Arturo y el abuelo regresaron de Alemania, él le preguntó a Reymond por Jeremith y Perla.—¿Cómo van las cosas con Jeremith y Perla?—La verdad no sé ni qué pensar acerca de cómo van las cosas entre ellos.—¿Por qué?—Jeremith no ha querido firmar la anulación del matrimonio. —Arturo sonrió, se sintió satisfecho por dentro, porque al menos seguían casados, sus planes continuarían adelante ahora que él estaba de regreso.—Lo sabía, Jeremith está perdidamente enamorado de perla.—No creo que esté enamorado de ella, más bien está encaprichado, ¿sabes por qué? porque Perla lo rechaza, por alguna razón ella no desea que él se le acerque; eso lo tiene loco, Jeremith no entiende que esa es la estrategia que esa mujer está usando para retenerlo a su lado, quién sabe con qué planes, seguramente desea aprovecharse de su fortuna, ese tipo de mujeres no valen la pena, son unas trepadoras.—Yo apuesto a que si está enamorado de ella, ¿acaso no la has visto? Perla es demasiado hermosa, yo en lugar
Perla intentó dormir, pero no tenía sueño, se levantó de su cama y se acercó a la puerta que daba hacia el balcón. Decidió salir al exterior a pesar de que estaba haciendo frío. El balcón se extendía a lo largo de las habitaciones y la sala del apartamento. Ella no se dio cuenta que la puerta del balcón de Jeremith estaba abierta, se quedó allí observando el panorama de la ciudad. Pasaron algunos minutos, de pronto Jeremith también salió al balcón a fumar un cigarrillo, Perla rápidamente se escondió detrás de una la columna, no se atrevió a moverse y se quedó allí como plantada en la pared; de pronto oyó la vibración del celular de Jeremith, él se sentó en una silla que había y dejó el teléfono sobre la mesa de centro con la cámara frontal mirando hacia él, pues era una vídeo llamada. Una mujer con acento español le habló.—¿Cómo estás guapo?—Bien aquí en mi apartamento, ¿Y tú cómo estás?También estoy en mi apartamento muy aburrida, creí que vendrías a visitarme como siempre lo hace
Él dejó de besarla por un momento, agarró su cara con ambas manos y mirándola a los ojos le dijo:—Quédate conmigo, este matrimonio fue una locura pero… ¡esta locura me encanta! —Perla recordó la farsa del matrimonio—. No me digas que no, con ese beso me demostraste qué sientes por mí lo mismo que yo siento por ti, debemos estar juntos. —Ella se detuvo, sabía perfectamente que no podía engañarlo.—Jeremith, no debe ser.—¿Por qué no debe ser? Ya estamos casados y nos amamos, todos estos días que he estado aquí contigo me he dado cuenta qué somos el uno para el otro. —Perla se iba a negar por miedo, pero Jeremith no la dejó hablar y comenzó a besarla.—Vamos a intentarlo, si algo sale mal, al menos los hemos intentado.—Tu familia no lo va a permitir.—No me importa lo que ellos digan, no te voy a llevar a la mansión, sé que te harán la vida imposible, viviremos en nuestra propia casa, haremos nuestro nido de amor, voy a protegerte.—No sé qué tan correcto sea para ti que estemos junto
En la mansión hubo revuelo cuándo Jeremih le dijo a la familia qué se iba a mudar a su casa ya vivir con su esposa. —Altagracia estaba alterada y le dijo:—No puedo creer que mi hijo haya decidido quedarse con esa mujer tan de baja categoría.—Quiero que de ahora en adelante la respeten, Perla es mi esposa y merece que se le trate como tal.El abuelo llegó más tarde y lo pusieron al tanto de lo que Jeremith estaba por hacer, discutieron en la sala, Arturo estaba en el segundo piso y se quedó en el rellano de la escalera escuchando la discusión. El abuelo estaba furioso y gritó como un león.—¿Qué clase de locura es esta qué estás por cometer? ¿Acaso perdiste los estribos?—Ya tomé la decisión de irme a vivir con Perla, nadie me va hacer cambiar de parecer.—Si te vas con esa mujer tendrás que atenerte a las consecuencias, te quitaré la presidencia de la compañía y todos los beneficios que te he dado.—Toda mi vida me he esmerado mucho en hacer las cosas como te agradan abuelo, mi matr
