NARRA BERENICE Inhalo y exhalo. Otra vez, repito lo mismo. Cuento hasta el infinito así logro serenarme. ¿En qué estaba pensando cuando lo besé de esa forma? Digo, no está mal porque no era el primer beso que nos dábamos, pero si el primero que iniciaba yo de esa manera desesperada y hasta me animaría a decir salvaje. Me mojé la nuca por, ya ni recuerdo cuantas veces y me miré al espejo. Mis mejillas estaban rojas y calientes, mis pupilas dilatadas y mis labios hinchados. Si no nos hubiéramos encontrado en uno de los hoteles más importantes de la cuidad, seguro estaríamos entregándonos el uno con el otro. Sinceramente, moría porque ese momento llegara, cada vez que estaba cerca de él soy una persona completamente distinta, con él me siento viva, querida, deseada y también mujer, pero me encantaría saber que se siente ser su mujer. Hasta a mí misma me da vergüenza mis pensamientos, pero cuando dos personas se quieren el afecto físico y el deseo es normal, ¿O no? Sé que nuestra relaci
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