Jeremith se percató que se encontraba en un lujoso hotel de la ciudad de Chicago, subió al ascensor y regresó a la habitación, tomó su billetera, miró hacia la cama preguntándose por dentro en todo lo que había sucedido, no recordaba absolutamente nada, decidió llamar a Arturo desde el teléfono de mesa, pues no tenía el celular, Arturo no contestó el teléfono, entonces le marcó a Reymond, su otro primo.—Reymond, es Jeremith.—¡Jeremith! Al fin apareces, ¿dónde has estado metido todo este tiempo?—¿Qué? ¿De qué hablas? Anoche estuvimos en ese bar.—¿Te refieres al bar donde fuimos hace dos días? Oye, te estuviste divirtiendo en grande, pero mi tía te quiere matar, si no fuera porque andas con Arturo y habríamos llamado a la policía.—No tengo idea de dónde se encuentra Arturo.—Bueno, ven a la oficina, te perdiste la junta, después iremos a la mansión, no olvides que hoy le partiremos al abuelo su pastel de cumpleaños durante el almuerzo.—¿Pero qué día es hoy?—Lunes.—El sábado fuim
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