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Un hombre, casi de la misma edad que el padre de Lena, quizás con unos años más, estaba sentado en frente de ellos con una gran sonrisa en el rostro, recibió a su padre con un gran abrazo y por supuesto no pudieron faltar los puros. Lena nunca pudo entender cómo es que las personas adineradas hacían esas clases de cosas, ella al igual que aquel sujeto era importante y vivía de la forma menos costosa posible, lo más caro que podía tener, estaba en su casa y los cuidaba con mucho, comprendió el valor de los esfuerzos que se hacen para obtener todas aquellas cosas. 

— Que bueno que hayas venido Lena, tu madre me habló mucho de ti, incluso sé que también tienes tu propia empresa, felicidades. — el hombre le tiende la mano y ella la recibe por educación. — Me alegro que hayas aceptado la propuesta. 

— Bueno… En realidad vine junto a mi padre porque voy a declinar esa oferta, ya que debe haber otra forma con la que nos podamos entender a la perfección, sin llegar hasta esos extremos del matrimonio.

De inmediato la expresión del hombre cambió. 

— Nosotros no acordamos esto Alonso. — se refiere al padre de Lena. 

— Señor, estamos en el siglo 21 los arreglos matrimoniales nunca van a terminar bien y está científicamente comprobado.

— ¿Dime algo Lena. ¿Alguna vez has visto como tu hijo se muere en vida?  

— No. — Responde a secas. 

— Mi hijo era el mejor en todo, era divertido, le iba bien en sus clases, se graduó de la universidad con Summa cum laude. Hasta que una fatídica tarde lo dejó en silla de ruedas, él perdió todas las esperanzas. Porque aquella tarde también perdí a mi hijo menor y él a su hermanito.

— Es muy triste por lo que su familia está pasando, pero… no es justificación para un matrimonio arreglado, si queremos ser socios, podemos hacerlo de otra manera. 

— No hay otra manera señorita Summer, esa es mi única condición. 

Lena le lanza una mirada a su padre, el cual tiene su mirada gacha y jugaba con sus dedos, lucía como todo un niño regañado, pero para Lena aquello era inconcebible. una boda para ella era algo sagrado, algo que va a durar para toda la vida, porque el vínculo de parejas se fortifica y se vuelven uno solo, ahora imaginen vivir con alguien que a raíz de su desgracia, vive amargado y sin ganas de nada, para algo estaban los centros de rehabilitación, no un matrimonio. 

— Papá…

— Entendería si dices que no cariño, sé que no está en tu planes casarte con alguien extraño. 

— Papá actualmente gano lo suficiente como para poder mantenerte, pensé que podíamos llegar a algo con tu socio, pero… ¿Casarme? no lo sé. 

— No pienses esto cómo un “Me van a obligar a casarme” piensalo cómo “Mi padre podría resurgir como el ave fénix” — él socio habla metiéndose en la conversación de padre e hija.

— Lo siento viejo amigo, pero si mi hija no quiere hacer esto, creo que será mejor dejar todo. 

— Está bien. — el socio asiente con su cabeza. — La propuesta sigue en pie, si la señorita llega a cambiar de opinión nuestras puertas están abiertas. 

Un sentir en el corazón de Lena la estaba haciendo cambiar de opinión, ¿Conocen esa sensación de pérdida? Su padre ya estaba enfermo con su salud mental y perderlo sería fatal, no quería perder lo último de su familia. ¿Se iba a arrepentir? eso era algo que debía descubrir por sí sola. En sus historias se dedicó a escribir  de hombres idealizados por ella, esperaba encontrar un hombre que la amase a pesar de todo, pero si para conocerlo debía pasar por un gran bache en la carretera lo haría. 

— Acepto. — Suelta Lena llamando la atención de los dos hombres. 

— Lena…. — Alonso intenta detenerla.

— Está bien papá, aceptare la propuesta de él señor, pero con una condición. 

— Adelante señorita Summer. 

— Me casare con su hijo solamente por un año y nuestros bienes claramente estarán separados, no tendremos hijos y mucho menos relaciones sexuales. ?Trato? — Lena le tiende la mano. 

A el hombre se le dibuja una sonrisa en el rostro y toma la mano de la mujer, aquella mujer la cual pronto será su nuera y la última esperanza que tiene para que su hijo por fin reaccione y se de cuenta de lo bella que es la vida y que el pasado debe quedar muy atrás. 

Más sin embargos los pensamientos de Lena la estaban martillando muy fuerte, acabada de “Comprometerse” con un completo extraño, tanto que repudio aquella idea y terminó aceptando, pero su corazón claramente le dictaminó que ese era el camino correcto para la salvación de su única familia. Abrazo con fuerza a su padre y se prometió a sí misma visitarlo muy seguido para evitar que se sintiera solo, ella conocía con exactitud esa sensación de soledad y angustia. 

