Perla se agarró del barandal y miró hacia el exterior de dónde es alcanzaba ver un área de la ciudad, suspiro profundo para calmar un poco la preocupación que sentía en ese momento, estaba bastante alterada, no sabía cómo iba arreglar esta situación, por más que Jeremith dijera que debían intentar estar juntos, ella presentía y ni en balde que esa relación no llegaría a ninguna parte. Arturo apareció de repente como salido de las sombras del pasillo, ella lo miró con desagrado y le dijo:—¿Qué haces aquí? —Quiero estar contigo a solas, aunque sea por un momento. —Perla giró hacia la entrada del salón para marcharse, no quería estar con él, Arturo la agarró del brazo y la detuvo.—Tenemos qué hablar.—¿Hablar de qué?—De nosotros.—Ese nosotros no existe.—Por supuesto que existe, o me vas a decir que de verdad te vas a quedar con el idiata de mi primo cuando es a mí a quien amas.—No te amo —No te creo, eres mía, tu corazón me pertenece, nadie deja de amar a alguien en tan poco tie
Perla salió al jardín, Jeremith se acercó al bar y pidió una copa de vino tinto, Reymond se acercó a él y le dijo:—¿Qué está pasando entre Perla y tú? —No lo sé —Dijo consternado—. Es que parece que no estamos de acuerdo en nada, a ella le molesta mi manera de pensar y a mí me molesta la suya.—Es natural que eso esté pasando, por algo existe la fase del noviazgo, para conocer al otro y descubrir si pueden hacer una vida juntos. —Hubo una pausa por varios segundos, Jeremith se quedó pensativo, luego Reymond continuó:—¿Estás seguro que amas a Perla? ¿Tú amor por ella es lo suficientemente grande como para superar todas las diferencias que existen entre ambos?—Si, la amo.—¿Estás dispuesto a pagar el precio? Mírate, esta noche que es tu noche donde todos están admirando al nuevo director de Hamilton Inversiones, esta es una de las noches más importantes de tu vida profesional, deberías estar disfrutando, tu esposa también, sin embargo ella se marchó al jardín y te dejó plantado, por
Perla tomó un taxi, cuando este arrancó Jeremith salió del club, pero ya era tarde ella se había marchado.Se quedó pensando, por su mente resonaban sus palabras:«Estoy embarazada»«Te mentí porque no quería abortar, es mi bebé»Reymond salió a buscarlo.—Creí que te había ido.—Aun no, pero lo haré.—No puedes marcharte, Perla tampoco debió hacerlo.—Ni tú ni nadie la aprecia, ella no se siente bien en medio de todos cuando sabe que la menosprecian.—Pues dile a tu esposa que no sea tan dramática, eres testigo de que todos la hemos tratado bien. Vamos adentro, no hagas que él abuelo se enoje, recuerda que Dimitri regresó y está al acecho de tu puesto, aprovechará cualquier error que comentas para mal ponerte delante del abuelo.—Tienes razón, pero…—Te peleaste con Perla.—Antes sí, pero nos reconciliamos.—¿Entonces por qué te ves tan preocupado? —Jeremith se agarró la barbilla y le dijo:—Perla está embarazada.—¡¿Qué?! ¿Pero por qué la embarazaste? Es muy pronto.—Fue la noche de
Jeremith se quedó un rato en el cóctel, conoció a nuevas personas del gremio inmobiliario, algunos provenían de México, Hamilton Inversiones había invertido en nuevos proyectos en Acapulco. Jeremith pretendía retirarse en irse a casa con Perla, pero el abuelo le reprochó delante de Dimitri y de Arturo.—¿Cómo pretendes dejar a todos plantados solo porque tú muejrcita no quiso quedarse un rato más? no es correcto lo que haces, esa no debe ser la actitud de un alto ejecutivo como tú. —Arturo le puso la mano en el hombro a Jeremith y con una voz apasible le dijo:—El abuelo tiene razón, eres un alto ejecutivo, esta noche estás representando a la familia, no puedes márchate sin una buena razón, Perla está bien en tu casa, nada le va a pasar.—Tienes razón, Perla comprenderá.Pasaron varios minutos, Arturo salió al jardín y sacó el celular, marcó el número de teléfono de la casa de Jeremith, Perla se había cambiado de ropa y se puso el pijama, estaba frente a la cómoda soltando el moño de
