Perla quedó de encontrarse con Savannah en un café, no se habían visto las caras desde que Perla hizo el viaje a Houston con su madre y su hermano, mientras tomaban el café le contó todo lo que había sucedido con Jeremith, como buena amiga que era, Savannah se puso contenta.—Eso que me estás contando parece que estoy viendo una película de un cuento de hadas, es increíble qué el daño que Arturo intentó hacerles haya terminado convirtiéndose en una linda historia de amor. ¿Y tú cómo te sientes al respecto? —Perla sonrió y puso una mirada soñadora.—Me siento dichosa, Jeremith es maravilloso, me trata como una reina, es un hombre tan dulce y cariñoso —Suspiró—. Me siento enamorada.—Nunca te vi tan entusiasmada con ningún otro, ni siquiera con… Damián, así conocimos a Arturo. —Perla bajo la mirada por un momento, luego con enojo contra Arturo agregó:—Arturo está muy lejos de parecerse a Jeremith, es un miserable mentiroso, creo que le tiene envidia.—Aun no entiendo por qué hizo esa
AL OTRO DÍAFátima, la madre de Silvana llegó a la mansión de la familia Hamilton cómo a las diez de la mañana, Altagracia la recibió en la sala con un abrazo y un beso en la mejilla.—¿Cómo estás Fátima?—Muy bien, aunque estoy un poco preocupada, por eso decidí venir a visitarte.—Pasa siéntate y charlemos. —¿El abuelo Hamilton se encuentra?—No, viajó a la hacienda, se fue desde muy temprano en la avioneta, llegará al final de la tarde, sino eso en la noche. —ambos se sentaron en el sofá Fátima dejó su bolso a un lado entonces Altagracia le dijo: —¿Qué es lo que te tiene preocupada?—Se trata de mi hija y tu sobrino, Silvana está sufriendo por lo que ya tú y yo sabemos, porque él se casó de repente con una mujer de baja condición, cómo podrás comprender Silvana está destrozada y no sabe qué pensar al respecto, siente que él la menospreció y la cambió por una mujer de muy baja categoría. —Altagracia sintió vergüenza .—Es cierto — Puso cara de Lamento—. Jeremith se dejó envolver p
Transcurrieron los días y todo parecía estar bien. Perla dejó pasar otra semana sin contarle a Jeremith acerca de su embarazo. Decidió decírselo ese día, planeó una cena para relajarse conversando, luego le diría la verdad. como no recibió ningún ataque de la familia, ella comenzó a convencerse al igual que Jeremith, que de verdad la familia Hamilton la había aceptado como un miembro más. El día anterior fueron a almorzar con ellos a la casa, de igual modo todos se comportaron como si en verdad la hubieran aceptado, el plan que habían tramado lo están perfeccionando cada día más, ahora Jeremith no tenía ninguna duda, su familia había aceptado a su esposa y estaba muy tranquilo con ello. Ese día después del almuerzo todos en la mansión subieron a descansar; pero Perla aún se sentía extraña en esa casa y le daba vergüenza meterse a la misma habitación con Jeremith a pesar de que eran esposos, por ello aún se encontraban en la sala.—No tiene porqué darte vergüenza, eres mi esposa y
Altagracia entró al estudio a buscar un documento que necesitaba, lo buscó en una gaveta, cuando encontró la carpeta donde estaba la sacó y la puso sobre el escritorio, de pronto vio el sobre con el logo de la clínica, le llamó la atención, ella conocía muy bien ese logo, pues la clínica pertenecía a un médico amigo de la familia, allí era donde todos los Hamilton asistían a consulta médica y a realizarse los exámenes. Lo agarró y leyó:"Perla Brown" Sacó de este la hoja y vio que se trataba de una prueba de embarazo:"Negativo" De inmediato notó que el material de la hoja no era el mismo de siempre, ello le pareció extraño, aunque le dio mucha alegría que Perla no estuviera embarazada, pensó en hablar con Jeremith y advertirle en que no fuera a embarazar a Perla hasta asegurarse que ella fuera la indicada. Ese día Jeremith fue a almorzar con la familia y Perla fue con su madre. Antes del almuerzo Altagracia llamó a Jeremith y le dijo que la acompañara al estudio, cuando estaban all
