MÍAAl final de la semana habíamos hecho planes para ir todos al festival de verano. Era un plan imperdible en estas fechas. Después de la pandemia, la gente estaba loca por hacer algo diferente en la ciudad y los parques estaban a punto de reventar.Me dio la impresión de que Joa no quería venir, así que le pregunté cuando llegamos, y nos sentamos debajo de unos de los árboles del parque Simón Bolívar. La vista del lago era preciosa y, a pesar del sol, el clima era agradable.—¿Tenías otros planes para hoy?Me mira extrañado.—No, ¿por qué?—Porque pareces incómodo, como si no quisieras estar aquí. Podemos irnos si quieres.No tenía ningún problema con pasar otro fin de semana con él, viendo películas en mi cuarto.—Te ves contenta de estar aquí.—No siempre se trata de mí, Joaquín.—Difiero.—No cambies el tema. Anda, dime, ¿Qué tienes?Sin importar la gente que estaba alrededor, ni siquiera nuestros amigos, que se encontraban a pocos metros, me senté a horcajadas sobre sus piernas
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