Ya estaba por amanecer cuando Perla llegó a su casa, Jeremith la acompañó hasta la puerta, allí con algo de nostalgia le dijo:—Adiós Perla, esta será la última vez que nos veamos.—Sí. —Perdóname por mis malas actitudes contigo.Ella abrió la puerta, entró a la casa.—Gracias, a pesar de tus malas actitudes sé que en el fondo eres un buen hombre, te deseo suerte, también consigas esa mujer que te merezca.—Gracias por desearme cosas buenas, yo también te deseo suerte y que tú hermano se recupere pronto.—Gracias. —Jeremith parecía que no deseaba marcharse, en cambio Perla expresaba lo contrario con su lenguaje corporal, entró y agarró la puerta con ganas de cerrarla. Jeremith al fin se marchó, Perla entró a su habitación, dejó el maletín que llevaba sobre la cómoda, luego se sentó en la cama, pensó en Jeremith y en todo lo que estaba sucediendo, luego en voz baja comentó:—Creo que en el fondo debes tener virtudes, no mereces que Arturo te engañe, nadie merece que lo engañen, menos
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