Un hombre, casi de la misma edad que el padre de Lena, quizás con unos años más, estaba sentado en frente de ellos con una gran sonrisa en el rostro, recibió a su padre con un gran abrazo y por supuesto no pudieron faltar los puros. Lena nunca pudo entender cómo es que las personas adineradas hacían esas clases de cosas, ella al igual que aquel sujeto era importante y vivía de la forma menos costosa posible, lo más caro que podía tener, estaba en su casa y los cuidaba con mucho, comprendió el valor de los esfuerzos que se hacen para obtener todas aquellas cosas. — Que bueno que hayas venido Lena, tu madre me habló mucho de ti, incluso sé que también tienes tu propia empresa, felicidades. — el hombre le tiende la mano y ella la recibe por educación. — Me alegro que hayas aceptado la propuesta. — Bueno… En realidad vine junto a mi padre porque voy a declinar esa oferta, ya que debe haber otra forma con la que nos podamos entender a la perfección, sin llegar hasta esos extremos del mat
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