Ahí estaba yo, parado detrás de un pilar, intentando esconderme de los asesinos de mis padres, mientras el príncipe de fuego peleaba contra cuatro de sus propios hombres por defender mi vida a costa de la suya, porque a pesar de ser hábil con la espada, sus atacantes parecían estar ganando… mientras tanto, otro grupo de invasores corrían hacia la puerta principal. Al seguir a estos últimos con la mirada me percate que lo que intentaban hacer era detener la puerta, impedir que la abrieran… pero la fuerza de mis guerreros pudo más que ellos.
Mi corazón dio un vuelco de alegría cuando las puertas se abrieron de golpe de par en par y un comando de soldados de hielo penetraron al castillo encabezados por Likantor, quien con su espada atravesaría el pecho de varios de los intrusos provocándoles la muerte. La esperanza regresó a mi pecho, sabía que ahora estaría a salvo, al ver como varios de mis guardias se habían situado alrededor de los atacantes amenazándolos con sus espadas para obligarlos a rendirse.
Al ver esto, el hombre que estaba protegiéndome, el supuesto príncipe de fuego, soltó su arma de inmediato, al hacer eso, los cuatro asesinos con los que estaba peleando, soltaron de inmediato sus espadas y se pararon frente a él para dar la impresión de que lo estaban protegiendo, para mí, que lo había visto todo desde el principio, fue muy obvio que su intención era incriminarlo junto a ellos, pero para Likantor y mis guardias, él solo era un asesino más en mi castillo.
En cuanto los sujetaron, salí corriendo detrás del pilar y me abalancé a los brazos del capitán de la guardia, por alguna razón, en mi corazón sabía que podía confiar en él. El de inmediato se puso de rodillas y me rodeo con sus brazos dando gracias a los dioses de que yo estuviera con vida. Me reviso de pies a cabeza a pesar de mi insistencia en decirle que no estaba herido. Aun así, mando a llamar a un doctor para que me atendieran, a lo cual me negué, sabía que mucha gente había sido herida y debían ser atendidos, no sabía si aún había alguien más con vida, pero de inmediato mande a buscar a mi tío y a mi primo… era la única familia que me quedaba y quería asegurarme de no haberlos perdido también…
Likantor me llevaba de la mano en dirección a mi habitación, cuando uno de los guardias se acercó a él, y aunque intento darle la noticia al oído, pude escucharlo con claridad “Los reyes están muertos” … era algo que ya sabía, aunque no lo había visto, era la única razón por la cual ellos no habían salido en mi auxilio, pero a pesar de ser una noticia que ya estaba en mi corazón, el escucharlo y confirmar aquello que yo mismo deseaba negar no me quedo otra opción que creerlo, como si de alguna manera se hubiese hecho realidad una vez que fue pronunciado por la boca de alguien más…
Mi cuerpo se paralizo, mis ojos empezaron a derramar lágrimas sin control alguno, sentí que mis pies comenzaron a temblar mientras mis pequeños puños se cerraban con furia, un grito de dolor y coraje salió desde lo más profundo de mi garganta obligándome a caer sobre mis rodillas.
Likantor me levanto del suelo y me tomó en sus brazos, al mirarme a los ojos, pude ver una lagrima fugitiva escapar y dirigirse al suelo… sabía cuánto quería y respetaba a mis padres, su lealtad hacia ellos y hacia mí era imposible de poner en duda…
“Encuentra al maldito traidor y castígalo junto a los infames asesinos de mis padres, que paguen con sangre su osadía” … esas palabras salieron de mi pecho, cargadas de odio y furia, quería justicia… quería venganza…
Likantor me miro con una expresión de respeto y dolor mezclados, coloco su puño derecho sobre su corazón y con una reverencia respondió…
Así se hará joven príncipe, tiene mi palabra –
Tras decir esto, me llevo a mi habitación y ordeno que varios guardias la custodiaran, mando al doctor y a un par de nanas de su confianza a cuidar de mí. Yo no deseaba estar encerrado, quería estar presente mientras le arrancaban las respuestas a punta de golpes a mis enemigos, quería saber quién los había ayudado a entrar, sabía que había un traidor entre nosotros y no descansaría hasta dar con él y que recibiera su merecido…
Durante un par de días me mantuvieron encerrado en mi habitación, Likantor cada tanto se acercaba a ver si necesitaba algo, sin embargo, realmente aún seguía en estado de shock, no podía dejar de ver por la ventana de mi recamara, sumergido en mis pensamientos y en mi dolor… era casi imposible creer que estuvieran muertos, que no volvería a ver la cara orgullosa de mi padre al verme estudiando o cabalgando, ni sentir los cálidos abrazos de mi madre después de haberme caído de rodillas mientras jugaba en el jardín. Mi vida había cambiado por completo de la noche a la mañana, había dejado de ser un niño al cuidado de sus padres, y empezado a ser un huérfano regente con un gran peso sobre mis hombros. No sabía cómo encontrar al traidor, ni que haría una vez que lo encontrara, ¿Cómo demonios sabrían como gobernar un reino? Estaba aterrado y furioso a la vez, sé muy bien que mi padre aborrecía la venganza y mi madre detestaba la violencia, pero ellos ya no estaban ahí conmigo, y eso se lo debía a un desgraciado que ayudo a nuestros enemigos a cruzar las fronteras de nuestro reino y adentrarse en los muros del palacio, no podía menos que sentir rabia absoluta, las lágrimas de tristeza y enojo se mezclaban y se derramaban en silencio mientras apretaba mis dientes por el día y abrazaba mis rodillas por la noche. En mi vida había sentido tanto dolor e impotencia al mismo tiempo.
