En la mansión hubo revuelo cuándo Jeremih le dijo a la familia qué se iba a mudar a su casa ya vivir con su esposa. —Altagracia estaba alterada y le dijo:—No puedo creer que mi hijo haya decidido quedarse con esa mujer tan de baja categoría.—Quiero que de ahora en adelante la respeten, Perla es mi esposa y merece que se le trate como tal.El abuelo llegó más tarde y lo pusieron al tanto de lo que Jeremith estaba por hacer, discutieron en la sala, Arturo estaba en el segundo piso y se quedó en el rellano de la escalera escuchando la discusión. El abuelo estaba furioso y gritó como un león.—¿Qué clase de locura es esta qué estás por cometer? ¿Acaso perdiste los estribos?—Ya tomé la decisión de irme a vivir con Perla, nadie me va hacer cambiar de parecer.—Si te vas con esa mujer tendrás que atenerte a las consecuencias, te quitaré la presidencia de la compañía y todos los beneficios que te he dado.—Toda mi vida me he esmerado mucho en hacer las cosas como te agradan abuelo, mi matr
Jeremith fue a la mansión a buscar unos archivos en el estudio, de pronto el abuelo, Altagracia y Ximena llegaron, invadiendo el lugar donde él estaba, Jeremith en cuanto los vio se puso a la defensiva, en la expresión de su rostro y en su lenguaje corporal se notaba su incomodidad y su predisposición a discutir con su familia.—¿Qué es lo que quieren ahora?Dijo en un tono de voz arrogante, el abuelo respondió:—Solo queremos decirte que hemos decidido aceptar a Perla en esta casa. —A Jeremith le pareció que había escuchado mal y se rió con sarcasmo.—O estoy soñando, o tengo que lavarme bien los oídos; mejor repite lo que dijiste abuelo, porque no estoy seguro sí te escuché bien. —el abuelo puso una dura expresión, se molestó por el tono lleno de sarcasmo con que Jeremith le habló.—Soy un hombre de palabras claras, sabes muy bien que nunca me ando con rodeos, desde que eras un niño lo sabes.—¿De verdad decidieron así como así aceptar a mi esposa en esta casa?—Por supuesto, ¿porque
Perla quedó de encontrarse con Savannah en un café, no se habían visto las caras desde que Perla hizo el viaje a Houston con su madre y su hermano, mientras tomaban el café le contó todo lo que había sucedido con Jeremith, como buena amiga que era, Savannah se puso contenta.—Eso que me estás contando parece que estoy viendo una película de un cuento de hadas, es increíble qué el daño que Arturo intentó hacerles haya terminado convirtiéndose en una linda historia de amor. ¿Y tú cómo te sientes al respecto? —Perla sonrió y puso una mirada soñadora.—Me siento dichosa, Jeremith es maravilloso, me trata como una reina, es un hombre tan dulce y cariñoso —Suspiró—. Me siento enamorada.—Nunca te vi tan entusiasmada con ningún otro, ni siquiera con… Damián, así conocimos a Arturo. —Perla bajo la mirada por un momento, luego con enojo contra Arturo agregó:—Arturo está muy lejos de parecerse a Jeremith, es un miserable mentiroso, creo que le tiene envidia.—Aun no entiendo por qué hizo esa
AL OTRO DÍAFátima, la madre de Silvana llegó a la mansión de la familia Hamilton cómo a las diez de la mañana, Altagracia la recibió en la sala con un abrazo y un beso en la mejilla.—¿Cómo estás Fátima?—Muy bien, aunque estoy un poco preocupada, por eso decidí venir a visitarte.—Pasa siéntate y charlemos. —¿El abuelo Hamilton se encuentra?—No, viajó a la hacienda, se fue desde muy temprano en la avioneta, llegará al final de la tarde, sino eso en la noche. —ambos se sentaron en el sofá Fátima dejó su bolso a un lado entonces Altagracia le dijo: —¿Qué es lo que te tiene preocupada?—Se trata de mi hija y tu sobrino, Silvana está sufriendo por lo que ya tú y yo sabemos, porque él se casó de repente con una mujer de baja condición, cómo podrás comprender Silvana está destrozada y no sabe qué pensar al respecto, siente que él la menospreció y la cambió por una mujer de muy baja categoría. —Altagracia sintió vergüenza .—Es cierto — Puso cara de Lamento—. Jeremith se dejó envolver p
