Massimo Onuris¡Mi hija! Estreche a Dulce entre mis brazos mientras veía como un doctor examinaba a nuestra hija, mis ojos se habían cristalizado y por tercera vez en la noche tenía un nudo en la garganta, uno que amenazaba con hacerme llorar como un crío, sin consuelo, sin estabilidad emocional, pero con fuerzas, ya no estaba solo, no podía simplemente dejarme estar, debía ser el hombre que ellas necesitaban.El doctor nos dio buenas noticias, solo había sido una descompensación, pero debía hacerle un chequeo completo, respiramos más tranquilos y enseguida saqué mi tarjeta de debajo de la manga y pedí que la trasladaron a una habitación privada, con las mejores atenciones, de esa forma subimos al quinto pido, mi hija estaba dormida y con Dulce teníamos espacio de conversar.– Lo descubrí dos meses después de que me fui – se adelantó ella y con su mirada fija en mi reacción comenzó a hablarme – por eso, viaje hasta acá, por eso te espera a la salida de la empresa, pero cuando vi que h
Dulce García. Estaba cansada, me dolía el cuerpo, los pies, sobre todo, cuando Massimo salió de la habitación aproveche de sacar los tacones y buscar en la cartera que me había preparado Mara algo de ropa, me alegré cuando vi unos jeans y una blusa, pero sobre todo cuando vi unos botines, rápido me metí al baño y retire mi vestido, y coloque mi ropa normal, retire algo del exagerado maquillaje de noche y solo me vi más natural, sin todo el maquillaje se me notaba demasiado la falta de sueño. Apenas termine salí a ver a mi pequeña, ella dormía plácidamente, sabía que los cambio le harían mal, pero no pensé que fuera justo en este momento, ahora solo podía pensar en cómo los presentaría, Allegra siempre ha sido una niña que entiende a pesar de su corta edad, pero jamás ha tenido un padre, puede que lo tome de forma natural, rezo porque lo tome de forma natural. Massimo entro a la habitación y tomo mi bolso, indicándome que ya todo estaba listo, reí al verlo meter su corbata entre mis
Massimo OnurisMe quedé pegado en la puerta cuando la cerré, los recuerdos me embargaron, la entrada del pasillo, la puerta y la habitación detrás de ella, aquí había sucedido todo, aquí nos habíamos jurado amor eterno, pero fuera de esas paredes no fuimos capaces de sostener nuestras promesas, nuestro futuro se nos escapó de las manos.Restregué mi rostro y me saque de la burbuja que estaba construyendo, eso era pura oscuridad, de pronto escuche unas risas, mis dos mujeres estaba al teléfono, escuchaba hablar a varias personas, sabía que eran sus amigos, deben estar preocupados por ellas, pero el solo escuchar como Dulce le pedía algunas medidas a su amigo Ángel, me sacaba de mis casillas.Caminé rápido hasta mi despacho, allí me quedé de pie recordando que no había nadie para celarla, que no éramos nada más que padres de una hermosa niña, igual a su madre, con mis ojos y que no me conocía, ¡Diablos! Iba cayendo en un precipicio, necesitaba algo para mantener mis impulsos a raya, por
Dulce García.Esta familia es increíble, nos acompañaron gran parte de la familia, los abuelos de mi hija la conocieron, vi como sus ojos brillaban cada vez que mi beba les prestaba un mínimo de atención, era increíble verlo tan inmersos en sus papeles que ni siquiera se dieron el tiempo de discutir o preguntar si realmente es su nieta, creo que él parecido a ellos los sorprendió y como Massimo, ellos tampoco necesitan una prueba de ADN.– Me encanta, habla bien inglés para no ser su idioma – la señora elogió la buena educación de mi hija, mientras que mi pequeña estaba con su abuelo – ¿estaba en alguna guardería en España? – Pregunta.– Sí, la metí a una guardería, apenas cumplió los tres meses – le comenté – estábamos recién constituyendo la pastelería y no podía estar todo el día con ella, por eso preferí elegir un lugar que me diera confianza, aparte su primo, el hijo de mi hermano, estaba en la misma y lo trataban muy bien – seguí amasando mientras le contaba todo esto.– Tomas e
