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Todos los capítulos de Simplemente, Dulce: Capítulo 1 - Capítulo 10
24 chapters
Pròlogo
Dulce GarcíaHabía olvidado unos documentos importantes en mi trabajo. Era viernes y tuve que volver al bufete en el que trabajaba para buscarlos. Acababa de hablar con mi amiga para informarle que iría por ellos. Al entrar al edificio la encontré esperándome en la recepción. Subí los treinta pisos hasta el nivel en donde estaba ubicada mi oficina. Solté un suspiro cuando vi que las carpetas estaban sobre mi escritorio.Le avisé por mensaje que ya había encontrado lo que buscaba. Bajaría enseguida, pero un ruido proveniente del despacho de mi jefe llamó mi atención. No quería ir a ver, pero seguridad no me respondió cuando intenté contactarlos. Dejé mis cosas encima del escritorio y caminé a paso lento.―¡¿Quién anda allí?!Grité, pero nadie respondió. La luz del despacho era tenue y la silla del escritorio de Don Massimo, estaba girada. Lo que sonaba era su computador. De seguro olvidó apagarlo. Solté un nuevo suspiro y caminé hasta el escritorio en medio del inmenso lugar.Tomé el m
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Capítulo I
Dulce GarcíaHabían pasado dos días desde que me despidieron de la empresa. Mara había decidido renunciar y venirse conmigo. Mis planes eran viajar hasta España el domingo, ya tenía los boletos comprados, habíamos embalado y vendido gran parte de nuestras cosas. El departamento estaba solo con las cosas básicas.Aquel cheque que mi jefe me había dado seguía allí en mi bolso, la verdad es que lo había tomado por cortesía, pero cada que me planteaba llevarlo al banco, un escalofrío recorría mi cuerpo. Por otro lado, me sentía tranquila. Sin embargo, no podía con la emoción de ver por fin a mi hermano luego de cuatro años. Sentía que mi vida volvía a encarrilarse; ya había estado investigando sobre algunos cursos de repostería en Madrid mientras que mi amiga buscaría trabajo como profesora de inglés o asistente, pero estaba empecinada en acompañarme. Eso me llenaba de alegría.Por otra parte, algo estaba sucediendo con mi ex jefe. Desde el martes por la mañana había comenzado a recibir r
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Capítulo II
Massimo OnurisSe veía simplemente hermosa. No cabía duda de que todo le quedaba perfecto, en cambio, yo estaba hecho un atado de nervios. Ni la corbata había podido colocarme bien. Solté un suspiro y tomé su mano, desfilé con el rostro altivo como nunca lo había hecho. Sabía que la mujer que estaba a mi lado no tenía nada que ocultarme, por lo que con ella me luciría en cualquier parte del mundo.Simplemente, Dulce era una dama en todo lo que va de la palabra.Respondí a algunos de los reporteros presentes, sobre todo, a los de los periódicos de intereses para la empresa. Luego de eso, entramos en el edificio y mi emoción no pudo más; me lleve a la pequeña pelinegra a un despacho en donde solo estábamos nosotros. Allí le pedí que hiciera el nudo de mi corbata y sintiéndome un niñato, la besé.Besé esos labios puros y tiernos. Les traía unas ganas. Fue increíble poder sentirla, explorar su boca, mimarla como solo ella se lo merece. Me aparté sabiendo que debía darnos una oportunidad p
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Capítulo III
Dulce GarcíaTodo había sido casi mágico. La entrada al evento, las luces, las cámaras, nuestras manos entrelazadas y su atención hacia mí. Solté un suspiro y me afirmé en el lujoso lavamanos del baño, tome un pañuelo y seque mis manos. De pronto, escuché un ruido que venía desde el fondo. Tomé mi pequeña cartera y caminé en dirección al ruido, que, finalmente, fueron sollozos.Me acerqué de a poco, pero al darme cuenta de que se trataba de Georgina quise retroceder, ignorar su presencia y su supuesto sufrimiento. No era la primera vez que la veía montar una escena solo para que Massimo se apiadara de ella y cogerse de su cuello cuál llavero.―Eres solo una presa más ―soltó amargamente―, un capricho que soltará en un fin de semana ―seguí caminando―. Eres una simple asistente. ¿Qué le podrías ofrecer a un hombre como él? ―no quería girarme, pero lo hice y me le quedé viendo.―Nada, porque no somos nada ―ella levantó la mirada―. Yo renuncio a mi puesto y este es el último evento al que
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Capítulo IV
Massimo OnurisLa luz de la ventana pegaba justo en mi rostro. Me di vuelta sobre la cama y busqué a mi pequeña acompañante, pero no estaba. Me senté sobre la cama y observé confuso a mi alrededor, enseguida me levanté y comencé a buscarla. No estaba en el baño, en la cocina y tampoco en las habitaciones contiguas. Me había dejado solo.Un escalofrío recorrió mi cuerpo y enseguida llame a mí equipó de seguridad, necesitaba saber qué había ocurrido. Caminé desde la cocina pasando por el recibidor, llegando al comedor y de pronto me di cuenta de que sobre la mesa había algunas cosas. Me acerqué y vi las joyas, ¡No! Esto no podía estar pasando.―Señor, estamos aquí ―dos chicos de seguridad entraron por la puerta principal.―Necesito las imágenes de las cámaras en la madrugada ―ellos asintieron y tan pronto como se pusieron en marcha los seguí.Recorrimos algunos minutos y de pronto la vi. Ella me siguió y escuchó cuando contesté mi teléfono. ¡No! Eso no debió suceder. Solté un suspiro y
