nada para defenderla.Era como si él pusiera en prioridad otras cosas como mas importantes, entre estas que era la hipoteca de su mansión y el dinero que Julián estuviera invirtiendo para sus negocios.Sin embargo él sabia que su hija Sara era asaltada por su otra hija degenerada, mas no hizo nada para detener el acoso de Clara hacia Sara. Se dice que cuando se ama a alguien, se demuestra, sin embargo en el caso de Carlos Lehne su prioridad era no perder la cara en los negocios, así seguiría siendo una familia de alto prestigio.Además de que siendo un hombre que toda la vida había sido manipulado por Breah su esposa, ésta última le había dicho que si perdía los negocios familiares, la perdería a ella también.Sintiéndose entre la espada y la pared, Carlos Lehne el padre de Sara tan solo la dejó a su suerte.Las cuentas bancarias personales de Sara habían si
Julián había hecho todo para perjudicar a Sara, le había estado cerrando todas las puertas para que ella no se desempeñara en algún trabajo de su índole profesional.Por su parte Clara le traía a su hermana un resentimiento mas allá de la lógica, nadie odiaba a otra persona sin que fuera perjudicada por ésta, sin embargo Clara odiaba a Sara por simples caprichos suyos que eran muy descabellados, por ejemplo que Sara era muy sobresaliente desde muy jóvenes y se llevaba todos los elogios y felicitaciones.Para esa situación habría que ella haberse esforzado el doble para lograr lo que su hermana lograba conseguir, pero por ahí no fue la solución, la solución se fue por la tangente.Incluso Clara odiaba a Sara solo por el hecho de existir en el mundo. Siempre que pudiera hacerle daño lo haría.En la mansión de Magnus, quien viviera en medio de un gran bosque, todo alrededor le pertenecía, Magnus tenía cámaras de vigilancia por toda la manzana y media de hectárea de tierra, es así como al
Tres días antes de la boda...Malia acompañó a Sara al centro comercial mas extensa y selectiva.A Sara le brillaban los ojos, al ir a buscar un vestuario sencillo y decente para el casamiento. Sara no tenia ni idea acerca de la identidad de su futuro esposo.Mendraco el asistente del temible Magnus había ido a dejarle a Sara una tarjeta negra, una tarjeta ilimitada en dinero para hacer cualquier tipo de compras, sobre todo, la tarjeta estaba emitida a nombre de Sara Lehne.Sin saberlo Sara creyó que este detalle era algo común, lo tomó pensando que había unos cuantos miles de dólares en ella, no comprendía la magnitud de cantidad de dinero que traía la tarjeta bancaria ilimitada.Al llegar al Centro Comercial, miró por todos lados, había quedado en encontrarse aquí con la señora Malia.A lo lejos la vislumbró, Malia le hizo señas de alcanzarla, Sara trotó y la señora Malia la condujo hacia la tienda mas exclusiva del enorme Centro de compras.Unos minutos antes de que Malia saliera,