Jeremith fue a la mansión a buscar unos archivos en el estudio, de pronto el abuelo, Altagracia y Ximena llegaron, invadiendo el lugar donde él estaba, Jeremith en cuanto los vio se puso a la defensiva, en la expresión de su rostro y en su lenguaje corporal se notaba su incomodidad y su predisposición a discutir con su familia.—¿Qué es lo que quieren ahora?Dijo en un tono de voz arrogante, el abuelo respondió:—Solo queremos decirte que hemos decidido aceptar a Perla en esta casa. —A Jeremith le pareció que había escuchado mal y se rió con sarcasmo.—O estoy soñando, o tengo que lavarme bien los oídos; mejor repite lo que dijiste abuelo, porque no estoy seguro sí te escuché bien. —el abuelo puso una dura expresión, se molestó por el tono lleno de sarcasmo con que Jeremith le habló.—Soy un hombre de palabras claras, sabes muy bien que nunca me ando con rodeos, desde que eras un niño lo sabes.—¿De verdad decidieron así como así aceptar a mi esposa en esta casa?—Por supuesto, ¿porque
Perla quedó de encontrarse con Savannah en un café, no se habían visto las caras desde que Perla hizo el viaje a Houston con su madre y su hermano, mientras tomaban el café le contó todo lo que había sucedido con Jeremith, como buena amiga que era, Savannah se puso contenta.—Eso que me estás contando parece que estoy viendo una película de un cuento de hadas, es increíble qué el daño que Arturo intentó hacerles haya terminado convirtiéndose en una linda historia de amor. ¿Y tú cómo te sientes al respecto? —Perla sonrió y puso una mirada soñadora.—Me siento dichosa, Jeremith es maravilloso, me trata como una reina, es un hombre tan dulce y cariñoso —Suspiró—. Me siento enamorada.—Nunca te vi tan entusiasmada con ningún otro, ni siquiera con… Damián, así conocimos a Arturo. —Perla bajo la mirada por un momento, luego con enojo contra Arturo agregó:—Arturo está muy lejos de parecerse a Jeremith, es un miserable mentiroso, creo que le tiene envidia.—Aun no entiendo por qué hizo esa
AL OTRO DÍAFátima, la madre de Silvana llegó a la mansión de la familia Hamilton cómo a las diez de la mañana, Altagracia la recibió en la sala con un abrazo y un beso en la mejilla.—¿Cómo estás Fátima?—Muy bien, aunque estoy un poco preocupada, por eso decidí venir a visitarte.—Pasa siéntate y charlemos. —¿El abuelo Hamilton se encuentra?—No, viajó a la hacienda, se fue desde muy temprano en la avioneta, llegará al final de la tarde, sino eso en la noche. —ambos se sentaron en el sofá Fátima dejó su bolso a un lado entonces Altagracia le dijo: —¿Qué es lo que te tiene preocupada?—Se trata de mi hija y tu sobrino, Silvana está sufriendo por lo que ya tú y yo sabemos, porque él se casó de repente con una mujer de baja condición, cómo podrás comprender Silvana está destrozada y no sabe qué pensar al respecto, siente que él la menospreció y la cambió por una mujer de muy baja categoría. —Altagracia sintió vergüenza .—Es cierto — Puso cara de Lamento—. Jeremith se dejó envolver p
Transcurrieron los días y todo parecía estar bien. Perla dejó pasar otra semana sin contarle a Jeremith acerca de su embarazo. Decidió decírselo ese día, planeó una cena para relajarse conversando, luego le diría la verdad. como no recibió ningún ataque de la familia, ella comenzó a convencerse al igual que Jeremith, que de verdad la familia Hamilton la había aceptado como un miembro más. El día anterior fueron a almorzar con ellos a la casa, de igual modo todos se comportaron como si en verdad la hubieran aceptado, el plan que habían tramado lo están perfeccionando cada día más, ahora Jeremith no tenía ninguna duda, su familia había aceptado a su esposa y estaba muy tranquilo con ello. Ese día después del almuerzo todos en la mansión subieron a descansar; pero Perla aún se sentía extraña en esa casa y le daba vergüenza meterse a la misma habitación con Jeremith a pesar de que eran esposos, por ello aún se encontraban en la sala.—No tiene porqué darte vergüenza, eres mi esposa y