JOAQUÍNSu cuarto es justo como lo imaginé. Muy ella. Grande, espacioso y colorido, lleno de vida. Su cama es enorme, dos mesas de noche, tocador y sofá esquinero. Todo en madera antigua, muchos colores. Las paredes son violetas y verde menta. Cortinas coloridas y en el techo cuelgan muchos atrapasueños de todos los tamaños y colores. Además, tiene muchos cojines en la cama y el sofá.En unas de sus mesitas de noche tiene una fotografía, la tomo y veo a una Mía mucho más joven con su padre y una mujer que debe ser su madre.—Es mamá ¿Era hermosa, verdad? —pregunta mientras me abraza por detrás.—Muy hermosa, igual que tú. Te pareces mucho a ella.—Sí. A ella le encantaba decir que éramos hermanas. Era una mujer muy jovial y alegre. Éramos muy unidas, mi mejor amiga. También discutíamos mucho. Ambas teníamos un temperamento fuerte. Aunque no lo creas, tengo mi genio. No querrás conocerme molesta.—Quiero conocerte toda, completa, lo bueno, lo malo, molesta, contesta, alegre, triste. Co
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