La cabeza de la hermosa mujer de mirada azul con iris dorado daba vueltas, todas las sensaciones habían tomado control de su cuerpo, de sus músculos y huesos, de cada una de sus terminales nerviosas, generándole un gratificante cosquilleo electrizante sobre la superficie de su piel.Estaba jadeando, con la cabeza hechada hacia atrás y los ojos bien apretados, cuando Peter, en una muestra de poder y autocontrol, se apartó de forma abrupta de ella, volviendo a arrancar un gemido de sus labios.Al instante, sintiendo que el calor abandonaba su cuerpo, en conjunto con el festín lujurioso de emociones, Lyra se acurrucó contra el cuerpo del teniente, volviéndose un ovillo de lana sobre si misma.Cómo acto reflejo, el la acobijo entre sus fuertes brazos, rodeándola e impregnando su menudo cuerpo de calor con aquel inconfundible aroma a jazmín.—Lo lamento, no debí hacerlo—susurro Peter con su voz áspera y algo agitada— ¿Te lastimé?—¿Si me lastimaste?—pregunto ella incrédula apartandose leve
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