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¿Conocen la escena de Shrek cuando va a conocer a los padres de Fios y están cenando en un silencio incómodo? Bueno, exactamente esa es la situación que está viviendo Lena junto a su padre y su amiga. 

— Es un gusto conocerlo señor Summer. — Berth habla para aliviar el ambiente. — Me llamo Bethany Wells.

— Mucho gusto Bethany, es la primera vez que conozco a una amiga de mi hija. 

— Pues las hubieras conocido no pasarás trabajando. — responde Lena. 

— Amiga ya por favor. — Beth le lanza una mala mirada. 

— Es imposible que sea condescendiente con él, cuando nunca lo fue conmigo. 

Él padre baja su mirada apenado por la actitud de su única hija, definitivamente había le había hecho un gran daño, así que irreparable. 

— Yo no quiero provocar malos términos entre ustedes, será mejor que me marche. — Se levanta de la mesa sin ni siquiera probar las sopas que su hija le preparó. 

— No señor Summer, por favor quédese, es entendible el desconcierto de Lena, pero ella también debe entender que usted está pasando por algo realmente triste. — Lena coloca los ojos en blanco. — Mejor cuéntenos cómo lo podemos ayudar. 

Tanto padre como hija se lanzan miradas. 

— Hay una forma de levantar nuevamente la empresa. — Comienza a hablar. — Uno de mis socios estará dispuesto a invertir y confiar en nosotros si… Lena se casa con su hija. 

— No. — Responde Lena a secas. — No me pienso casar con alguien que no conozco de absolutamente nada. 

— Hija, el matrimonio no será para toda la vida, si quieres 6 meses o 1 año después te puedes separar de él. 

— Papá me parece injusto, porque tu elegiste a tu otra familia, antes que a mi. 

— ¡Basta! — el hombre golpea su mano en la mesa. las dos chicas se sobresaltan ante la reacción inesperada del hombre. — ¡Tú no tienes idea por lo que he pasado mi esposa murió, estuve muchas veces a punto de colgarme de una viga! ¡¿Pero quién iba a cuidar de mi hija?! ¡Nadie lo iba hacer, así que comencé a trabajar todos los días para mantener mi mente despejada! — Hace una pausa tomando aire. — ¡Conocí a una mujer ambiciosa, que estaba dispuesta a todo para estar conmigo y la acepte, nos casamos y ahora había alguien más en mi vida, pero no me llenaba nada, porque seguía amando a tu madre! — las lágrimas bajaban por sus mejillas como si fueran una cascada. — ¿Y qué recibo a cambio? ¡El desprecio de mi hija y ahora literalmente soy una persona en situación de calle, porque no tengo casa!

Tanto Lena como Beth quedan en completo silencio, mientras ven cómo el hombre suelta todo lo que estaba sintiendo en aquel momento. y es que su hija nunca lo pudo haber sabido, porque ?¿Cómo le dices a tu hija de diez años que tienes depresión y te quieres suicidar? eso era imposible de digerir inclusive para él mismo.

— Con esto no pretendo dar lastimas así que será mejor que me vaya, gracias por haberme recibido y Beth un gusto conocerte, se nota que eres una gran amiga. 

Él señor Summer desaliñado sale del departamento.

— Ve por él Lena. — Beth mira con seriedad a su amiga. — Y si es posible habla con su socio y lleguen a un acuerdo si no quieres casarte con su hijo. Si no lo haces ahora lo más probable es que nunca más vuelvas a ver a tu padre ¿Realmente quieres eso? 

Sin pensarlo dos veces se levantó de su asiento y antes de salir tomó dos chamarras, afuera ya hacía mucho frío como para que su padre se enfermase ahora. 

— Papá. — llama la atención del hombre que esperaba el elevador.

— En serio que no quiero que me tomes como lastima Lena, ahora tienes una nueva vida y no pretendo dañarla nuevamente. 

— No digas estupideces. — Las puertas del elevador se abren. — Mejor vamos a comprarte otra ropa, puede que ahora no tengas los millones de antes, pero eres mi padre y no puedes vestir así. — suben al elevador. — Ten, esta chamarra es del novio de Beth, la deja aquí cuando se queda con nosotras

— Gracias. — Toma la chamarra y se la coloca cubriendo lo mugriento que lucía. 

Él señor Summer no era tan señor como suena, a sus 50 años se había conservado muy bien, la mayor parte de su vida hizo deporte, así que lucía fornido, sus ojos eran azules y una barba tupida. cualquier otra mujer se fijará rápidamente en él. Lena tenía un poco de él, sobre todo en el color de ojos, pero definitivamente era idéntica a su madre, con su melena castaña y larga, con una tez bronceada. 

 Las puertas del elevador se abren dejando ver el primer piso. 

