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CAPÍTULO 4 - CON LA EVIDENCIA EN MANO

¡Registren la habitación de mi primo, de la misma manera, cada rincón, cada juguete, cada piedra… que nada quede de pie ni entero de ser necesario! –

Likantor se acercó a mí y me pregunto al oído

Majestad, ¿está usted seguro de lo que está pidiendo?, si encuentran algo, su primo podría quedar involucrar, y a pesar de ser tan solo un niño de 7 años, si el consejo y los nobles lo exigen, podría ser severamente castigado, incluso con la muerte junto a su padre –

- ¡Haz lo que te ordeno!, de las consecuencias me encargo yo, les guste o no, tenga 8 años o no, ¡ahora soy el rey y mi palabra es ley!, si yo considero que mi primo no estuvo involucrado o no tenía conocimiento deberá ser perdonado, pero si acaso me entero que tenía conocimiento de los sucios planes de su padre y no dijo nada, entonces merecerá un castigo, muerte o exilio, ya se decidirá dependiendo de su culpabilidad –

Me dolió el corazón tan solo de pensar que tenía que sostener mi palabra en caso de resultar cómplice, si bien tan solo tenía 7 años y temerle a su padre, él sabía distinguir lo bueno de lo malo, y callar un plan tan malévolo lo haría cómplice si más.

Y así se hizo, se registró la habitación de mi primo por un par de días más, ya había pasado casi una semana de haberse iniciado la investigación, cuando Likantor entro a mi habitación cerrando la puerta detrás de él… llevaba un pequeño dragón tallado en madera, lo puso en mi mano y pude darme cuenta de que era el obsequio que había recibido mi primo en su cumpleaños tan solo unos días antes a manos de su padre.

Al tenerlo en mi mano comencé a examinarlo sin saber que era lo que esperaba Likantor que yo descubriera. Al no ver nada, mi guardia real se acercó a mí y colocó el dragón de cabeza, había un pequeño orificio en el abdomen del dragón, Likantor tomo una aguja y la insertó en el orificio presionándolo con algo de fuerza, al hacer esto, el abdomen del dragón de madera cayó al suelo descubriendo un pequeño espacio vacío con un frasco en su interior.

Antes de que pudiese tomarlo, Likantor sujetó mi mano…

Majestad, no debe tocarlo, su contenido es bastante peligroso, ya fue examinado por el doctor y tras hacer unas pruebas descubrió que se trataba de un veneno paralizante, unas solas gotas en la comida o bebida puede producir una parálisis paulatina, no ocurre de inmediato, pero en el transcurso de un par de horas la parálisis se hace total, la víctima no podrá moverse ni hablar durante varias horas más. –

- Eso explicaría porque mis padres no se defendieron ni llamaron a los guardias para su auxilio, ¿crees que mi primo estuviese involucrado? –

- No majestad, el niño también fue paralizado, ya se le ha interrogado varias veces relatando su versión, de hecho, los guardias lo encontraron aún bajo los efectos del veneno cuando fueron a buscarlo a su habitación tras el ataque, de haber sabido lo que le pasaría o el peligro que había en su pequeño juguete, jamás hubiese aceptado tomarlo ni jugaría con su dragón con la confianza con la que lo hacía. –

- Eso me da tranquilidad, por un lado, pero por otro me hace revolver el estómago, poner en riesgo la vida de un niño para esconder sus fechorías, eso solo puede ser acto de una bestia sin moral, y cada vez estoy más seguro de quien se trata. –

- Así es majestad, desafortunadamente estoy ahora convencido que la versión del intruso es la más cercana a la verdad. Su tío es el único que tiene acceso a todo el castillo en cualquier momento sin ser vigilado, tiene acceso a los sellos reales y a la habitación de sus padres, pudo haber puesto las gotas en la bebida de los reyes sin que nadie lo notara, lo que aún no puedo explicarme es la razón por la que no lo paralizó a usted, siendo también su objetivo, la orden que recibieron los asesinos era eliminar a toda la familia real, incluyéndolo a usted, y si su primo despertaba antes de tiempo y era testigo, también deberían matarlo a él, han sido interrogados durante varios días y todos concuerdan una y otra vez en la misma versión, los tratos con el traídos los hizo directamente su rey, ellos no conocen a la persona y se presentó a ellos encapuchado, así que no pueden identificarlo –

- Supongo que, si yo era parte del objetivo, lo más lógico es que me hubiesen paralizado también, pero ¿Por qué no lo hicieron?, o quizás ¡lo intentaron y fracasaron!, ahora que recuerdo, esa noche me mandaron una taza de crema de avellana caliente, es mi favorita, la nana me dijo que mi tío había ordenado que nos enviaran una a mi primo y a mí, ya que no había podido acompañarnos en la cena, no se me hizo extraño, muchas veces antes lo había hecho, pero por estar jugando en mi habitación en vez de estar recostado, la tire sin querer, me apresuré a limpiar todo con una de mis ropas, no quería que mi mamá se enterara que estaba desobedeciendo y me regañara, así que decidí limpiar yo mismo y entregar la taza vacía diciendo que lo había bebido todo… -

- Por esa razón usted no estaba bajo los efectos del veneno cuando todo sucedió, supongo que no contaban con eso y con la llegada de su propio príncipe, si bien, sigue siendo parte del reino que por cientos de años nos han atacado, no puedo negar que fue enviado por los dioses para ayudarlo –

Asentí con la cabeza, odiaba el hecho de estar en deuda con mi enemigo, pero había que reconocer, artimaña o no, yo estaba vivo gracias a él…

Tras haber discutido mi veredicto con Likantor, ordené que fuera informado el intruso sobre cuál sería la decisión que se tomaría al respecto.