Jeremith llegó a la casa en la madrugada, entró a la habitación sin hacer ruido, se quitó la chaqueta y la corbata, después se subió a la cama, Perla estaba acostada de medio lado mirando hacia la orilla, él se acercó y en baja preguntó:—¿Estás despierta?—Si, ¿cómo te fue?—Bien.—¿Seguro?—Si. —Perla se volteó y quedó de frente con él, lo miró a los ojos.—¿Qué decidiste?—Si te refieres a tu embarazo estoy feliz, voy a ser papá, ya era hora.—Creí que te ibas a enojar porque falsifiqué la prueba.—Yo fuí el que te puse en ese aprieto, te pido perdón.—No me pidas perdón por favor.—¿Por qué? —Perla pensó dentro de sí:"Porque aún hay muchas cosas que te estoy ocultando."—¿Por qué te quedas callada?—No es necesario que me pidas perdón. —Jeremih beso sus labios con amor, se quedó mirándola fijamente, luego le dijo:—Cuando te miro no sé qué es lo que me produce, cada vez que te veo siento la inmensidad del universo dentro de mí, como si mi corazón se llenará de vida solo al contemp
Al medio día Dimitri llegó al comedor, como siempre con sus hombros erguidos y saludó a los presentes, luego se sentó en la silla de Jeremith, la del lado derecho del abuelo, Altagracia le dijo:—¿Por qué usas la silla de Jeremith? —Él puso una expresión algo burlesca y miró a todas partes, luego miró el reloj.—Ya son las doce y dos minutos, Jeremith no llegó, por lo visto su flamante esposa lo detuvo. —Arturo estaba sentado junto a Ximena, en secreto estaba anhelando que Dimitri soltara la bomba. Él abuelo preguntó:—¿Por qué Jeremith no está? Él sabe que el almuerzo de los sábados en familia es una tradición a la que no puede faltar. —Altagracia ya estaba enterada de que Jeremith se había ido de viaje.—Salió de la ciudad.—¿A dónde se supone qué se marchó sin ni siquiera avisarme?—La verdad no lo sé papá, llamó al mayordomo y me dejó el mensaje avisando que no vendría.—Hay que ver que Jeremith está cambiando demasiado, últimamente hace cosas que me hacen sentirlo como a un extr
Jeremith y Perla llegaron a una casa que él tenía en Punta Cana, esta quedaba en un complejo turístico cerca de la playa, en un hermoso lugar apartado del bullicio de la ciudad. Era una casa muy hermosa, de dos niveles y con muchos ventanales, en su mayoría con vista al mar. Una mucama tenía todo preparado, había arreglado la habitación principal para recibir al joven heredero con su esposa, ella se llamaba Rosa. También había llevado a un chef el cual les preparó un delicioso almuerzo.Los dos fueron a la habitación, Jeremith le dijo:—¿Te gusta la casa?—Es muy hermosa. Él le tocó la mejilla y sonrió mientras la miraba a los ojos.—No sé por qué siento que este viaje es tan especial, aún no logro entender cómo has logrado hacer que mi vida tenga sentido, hasta un corto viaje como este ahora es especial gracias a ti. —Perla sonrío cándidamente y agachó la mirada por un momento, luego le dijo:—Yo tampoco logro entender nada de lo que sucede entre los dos, es que todo ha sucedido dem
En la noche Jeremith estaba en la sala esperando a Perla para marcharse juntos al yate. Se deslumbró al verla llegar a donde él estaba. Ella llevaba puesto un vestido largo de seda color azul celeste, este tenía un aspecto delicado, con volados que caían como cascadas a lo largo de su cuerpo, el color resaltaba sobre su piel blanca y tersa. Su cabello ondulado atrajo a Jeremith como un imán, una sonrisa de satisfacción se dibujó en su rostro, dio algunos pasos y se acercó a Perla, levantó la mano y tocó su cabello.—¡Estás tan hermosa!—Gracias. —Respondió Perla con una sonrisa como de candidata de belleza. Jeremith observó su cuello, allí colgaba una fina cadena de oro que Perla siempre usaba, de inmediato pensó en comprarle un collar, ya era hora de que su esposa poseyera lindas y costosas joyas dignas de la esposa de un millonario. No se aguantó las ganas y le dio un beso en los labios, en sus adentros se dijo:"Qué extraño que antes no la haya atrapado otro hombre, es tan hermosa,