Había pasado dos días sin deseos de comer ni dormir, mis ojos se sentían cansados y secos de tanto llorar, mi cuerpo temblaba de agotamiento, inhale profundamente, y saque el aire despacio, intentando recuperar un poco de la vida que se me había escapado desde esa fatídica noche. Me asomé por la ventana y pude percatarme al fin del ruido y el movimiento a mi alrededor. Al escuchar unas risas de niños, me incliné un poco más sobre la ventana para poder contemplar aquello que había atraído mi atención… y ahí estaba, bajo mi mirada, extendiéndose al pie de mi palacio, magnifico y lleno de vida, pero a la vez tan indefenso y necesitado de una guía y protección… mi pueblo… mi gente… ya no estaba mi padre para resguardarlos, ni mi madre para guiarlos, ahora esa era mi responsabilidad, mía y de nadie más…
Sabía que, a partir de ese día, mi sonrisa se había ido al cielo junto con mi madre y mi bondad había partido de este mundo junto con mi padre, mi niñez se había terminado y ahora debía tomar el puesto que se me había obligado a aceptar a muy corta edad…
“Ahora seré el regente y protector de mi pueblo, no puedo ser débil ni piadoso con nuestros enemigos, deberé ser implacable con aquellos que desean nuestro fin, el reino de fuego conocerá mi furia y mi venganza y algún día los vere desplomarse del cielo envueltos en sus mismas llamas infernales suplicando clemencia”
Estas fueron las palabras que se grabaron en mi mente y en mi corazón, sellando por fin mis ojos jurando jamás volver a derramar una sola lagrima más, la debilidad era pagada con la muerte, y no iba a permitir que me arrancaran a nadie más de mi lado.
Por la mañana del tercer día, Likantor entro a mi recamara, sentándose en mi cama me pidió que me acomodara a su lado…
Joven príncipe, se bien que lo menos que desea es recordar lo que paso esa noche, pero debo saber de qué manera logro llegar a salvo a la entrada del palacio desde su alcoba sin ser visto por los asesinos. Ya han pasado suficiente tiempo los intrusos en el calabozo, eso lo mantiene débiles y fragmentará sus mentes para poderlos interrogar, pero antes deseo que usted me cuente todo lo que paso esa noche” –
Le relate la historia con la mayor serenidad que pude, contuve mis lagrima con mucho esfuerzo, tragando saliva cada tanto para evitar que ese terrible nudo en la garganta cortara mi voz. Le explique cómo llegue al pasillo y la manera en la que el aparente príncipe del reino de fuego me había cuidado para llevarme con la persona de mi entera confianza.
Obviamente Likantor no creía para nada que las intenciones de ese extraño invasor fueran ciertas, él creía que ese sujeto solo tenía la intención de secuestrarme y usarme como rehén para poder salir vivo de dicha situación, pero yo le insistí, estaba seguro que su intención jamás fue hacerme daño, sin embargo, era un hecho que los motivos para estar dentro del castillo esa noche eran bastante sospechosos.
Likantor accedió a llevarlo frente a mi para que él lo interrogara, a pesar de no estar de acuerdo con exponerme de nuevo frente a los asesinos, no le quedó más opción que obedecer mis ordenes, las cuales habían sido claras y firmes… “sácalo del calabozo y llévalo frente a mi presencia, ahí lo interrogaras, y de no ser de ayuda entonces dejaré que tu decidas su destino” …
Así pues, bajamos al calabozo por él, estando frente a la celda en la cual se encontraban él y los demás miembros del reino de fuego, era un lugar muy frio y obscuro, supongo que esto debilita mucho a la gente de la nación de fuego, ya que todos parecían estar en un estado semi inconsciente, postrados en la húmeda roca del suelo.
