El tiempo continuó transcurriendo sin detenerse, balancear todos los aspectos de mi vida era completamente agotador, debía ser rey, jinete de dragones, estudiante, asesor, aprendiz de espada y arco, estratega, primo… y humano, pues con frecuencia olvidaba comer o descansar algunas veces, por lo cual recibía fuertes reprimendas por parte de Kaysa, la jefa de servicio de mi palacio, pero, desde que mi madre partió al reino de los dioses, ella había sido como mi nana, casi como una segunda madre para mí y para Prágus, por lo cual era la única que tenía permitido llamarme la atención.Cada mañana tocaba a mi puerta para llevarme el desayuno, o en ocasiones lograba que Likantor modificara un poco mi agenda y pudiera tener al menos unos minutos libres para tomar mis alimentos en la misma mesa que Prágus, de no ser por ella, en verdad no hubiese podido llevar una relación con mi primo, ella era quien se encargaba siempre de ajustar mis múltiples actividades para coincidir con él, aunque sea
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