Massimo OnurisUn amargo sabor de boca me había quedado, había perdido a mi mejor amigo y no me arrepentía de ello, ahora solo faltaba aguantar el huracán que sería Georgina una vez que se diera cuenta de que yo había sido quien enviaba esas fotografías, esas ecografías y ese documento en donde el doctor decía el porqué de su pérdida, solté un suspiro y observe como Dulce revisaba el Tablet, ella se había mantenido a mi lado, apoyándome, dándome fuerzas, confianza y seguridad para hacer lo necesario y recuperar mi estabilidad.Sé que esto lo hace por nuestra hija, para que yo sea un padre en todo lo que da la palabra, pero me gusta pensar que está preocupada por mí, en sus palabras aún tenemos una posibilidad, los dos como pareja y estoy dispuesto a esperar y aprovechar esa oportunidad a penas se me dé la posibilidad.Es por eso que quiero dejar todos mis asuntos claros, no me gustaría que el día de mañana Georgina hiciera algo en contra de ellas, no toleraría que Dulce se alejara de
Dulce García.– ¿Salió del país? – pregunté y Mara asintió – facilidad de cubrir sus intenciones – estaba molesta, aún no habíamos hecho mucho, Georgina se merecía un escarmiento, pero su padre nos quitó ese gusto - ¡Que rabia! Como quisiera que ese hombre la dejara a su suerte, como puede cubrir tanta maldad con un viaje.– No lo hará, solo retrasara lo que todos sabemos qué pasará – Mara se queda viendo hacia la ventana, creo que no fue bueno decir eso en voz alta – recuerda que el padre de tu hija mataría por ella, no debes escupir hacia el cielo – ella tenía razón.– Lo siento, tienes razón – acepté y ella sonrió – ¿Nicolás te dijo algo más? – negó con la cabeza - ¿puedo preguntar algo personal? – asintió. – ese hombre, Nicolás, ¿te interesa? – las dos nos quedamos en silencio.– Hace algunos años nos encontramos, los dos más jóvenes, los dos con menos responsabilidades, pero él me dejó claro que no necesitaba una relación – mi amiga se puso de pie – yo lo respeté y desaparecí.
Massimo OnurisMi corazón estaba a mil, lo que había pasado recién había sido un sueño, sus labios sobre los míos, ese sutil movimiento, solté un suspiro y casi caigo al suelo, ella había dicho que sí, había puesto fecha, que nervios, enseguida me puse en contacto con mi hermana, ella sería mi cómplice, necesitaba un restaurante con bonita vista, pero no se me venía a la mente nada.– ¿Y en tu oficina? Digo, los ventanales dan una hermosa vista, puedo contratar un cáterin, alguien que cocine, que sirva y que luego se marchen – su idea no era mala – me encargaría de arreglar, decorar y preparar algo a media luz, con un bonito ambiente y algunas decoraciones del tipo romántico …– Me gusta la idea, quiero algo reservado, pero romántico, sin gente a nuestro alrededor, cosa que se nos dé mucha privacidad – mi hermana se reía al otro lado de la línea – esto debe ser especial, pero no muy extravagante, ¿entiendes? – pregunté nervioso aún.– Sí, comprendo perfectamente – de pronto escuche un
Dulce García– ¿Dónde vas? – pregunte cuando Massimo tomó algunas de sus cosas y las metió en un bolso de viaje, para luego meter su laptop – aún es temprano para que te cambies de recámara – él me sonrió y se me acercó.– Saldré, tengo que encargarme de algunas cosas antes de que nos vayamos a cenar – pasó su mano por mi cintura y acerco nuestros cuerpos – la idea es que todo sea perfecto, más si es para una mujer como tú – esa sonrisa ladina que me derretía estaba en su rostro.Poco a poco se acercó a mí y dejó un beso en mi mejilla, mordí mi labio y lo sentí soltarse, luego se fue a ver a nuestra hija y prometiendo pasar por mí a las ocho y treinta, salió de nuestra habitación.Sonreí y me dejé caer sobre la cama, ¿será esto muy rápido? No lo sabía, solo me encogí de hombros y disfrute de esa felicidad momentánea que me estaba regalando la vida, luego de haberme dado de bruces en los últimos dos años, suspire y me giré hacia mi hija, ella dormía con una sonrisa en el rostro, creo q