Señale con mi dedo al responsable de que aun estuviese vivo, así que Likantor dio una orden y lo sacaron de inmediato del calabozo para llevarlo a una de las habitaciones del palacio y poder interrogarlo sin que se desmayara en el proceso.
Al sacarlo a la luz pude percatarme de todas las heridas que cubrían su cuerpo, era imposible pensar que los guardias contra los que había peleado estuvieran e su lado y aquello hubiese sido solo una pantomima para confundirnos, por la cantidad y gravedad de sus cortes por todo el cuerpo, era evidente que su intención era matarlo… pero ¿por qué?, ¿no era entonces su príncipe?, pero ellos mismos lo nombraron como tal “el príncipe Yuvén” era ilógico pensar que no lo habían reconocido, ya que ellos mismos pronunciaron su rango y nombre seguido de la orden “Mátenlo”… esto era bastante confuso, pero estábamos a punto de obtener respuestas, por las buenas o por las malas de ser necesario…
Likantor se acercó al prisionero y con una voz severa le dijo:- ¿Ves a este pequeño niño?, a él le debes tu vida, el día de hoy serías ejecutado junto con tus colegas, pero él ha pedido que se te otorgue clemencia, pues piensa que lo has salvado de los asesinos de sus padres, y has conseguido esas heridas por protegerlo, por supuesto que yo creo lo contrario, solo estabas llevándotelo para usarlo como rehén, sin embargo, debo escuchar las palabras de mi pequeño príncipe, mucho ha perdido ya como para perder mi lealtad, es por ese motivo que te daré la oportunidad de que me digas como demonios entraron aquí, si me dices la verdad y tu respuesta ayuda a protegernos de un futuro ataque, se te perdonará la vida, de lo contrario, si decides callar o tu respuesta es inservible, serás ejecutado en el momento” –Sus palabras fueron firmes y seguras, la amenaza había llegado fuerte y clara a los oídos del prisionero, así que de inmediato comenzó su relato…Resultó ser el verdadero príncipe de
¡Registren la habitación de mi primo, de la misma manera, cada rincón, cada juguete, cada piedra… que nada quede de pie ni entero de ser necesario! –Likantor se acercó a mí y me pregunto al oídoMajestad, ¿está usted seguro de lo que está pidiendo?, si encuentran algo, su primo podría quedar involucrar, y a pesar de ser tan solo un niño de 7 años, si el consejo y los nobles lo exigen, podría ser severamente castigado, incluso con la muerte junto a su padre –- ¡Haz lo que te ordeno!, de las consecuencias me encargo yo, les guste o no, tenga 8 años o no, ¡ahora soy el rey y mi palabra es ley!, si yo considero que mi primo no estuvo involucrado o no tenía conocimiento deberá ser perdonado, pero si acaso me entero que tenía conocimiento de los sucios planes de su padre y no dijo nada, entonces merecerá un casti
Después del día de la sentencia, pocas veces pude ver a mi primo, entendía su pesar y lo menos que deseaba era perturbarlo aún más, yo mismo hubiese deseado tener tiempo para pasar el duelo por la pérdida de mis padres, pero no podía hacerlo, mis obligaciones y responsabilidades para con mi gente ahora mismo eran más importantes, así que no tuve más que endurecer mi corazón y continuar mi día a día. Pasaron dos semanas desde que la verdad se encontró, y el intruso ya estaba un poco más estable, sus heridas no se habían curado por completo, pero estando en un ambiente tan frio, era imposible que así lo hicieran. Así pues, ordené que se le dieran algunas provisiones y fuera expulsado de mi reino, mi deuda estaba pagada, ya no le debía nada más a ese hijo del fuego, a partir de este momento, nos volveríamos a convertir en enemigos, sin importar si el recuperaba su trono o no. En medio de la noche un grupo de soldados escoltó al príncipe destronado, ordené que se le cubriera el rostro
Desafortunadamente ningún otro noble había podido hacer la conexión con ellos, por los constantes ataques a través de los años, la población de dragones de hielo había mermado drásticamente, en su mayoría, el clan estaba formado por hembras, las cuales eran más pequeñas, eran demasiado valiosas como para arriesgarlas a ser atacadas por los dragones de fuego, quienes las superaban en fuerza y poder. Por esta razón, por generaciones los hombres del reino de hielo habían preferido no hacer vínculo con ellas. Ahora, en el caso de los machos, en verdad eran muy pocos, siendo Krad el de mayor tamaño y el líder del clan, y en general el único que tiene la fuerza suficiente para enfrentar un dragón de fuego, era el único en ser montado por el monarca del reino y con el único con el que se había formado un vínculo, así que nadie más en el reino podría ayudarme en la difícil tarea que se me había presentado en mis manos. - Mi señor, no podemos arriesgarlo, si Krad no lo reconoce como hijo de