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Capítulo V
Dulce García¡PIP… PIP… PIP!Mi alarma está sonando, me giro en la cama y me doy cuenta de que ya son las ocho de la mañana. Me apresuro a saltar de la cama, me meto en el cuarto de baño y tomo una ducha rápida. Me enfundo en mi uniforme de pastelera, voy a la habitación de mi hermano, pero no lo encuentro. Me dejó una nota diciéndome que se lleva a los niños, eso me quita un peso de encima, desde que su novia lo dejo ha estado bajo de ánimos, sin contar que le dejó a su hijo a cargo. ¡Qué gran madre!Suelto un suspiro y luego de poner la cafetera, siento que Mara baja hasta la cocina. Ella se restriega los ojos y se queda mirándome. Sonríe estúpidamente y luego se apresura a ponerse el uniforme de nuestro pequeño negocio. No termino de tomar desayuno sola, mi amiga me acompaña con el café.―¿A qué hora debemos estar en la exposición? ―pregunta despreocupada, sabe que mis nervios me superan―. La idea es llegar una hora antes y montar nuestros dulces ―asiento―. Verás que salimos bien d
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Capìtulo VI
Massimo Onuris―¡NO, YO NO VOY A ACEPTAR ESO! ―grita mi madre, apenas terminó de leer lo que mi padre le ofrece para que firme el divorcio.Ella se levanta y va al baño de mi oficina, lamentablemente no creo mucho en sus lágrimas. En estos dos años solo se ha dedicado a hablar mal de mi padre, siendo que fue ella quien lo engañó y, si mi hermana no hubiese roto aquel compromiso, nada hubiese salido a la luz.Suelto un suspiro y tomo mi móvil, mensajeo a mi padre. Él está en nuestra casa familiar, no se ha movido de allí y está a la espera de un acuerdo de divorcio. Su postura es firme, no le dará la mitad de su patrimonio a una mujer infiel que, aparte de hacerle vivir un infierno desde hace veinte años, no le dio más que dos alegrías; mi hermana y yo.Entiendo su postura cuando me pregunta, ¿Qué es lo que pide ella? Como él, estoy cansado y creo que alargar esta situación es solo perder más tiempo del que ya se perdió. Mi madre vuelve a la sala y su abogado vuelve a pedir la mitad de
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Capítulo VII
Dulce GarcíaOtra vez mi alarma sonaba, habían pasado algunos meses desde que oficialmente teníamos un socio, pero un socio con opiniones, una opinión que conllevaba hacer algo que había estado evitando hacer desde que salí de NY, volver a aquel lugar, pero antes debía llevar a mi pequeña al colegio.Me levanté y vestí, prepare café y luego de servirme una taza fui hasta donde estaba mi bella Allegra, aún dormía, mi bebe estaba hermosa y a punto de cumplir sus dos años, quién diría que después de todo lo que pasó llegara ella, con su sonrisa, con esos ojos que me derriten, suspiro, como los de su padre. Niego con la cabeza y dejo mi tazón sobre la mesa de noche y comienzo a despertarla, debe irse a la guardería en unos veinte minutos.– Mamá – mi pequeña hablaba – quiero ir contigo – sus pucheros hacen latir mi corazón, pero debo negarme.– Esta vez no, pequeña – bate sus pestañas – no me convencerás – ella ríe y el solo hecho de escuchar su melodiosa risa me recargo de energías.Esa
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Capítulo VIII
Massimo Onuris– Podríamos salir a cenar esta noche – escuchaba a Georgina hablar – mis padres estarán en la ciudad la semana que viene, les gustaría vernos – sonrió – Bebe, necesitamos comprar una casa, quiero que comencemos a planificar …– ¿Planificar qué? – pregunté, hablando por primera vez desde que llegó y se metió a mi oficina – Georgina, cuéntame, ¿planificar qué? – volví a preguntar y la vi caminar hasta mí, sentándose en mi regazo y corriendo mi laptop.– Nuestra vida, mi amor, hay que planificar nuestra vida – la mire sorprendido y saque sus manos de mi cuello - ¿Qué pasa, Massimo? ¿Por qué estás tan esquivo? – se estaba volviendo a molestar.– Ya lo hablamos – solo conteste – es un tema zanjado, planifica tú, pero yo no participaré – se levantó y caminó hasta el sofá - ¿fuiste a ver al doctor? – pregunté, volviéndome a mis documentos.– No, creo que ya no me está haciendo bien – cerré los ojos y respiré profundo.– Teníamos un trato, Georgina, tú debías hacer tu tratamien
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Capítulo IX
Dulce GarcíaEl avión aterrizaba en NY, aún no sabía si había tomado la decisión correcta, pero necesitaba hacer esto, no era por mí, era por el hombre que en algún momento amé, aunque cuestionablemente aún sentía mucho por él, mucho que no reconocería tan fácilmente.Solo necesita que esta situación no me afectara, Massimo ya tenía una vida, lo único que yo quería era que se diera cuenta de que no era culpable de una situación que la naturaleza hizo, yo estuve sola, sin él, todo mi embarazo, viaje solo para contarle, pero lo vi con otra mujer de la mano, siendo que hace menos de dos meses me estaba jurando amor eterno y ni por eso, o por estrés perdí a mi hermosa hija.Tengo tantas cosas de la cuales puedo culpar, pero nada que lo mortifique, que haga que toda esa seguridad se esfume, la azafata me avisa que llegamos y que todo fue un éxito, estamos en el avión privado de la familia Rossi, apenas pongo un pie en la escalerilla me doy cuenta de que está amaneciendo, mi hija duerme en
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