Esa noche Perla tardó en dormirse, Jeremith trabajó hasta tarde en el estudio de la casa, la mañana cuando ella despertó, él ya se había alistado para salir a la oficina, Perla se sentó en la cama, Jeremith se estaba poniendo el reloj y volteó a mirarla.—¿Cómo amaneciste? —Perla recordó la discusión del día anterior, agachó la mirada y en un tono frío respondió:—Bien.—¿Amaneciste de mal humor? —Ella se levantó de la cama y se puso un abrigo encima.—No estoy de mal humor.—¿Por qué esa cara entonces? —No estoy de mal humor.—¿Entonces?—Anoche estuve pensando muy bien las cosas.—Espero que hayas decidido dejar esas amistades que tienes.—No, he decidido que no voy a continuar contigo, es mejor que me vaya de esta casa. —Jeremith se rió.—¿Me estás diciendo que dejaras todo por quedarte con esa vulgar amiguita que tienes? ¿Vas a dejarme por seguir tu amistad con esa prostituta? —Perla se enojó.—No le digas así.—Sabes que es una prostituta, de esas que se acuesta con sus clientes
Perla se agarró del barandal y miró hacia el exterior de dónde es alcanzaba ver un área de la ciudad, suspiro profundo para calmar un poco la preocupación que sentía en ese momento, estaba bastante alterada, no sabía cómo iba arreglar esta situación, por más que Jeremith dijera que debían intentar estar juntos, ella presentía y ni en balde que esa relación no llegaría a ninguna parte. Arturo apareció de repente como salido de las sombras del pasillo, ella lo miró con desagrado y le dijo:—¿Qué haces aquí? —Quiero estar contigo a solas, aunque sea por un momento. —Perla giró hacia la entrada del salón para marcharse, no quería estar con él, Arturo la agarró del brazo y la detuvo.—Tenemos qué hablar.—¿Hablar de qué?—De nosotros.—Ese nosotros no existe.—Por supuesto que existe, o me vas a decir que de verdad te vas a quedar con el idiata de mi primo cuando es a mí a quien amas.—No te amo —No te creo, eres mía, tu corazón me pertenece, nadie deja de amar a alguien en tan poco tie
Perla salió al jardín, Jeremith se acercó al bar y pidió una copa de vino tinto, Reymond se acercó a él y le dijo:—¿Qué está pasando entre Perla y tú? —No lo sé —Dijo consternado—. Es que parece que no estamos de acuerdo en nada, a ella le molesta mi manera de pensar y a mí me molesta la suya.—Es natural que eso esté pasando, por algo existe la fase del noviazgo, para conocer al otro y descubrir si pueden hacer una vida juntos. —Hubo una pausa por varios segundos, Jeremith se quedó pensativo, luego Reymond continuó:—¿Estás seguro que amas a Perla? ¿Tú amor por ella es lo suficientemente grande como para superar todas las diferencias que existen entre ambos?—Si, la amo.—¿Estás dispuesto a pagar el precio? Mírate, esta noche que es tu noche donde todos están admirando al nuevo director de Hamilton Inversiones, esta es una de las noches más importantes de tu vida profesional, deberías estar disfrutando, tu esposa también, sin embargo ella se marchó al jardín y te dejó plantado, por
Perla tomó un taxi, cuando este arrancó Jeremith salió del club, pero ya era tarde ella se había marchado.Se quedó pensando, por su mente resonaban sus palabras:«Estoy embarazada»«Te mentí porque no quería abortar, es mi bebé»Reymond salió a buscarlo.—Creí que te había ido.—Aun no, pero lo haré.—No puedes marcharte, Perla tampoco debió hacerlo.—Ni tú ni nadie la aprecia, ella no se siente bien en medio de todos cuando sabe que la menosprecian.—Pues dile a tu esposa que no sea tan dramática, eres testigo de que todos la hemos tratado bien. Vamos adentro, no hagas que él abuelo se enoje, recuerda que Dimitri regresó y está al acecho de tu puesto, aprovechará cualquier error que comentas para mal ponerte delante del abuelo.—Tienes razón, pero…—Te peleaste con Perla.—Antes sí, pero nos reconciliamos.—¿Entonces por qué te ves tan preocupado? —Jeremith se agarró la barbilla y le dijo:—Perla está embarazada.—¡¿Qué?! ¿Pero por qué la embarazaste? Es muy pronto.—Fue la noche de