Transcurrieron los días y todo parecía estar bien. Perla dejó pasar otra semana sin contarle a Jeremith acerca de su embarazo. Decidió decírselo ese día, planeó una cena para relajarse conversando, luego le diría la verdad. como no recibió ningún ataque de la familia, ella comenzó a convencerse al igual que Jeremith, que de verdad la familia Hamilton la había aceptado como un miembro más. El día anterior fueron a almorzar con ellos a la casa, de igual modo todos se comportaron como si en verdad la hubieran aceptado, el plan que habían tramado lo están perfeccionando cada día más, ahora Jeremith no tenía ninguna duda, su familia había aceptado a su esposa y estaba muy tranquilo con ello. Ese día después del almuerzo todos en la mansión subieron a descansar; pero Perla aún se sentía extraña en esa casa y le daba vergüenza meterse a la misma habitación con Jeremith a pesar de que eran esposos, por ello aún se encontraban en la sala.—No tiene porqué darte vergüenza, eres mi esposa y
Altagracia entró al estudio a buscar un documento que necesitaba, lo buscó en una gaveta, cuando encontró la carpeta donde estaba la sacó y la puso sobre el escritorio, de pronto vio el sobre con el logo de la clínica, le llamó la atención, ella conocía muy bien ese logo, pues la clínica pertenecía a un médico amigo de la familia, allí era donde todos los Hamilton asistían a consulta médica y a realizarse los exámenes. Lo agarró y leyó:"Perla Brown" Sacó de este la hoja y vio que se trataba de una prueba de embarazo:"Negativo" De inmediato notó que el material de la hoja no era el mismo de siempre, ello le pareció extraño, aunque le dio mucha alegría que Perla no estuviera embarazada, pensó en hablar con Jeremith y advertirle en que no fuera a embarazar a Perla hasta asegurarse que ella fuera la indicada. Ese día Jeremith fue a almorzar con la familia y Perla fue con su madre. Antes del almuerzo Altagracia llamó a Jeremith y le dijo que la acompañara al estudio, cuando estaban all
Esa noche Perla tardó en dormirse, Jeremith trabajó hasta tarde en el estudio de la casa, la mañana cuando ella despertó, él ya se había alistado para salir a la oficina, Perla se sentó en la cama, Jeremith se estaba poniendo el reloj y volteó a mirarla.—¿Cómo amaneciste? —Perla recordó la discusión del día anterior, agachó la mirada y en un tono frío respondió:—Bien.—¿Amaneciste de mal humor? —Ella se levantó de la cama y se puso un abrigo encima.—No estoy de mal humor.—¿Por qué esa cara entonces? —No estoy de mal humor.—¿Entonces?—Anoche estuve pensando muy bien las cosas.—Espero que hayas decidido dejar esas amistades que tienes.—No, he decidido que no voy a continuar contigo, es mejor que me vaya de esta casa. —Jeremith se rió.—¿Me estás diciendo que dejaras todo por quedarte con esa vulgar amiguita que tienes? ¿Vas a dejarme por seguir tu amistad con esa prostituta? —Perla se enojó.—No le digas así.—Sabes que es una prostituta, de esas que se acuesta con sus clientes
Perla se agarró del barandal y miró hacia el exterior de dónde es alcanzaba ver un área de la ciudad, suspiro profundo para calmar un poco la preocupación que sentía en ese momento, estaba bastante alterada, no sabía cómo iba arreglar esta situación, por más que Jeremith dijera que debían intentar estar juntos, ella presentía y ni en balde que esa relación no llegaría a ninguna parte. Arturo apareció de repente como salido de las sombras del pasillo, ella lo miró con desagrado y le dijo:—¿Qué haces aquí? —Quiero estar contigo a solas, aunque sea por un momento. —Perla giró hacia la entrada del salón para marcharse, no quería estar con él, Arturo la agarró del brazo y la detuvo.—Tenemos qué hablar.—¿Hablar de qué?—De nosotros.—Ese nosotros no existe.—Por supuesto que existe, o me vas a decir que de verdad te vas a quedar con el idiata de mi primo cuando es a mí a quien amas.—No te amo —No te creo, eres mía, tu corazón me pertenece, nadie deja de amar a alguien en tan poco tie