— Buenas noches señorita Summer. — Saluda el guardia de seguridad del edificio

— Que tengas una linda noche Angel. — le sonríe. 

Al salir a la calle el frío no tardó en hacer acto de presencia.

— Por aquí hay unas tiendas muy lindas, para salir un poco de apuros, podemos comprar allí. 

— Cómo más te convenga hija. — Respondió encogiéndose de hombros tratando de entrar en calor con la chamarra. 

— Mientras, cuentame quien es ese socio. 

— Sus hijos hace siete años tuvieron un accidente, uno lamentablemente falleció y el otro… quedó en silla de ruedas. — Lena se detiene en seco para ver a su padre. — Su hijo pasó de ser un gran hombre, a ser… el más ermitaño del mundo, y mi socio cree que conociendo a una mujer puede cambiar. 

— Eso suena muy absurdo. — hace una mueca de incredulidad. — Papá, debe haber otra forma en la que te pueda ayudar, así que iré contigo hasta donde está tu socio y hablaremos. 

— ¿Crees que existe una posibilidad? 

— Siempre hay una posibilidad, así que no te preocupes, hallaremos la mejor solución. 

A la mañana siguiente. 

— Hace mucho que no estaba en este lugar. — Habla Lena al estar en frente de su antigua casa, ahora perteneciente a su madrastra. — ¿Está seguro que podemos desalojarla? 

Lena mira a su abogado, decidió traerlos para resolver los temas legales que su padre había tenido ya que los de él decidieron bajarse del barco al ver que no había nada de dinero. 

— Bajo la palabra del señor Summer, esa casa no puede quedarsela porque también le pertenece a usted señorita Lena. 

— Entonces saquemos a esa perra de mi casa. 

En la entrada se encontraban dos guardias de seguridad, los cuales le pidieron que se detuviera. 

— ¿Quiénes son? — Pregunta el hombre del lado del piloto. 

— La verdadera pregunta es¿Quiénes son ustedes y qué hacen en mi propiedad? 

— Esta propiedad es de la señora Elizabeth, identifiquese. 

— A la m****a con ustedes. — Lena presiona el acelerador y pasa bajo todos los reproches de los hombres.

El abogado, su padre y ella se bajan del auto y se dirigen a la puerta, la abren gracias a la llave que tenía su padre. 

— Llamen a un camión para que vengan a retirar todas estas porquerias. — Le dice a una mujer que pasaba por el lugar. 

— Disculpe señorita ¿Quién es usted? 

— Soy Lena Summer dueña de esta casa, la cual es habitada por dos inquilinas no deseadas. 

Desde un pasillo se comienzan a escuchar unos tacones, todos miran en aquella dirección y la verdadera cara de la bruja aparece, la impotencia se apoderó de Lena, aquella mujer era una arpía que pretendía quedarse con todo pero no lo iba hacer, durante todo el vuelo de regreso su padre colocó todas las cartas clara sobre la mesa, demostrando que ella ni su hija podían quedarse con algo que llevase el nombre de Lena. 

— Vaya, vaya, pero miren a quien tenemos aquí. a la best seller del momento, que grata sorpresa Lena querida. 

— No venimos con rodeo Elizabeth, necesito que desalojes mi casa en estos momentos. 

— ¿Perdón? — se hace la desentendida. — Esta casa ya no les pertenece, es lo que me corresponde por el divorcio. 

— Esta casa por herencia me corresponde a mi, por si no lo sabía, mi padre y mi madre la construyeron con todo su trabajo y al momento de ella morir la mitad de la casa me corresponde a mí, esta escrita en el testamento de mamá y la otra mitad tambien me corresponderia si mi padre llegase a fallecer. 

— Pero tu padre se casó nuevamente, así que también me corresponde esta casa. 

— Mira Elizabeth, todos aquí nos ahorramos mucho tiempo si desalojas mi casa, pero si no quieres mi abogado te entregará la siguiente carta. 

El abogado saca un sobre de su maletín y se lo tiende a la mujer. Ella lo toma con incredulidad. 

— No voy a salir de mi casa, me pertenece. 

— Ok, como no se llegó a una conciliación, no me queda de otra que vernos en los juzgados y toda pertenencia de mi padre que también lleve mi nombre se te quitara hasta que quedes en la m*****a calle, mientras eso sucede todas las personas que laboran en esta casa está suspendida de sus labores.

Lena noto que varios trabajadores ya se encontraban alrededor tragándose todo el chisme de los jefes. 

— Ahora, si no te llegas a presentar en la corte, venderé la casa al banco y tú te verás en la penosa necesidad de deambular. — Una sonrisa de satisfacción se dibuja en el rostro de Lena. — Bueno, ya terminamos aquí, ahora debo matar otro pájaro.

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