Los días y semanas pasaron y los dilemas estaban cada vez más latentes, se tomó una buena temporada del trabajo… en pocas palabras iba a trabajar desde casa, Beth pronto llegará, porque dentro de poco se llevara una boda bastante pequeña con personas muy cercana a las dos familias gracias a la petición de Lena, ya que luego de pasar el año ya no habrá contacto con el novio y es mejor evitar altercados y chismes en las revistas. 

Vio su vestido de novias, el cual descansaba en la cama de una de la habitaciones de la gran mansión del nuevo socio, ni siquiera se había tomado el lujo de recorrer todo el lugar porque era simplemente inmenso, así que se encerró en la habitación para esperar a su mejor amiga, peor no iban a ser la únicas dentro de la habitación, ya que otra mujer se encontraba allí organizando todos su maquillajes.

— Que afortunada eres. — Habla la chica mientras acomodaba todo. 

— ¿Por qué lo dices? — Cuestiona Lena. 

— Bueno, te vas a casar con el soltero más codiciado de la ciudad… bueno antes lo era, luego de su accidente desapareció y desde entonces no se muestra en público. 

— Bueno, eso para mi no es un inconveniente. 

— ¿Puedo preguntar donde lo conociste?

— Oye, con todo el respeto que te mereces, tú estás aquí solamente para maquillarme a mi y a mi amiga, no para hacer preguntas. 

— eh… si, lo siento, es que no me gusta cuando el ambiente es muy callado. 

— Está bien, hay muchos temas de los cuales se puede hablar, no solamente del soltero más codiciado. 

— ¿Qué le parece si comenzamos? 

— por favor. 

La chica comenzó con su trabajo, más sin embargo Lena pensaba en aquel hombre codiciado del cual tanto hablaba la maquilladora, nunca antes se le dio por preguntar el nombre de su prometido, simplemente sabía que se iba a casar y eso era todo, en su pensar solamente estab pasar todo un año junto a él y ya esta, nada de sentimientos que los puedan enredar iban a ser simples socios. 

Mientras que la novia se preparaba un testarudo novio se negaba rotundamente a retirarse la barba que cubría casi toda su mandíbula, estaba obstinado y enojado con aquella chica que aceptó las locuras de su padre y el vil acto de querer sacarlo a la calle. a pesar de haber leído la  capitulación prenupcial de ambas partes, se negaba a compartir aire con una completa desconocida, aquello era un acto barbárico y sin piedad para su buen nombre. él ahora no era nadie, era un simple hombre en silla de ruedas que lo piensan tratar como un retardado mental cuando solamente le fallaban las piernas. 

Su madre estaba feliz por las nupcias, sin importar que todo fuera falso, incluso la vio llorar cuando lo obligaron a colocarse uno de esos trajes de su marca favorita, al levantarlo de la silla para admirar por completo la nostalgia lo invadió, aquella m*****a tarde lo perseguirá por el resto de su vida, pensó muchas veces que el Karma no le llegaría porque iba tres pasos adelante, pero ella la recibió de frente y con secuelas casi que irreparable.

— Deja de ser testarudo y déjame quitarte ese mapache muerto de la cara. — Su padre lo tomó de la mandíbula y lo embadurno de crema de afeitar. — Ella es una chica muy bonita y también debes estar a su altura. 

— Quizás sea más alto que ella si no estuviera sentado en esta m*****a silla de ruedas.

— Deja de decir palabrotas hijo, alégrate un poco, esta será tu boda. 

— Esta no es mi boda, es de ustedes con una mujer la cual seguramente está urgida por todo nuestro dinero.

— Pues debo decirte que estás completamente equivocado, porque Lena es una gran escritora y empresaria. 

— Si es tanto ¿Por qué se casa con un invalido? ¿Es mi regalo de Make a wish? 

— Que mal te ves haciendo esas alegaciones hijo, mejor… vuelve a vivir, tú padre y yo te extrañamos muchísimo y queremos a nuestro hijo de vuelta. 

— Ese día sus dos hijos murieron. 

Cómo un evento es capaz de aniquilar el alma de alguien en tan solo unos segundos, dos personas con almas rotas se iban a unir para formar una sola… o lo que sea que se haga, pero mientras que él esperaba en el altar que colocaron en su patio, ella caminaba un poco nerviosa con su única mejor amiga detrás siendo la testigo una boda arreglada. 

Lena permanecía con su mirada fija en un punto que no era el novio, simplemente quería que todo aquello pasase muy rápido sin dejar ninguna huella en pasto, así que cuando su padre la ofreció a los ojos del hombre, simplemente lo tomó de su mano y escuchó las palabras del sacerdote. 

 — Por el poder que se me ha otorgado yo los declaro marido y mujer, puede besar a la novia. 

Ella misma levantó el velo y se inclinó para estar a la altura de aquel hombre. Sus ojos de inmediato se llenaron de sorpresa al ver al sujeto en frente de ella. Pensó que nunca más lo iba a volver a ver, pensó que el destino no le iba a traer aquel amargo recuerdo, pero allí estaba, siendo la señora Wood. Se había casado con aquel elegante hombre que soborno a toda una estación de policía, y su nombre es Elijah Wood. 

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