No tengo idea de donde salieron esas palabras, simplemente aparecieron en mi mente sin ninguna explicación, pero al parecer eso es lo que debía hacer, ya que Krad de inmediato se agacho frente a mí, haciendo una clase de reverencia con su cabeza para después poner su cara justo frente a la mía.Mi corazón parecía que explotaría de lo rápido que latía, pero esta vez no era movido por el miedo, era la emoción que resultaba de estar frente al alfa de los dragones, entendiéndonos el uno a otro sin necesidad de palabras, me puse de pie y extendí mi mano hacia su enorme rostro, en el momento justo que las yemas de mis dedos tocaron las escamas de su nariz, la sensación de una corriente eléctrica atravesó mi cuerpo hasta golpear fuertemente contra mi pecho lanzándome algunos metros hacia atrás.Al golpear mi espalda contra el suelo, alcance a escuchar el fuerte rugido de Krad y pude sentir como la misma electricidad recorría cada uno de sus nervios de la misma manera como lo había sentido yo
“Lo voy a pensar” …Fueron sus palabras en mi mente mientras desaparecía de enfrente de mi vista mientras seguía cayendo de espaldas, intente buscarlo con la mirada, obligando a mi cuerpo a girarse para quedar boca abajo. Mi corazón casi se detiene al ver lo cerca que estaba de terminar mi camino, cerré mis ojos con fuerza resignando a golpear de cara contra mi destino…“Abre los ojos cachorro insensato” Al obedecer la orden pude verlo justo a tiempo mientras se colocaba debajo de mi para que yo aterrizara sobre su lomo, intentando controlar mi miedo tanto como me fue posible, ajusté mi postura para aterrizar poco delicadamente sobre su espalda, agarrándome con fuerza de donde alcance.Sentí que, si no me abrazaba con firmeza de su cuerpo, la fuerza de mi impacto me haría rebotar hacia afuera de la seguridad de su espalda, permanecí adherido a él como una larva chupasangre se adhiere a su víctima mientras intentaba recuperar el aire que había sido expulsado de mi cuerpo al golpear co
El tiempo continuó transcurriendo sin detenerse, balancear todos los aspectos de mi vida era completamente agotador, debía ser rey, jinete de dragones, estudiante, asesor, aprendiz de espada y arco, estratega, primo… y humano, pues con frecuencia olvidaba comer o descansar algunas veces, por lo cual recibía fuertes reprimendas por parte de Kaysa, la jefa de servicio de mi palacio, pero, desde que mi madre partió al reino de los dioses, ella había sido como mi nana, casi como una segunda madre para mí y para Prágus, por lo cual era la única que tenía permitido llamarme la atención.Cada mañana tocaba a mi puerta para llevarme el desayuno, o en ocasiones lograba que Likantor modificara un poco mi agenda y pudiera tener al menos unos minutos libres para tomar mis alimentos en la misma mesa que Prágus, de no ser por ella, en verdad no hubiese podido llevar una relación con mi primo, ella era quien se encargaba siempre de ajustar mis múltiples actividades para coincidir con él, aunque sea
La guardia de Hashim cada vez nos tenía más sitiados, las salidas de los recolectores se fueron haciendo cada vez menos frecuentes, aun a pesar de mandar soldados y aldeanos vestidos con ropas de otras aldeas, de alguna manera Hashim lograba identificarlos o interceptarlos de regreso al reino.Varias pérdidas habían sufrido mi reino como para continuar arriesgando a mi gente, por este motivo las salidas de mi gente se habían prohibido en su totalidad, a pesar de las múltiples quejas de mis súbditos que aún querían poner su granito de arena para la supervivencia del reino. Ahora solo mis guardias y yo saldríamos a conseguir los víveres para mi reino. A veces a pie, a veces a caballo y algunas otras sobre Krad.El tiempo continuó su camino, y mientras Prágus se convertía en un reconocido miembro de la nobleza y un sabio consejero, por mi parte era conocido por ser frio y distante. Detestaba los eventos públicos y las tediosas celebraciones de los nobles, donde todos insistían en present