Dulce GarcíaEl avión aterrizaba en NY, aún no sabía si había tomado la decisión correcta, pero necesitaba hacer esto, no era por mí, era por el hombre que en algún momento amé, aunque cuestionablemente aún sentía mucho por él, mucho que no reconocería tan fácilmente.Solo necesita que esta situación no me afectara, Massimo ya tenía una vida, lo único que yo quería era que se diera cuenta de que no era culpable de una situación que la naturaleza hizo, yo estuve sola, sin él, todo mi embarazo, viaje solo para contarle, pero lo vi con otra mujer de la mano, siendo que hace menos de dos meses me estaba jurando amor eterno y ni por eso, o por estrés perdí a mi hermosa hija.Tengo tantas cosas de la cuales puedo culpar, pero nada que lo mortifique, que haga que toda esa seguridad se esfume, la azafata me avisa que llegamos y que todo fue un éxito, estamos en el avión privado de la familia Rossi, apenas pongo un pie en la escalerilla me doy cuenta de que está amaneciendo, mi hija duerme en
Massimo OnurisMi madre me apresura, termino de colocarme la corbata dentro del carro, mientras veo como mi hermana revisa algunas pautas, entiendo que algo no salió como lo esperaba, por ello me quedo en silencio hasta que solicite mi ayuda. Cuando llegamos había algunas mesas armadas, enseguida me dejé guiar por mi olfato, había algo dulce que se me hacía familiar.– ¿De dónde sacaste esto? – pregunte a mi hermana indicando una mini torta de fruto rojo – está delicioso – ella se encogió de hombros.– Robert me contacto con una pastelería española, son exquisitos – golpeo mi mano – pero prueba de los que están atrás, esta es exposición para los asistentes – rodé los ojos y cuando me disponía a ir tras bambalinas llegaron Robert y James Rossi. Traían caras de pocos amigos, creo que puedo adivinar por qué.– No lo entiendo, es una arpía – James suelta un suspiro – sé que fue ella, es la única que nos vio ese día – están muy molesto – espero que todo el teatro se le caiga, está desquici
Dulce García.Nerviosa, esa era la palabra que me describe en este minuto, había esperado este momento toda una semana, la semana que me tomo decidir y empacar mi vida en España y devolverme hasta aquí, pero sin dejar de ver el norte, todo esto puede salir muy bien o muy mal, eran dos filos en la misma daga,Solté un suspiro y James me dijo que me tranquilizara, no pasaría nada, eran sus palabras favoritas que a pesar de que vinieran de otra persona, no calmaban mi ímpetu.– Cambiarás de bailarín – dijo sonriente – él ya sabe que estás aquí – informo y yo solo asentí.– Vamos a hacer algo – hable llamando su atención – cuando Massimo se acerque me das una vuelta, dejándome frente a él y luego tú te vas – asintió.– Hablen ¿OK? – asentí – hace poco su familia tuvo un encuentro con el padre de Georgina, ellos se fueron de esta gala, pero esa mujer no lo dejara tranquilo – buena información – deja todo lo malo que puedas pensar fuera, y abre la mente, escúchalo, aunque sea repetitivo, es
Massimo Onuris¡Mi hija! Estreche a Dulce entre mis brazos mientras veía como un doctor examinaba a nuestra hija, mis ojos se habían cristalizado y por tercera vez en la noche tenía un nudo en la garganta, uno que amenazaba con hacerme llorar como un crío, sin consuelo, sin estabilidad emocional, pero con fuerzas, ya no estaba solo, no podía simplemente dejarme estar, debía ser el hombre que ellas necesitaban.El doctor nos dio buenas noticias, solo había sido una descompensación, pero debía hacerle un chequeo completo, respiramos más tranquilos y enseguida saqué mi tarjeta de debajo de la manga y pedí que la trasladaron a una habitación privada, con las mejores atenciones, de esa forma subimos al quinto pido, mi hija estaba dormida y con Dulce teníamos espacio de conversar.– Lo descubrí dos meses después de que me fui – se adelantó ella y con su mirada fija en mi reacción comenzó a hablarme – por eso, viaje hasta acá, por eso te espera a la salida de la empresa, pero cuando vi que h