- Mi señor, admiro su temple y lealtad a sus instintos, a pesar de su corta edad ha sabido sobreponerse al dolor y ejercer con sabiduría el puesto que ahora le ha sido heredado. por mi parte mi señor, tendrá mi lealtad absoluta eternamente, jamás he de dudar de su palabra y seguiré sus órdenes al pie de la letra. –

- Por mi parte prometo gobernar con justicia y sabiduría, solo te pido que permanezcas a mi lado para asesorarme y guiarme en este duro camino. –

- Jamás me apartaré de su lado majestad, lo prometo –

- Gracias Likantor, ahora ve con el prisionero e infórmale sobre la decisión que he tomado, ya que a él le debo mi vida, pagaré mí deuda de la misma manera, su vida será perdonada solo por esta vez, permanecerá en el reino hasta que sus heridas se curen lo suficiente para poder emprender el viaje de regreso, pero una vez poniendo un pie afuera de mi territorio, será considerado de nuevo como un enemigo del reino y deberá atenerse a las consecuencias –

En ese momento Likantor hizo una reverencia y se retiró de mi habitación, yo permanecí en ella todo el día, no tenía ni el más mínimo deseo de ver a nadie, no quería toparme con mi pequeño primo, no sabía que decirle, acababa de dar la orden de que decapitaran a su padre por traición, como podría verlo a la cara después de ser yo quien le arrebate a su padre.

A la mañana siguiente se llevó a cabo la orden, la cual no solo fue tomada por mí, los nobles del consejo y la guardia real estuvieron de acuerdo en que ese era el castigo justo para la acción que tomaron.

La pena de muerte era lo menos que se merecían, y así fue decidido, decapitación al traidor y a los asesinos de mis padres, estaba satisfecho con el castigo elegido, pero en mi corazón no podía dejar de quejarse al aparecer mi primo en mis pensamientos. Él era un niño, igual que yo, su madre había fallecido hace un tiempo y ahora perdería a su padre, quedaría solo en este mundo de la misma manera que yo, y a pesar de que mi mente y Likantor insistían en que no era mi culpa y eso no era más que el castigo que él mismo se había buscado y al cometer traición estaba consiente de cuál sería el resultado, aun así, me sentía culpable, sentía que de alguna manera me estaba desquitando con Prágus, aunque esas no fueran mis intenciones.

El día de la decapitación no salí de mi recamara, a pesar que las leyes de mi reino exigen que este el monarca presente cuando se lleve a cabo la sentencia, yo no podía hacerlo y exigí que Prágus fuera encerrado en su habitación para evitar que pudiese ver tan atroz escena.

No era lo único que había hecho en contra de las leyes en los últimos días, a pesar de que mi guardia no estaba de acuerdo y los nobles tampoco, permití que mi tío traidor pasara un día encerrado en la habitación con su hijo, bajo estricta vigilancia. Esto no lo hice por él evidentemente, quería que mi primo pudiese despedirse de su padre, pasar un día junto a él antes de que nunca más pudiera verlo de nuevo, eso es lo que me hubiese gustado haber hecho a mí de haber sabido que mis padres se marcharían con los dioses, y sabiendo que Prágus pronto debería separarse de su padre por siempre a orden mía, era lo menos que podía hacer por él.

Como ya lo mencioné, los nobles no estaban de acuerdo con las ordenes que había estado dando, alegando que no tenía la edad para tomar decisiones seria y que el reino no podía someterse a los caprichos de un niño, de inmediato comencé a escuchar protestas y reclamos, pensaron que por ser un niño podrían intimidarme y más de uno quiso aprovechar la situación para intentar manipularme, ya sea con miedo o con palabras melosas con intenciones ocultas, pero no contaban con que yo ya los conocía, había visto como mi padre los manejaba y los ponía en su sitio cuando intentaban sobrepasar la línea de mando.

Tendría 8 años, pero seguía siendo su rey… motivo por el cual un par de nobles que osaron gritarme, tuvieron que pasar 24 horas en el calabozo para entender su lugar en la jerarquía de este reino, bajo la advertencia que sería la última vez que sería tan indulgente con ellos, eso basto para que los demás nobles respetaran mi autoridad. Para mi fortuna tenia a Likantor de mi lado, haciendo cumplir mis órdenes y respetar mi autoridad, la guardia entera de igual manera me juro lealtad absoluta y obediencia, ellos confiaban ciegamente en el criterio de su líder, y si él confiaba en mí, ellos lo harían de la misma manera, así que pronto los reclamos y protestas de aquellos nobles que deseaban usurpar mi lugar cesaron de inmediato.

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