Dulce García. Estaba cansada, me dolía el cuerpo, los pies, sobre todo, cuando Massimo salió de la habitación aproveche de sacar los tacones y buscar en la cartera que me había preparado Mara algo de ropa, me alegré cuando vi unos jeans y una blusa, pero sobre todo cuando vi unos botines, rápido me metí al baño y retire mi vestido, y coloque mi ropa normal, retire algo del exagerado maquillaje de noche y solo me vi más natural, sin todo el maquillaje se me notaba demasiado la falta de sueño. Apenas termine salí a ver a mi pequeña, ella dormía plácidamente, sabía que los cambio le harían mal, pero no pensé que fuera justo en este momento, ahora solo podía pensar en cómo los presentaría, Allegra siempre ha sido una niña que entiende a pesar de su corta edad, pero jamás ha tenido un padre, puede que lo tome de forma natural, rezo porque lo tome de forma natural. Massimo entro a la habitación y tomo mi bolso, indicándome que ya todo estaba listo, reí al verlo meter su corbata entre mis
Massimo OnurisMe quedé pegado en la puerta cuando la cerré, los recuerdos me embargaron, la entrada del pasillo, la puerta y la habitación detrás de ella, aquí había sucedido todo, aquí nos habíamos jurado amor eterno, pero fuera de esas paredes no fuimos capaces de sostener nuestras promesas, nuestro futuro se nos escapó de las manos.Restregué mi rostro y me saque de la burbuja que estaba construyendo, eso era pura oscuridad, de pronto escuche unas risas, mis dos mujeres estaba al teléfono, escuchaba hablar a varias personas, sabía que eran sus amigos, deben estar preocupados por ellas, pero el solo escuchar como Dulce le pedía algunas medidas a su amigo Ángel, me sacaba de mis casillas.Caminé rápido hasta mi despacho, allí me quedé de pie recordando que no había nadie para celarla, que no éramos nada más que padres de una hermosa niña, igual a su madre, con mis ojos y que no me conocía, ¡Diablos! Iba cayendo en un precipicio, necesitaba algo para mantener mis impulsos a raya, por
Dulce García.Esta familia es increíble, nos acompañaron gran parte de la familia, los abuelos de mi hija la conocieron, vi como sus ojos brillaban cada vez que mi beba les prestaba un mínimo de atención, era increíble verlo tan inmersos en sus papeles que ni siquiera se dieron el tiempo de discutir o preguntar si realmente es su nieta, creo que él parecido a ellos los sorprendió y como Massimo, ellos tampoco necesitan una prueba de ADN.– Me encanta, habla bien inglés para no ser su idioma – la señora elogió la buena educación de mi hija, mientras que mi pequeña estaba con su abuelo – ¿estaba en alguna guardería en España? – Pregunta.– Sí, la metí a una guardería, apenas cumplió los tres meses – le comenté – estábamos recién constituyendo la pastelería y no podía estar todo el día con ella, por eso preferí elegir un lugar que me diera confianza, aparte su primo, el hijo de mi hermano, estaba en la misma y lo trataban muy bien – seguí amasando mientras le contaba todo esto.– Tomas e
Massimo OnurisUn amargo sabor de boca me había quedado, había perdido a mi mejor amigo y no me arrepentía de ello, ahora solo faltaba aguantar el huracán que sería Georgina una vez que se diera cuenta de que yo había sido quien enviaba esas fotografías, esas ecografías y ese documento en donde el doctor decía el porqué de su pérdida, solté un suspiro y observe como Dulce revisaba el Tablet, ella se había mantenido a mi lado, apoyándome, dándome fuerzas, confianza y seguridad para hacer lo necesario y recuperar mi estabilidad.Sé que esto lo hace por nuestra hija, para que yo sea un padre en todo lo que da la palabra, pero me gusta pensar que está preocupada por mí, en sus palabras aún tenemos una posibilidad, los dos como pareja y estoy dispuesto a esperar y aprovechar esa oportunidad a penas se me dé la posibilidad.Es por eso que quiero dejar todos mis asuntos claros, no me gustaría que el día de mañana Georgina hiciera algo en contra de ellas, no toleraría que Dulce se alejara de