A partir de ese día, el tema se dejó de mencionar, al menos en mi presencia, supongo que había quedado claro lo mucho que me molestaba que insistieran con lo mismo. Cada vez era más difícil conseguir aliados, con los constantes ataques de Hashim, muchas aldeas nos estaban cerrando las puertas, cada vez teníamos que hacer viajes más largos para conseguir víveres para mi gente. En el pueblo podíamos fabricar alimentos como pan, mermeladas, carnes secas, etc. Podíamos conservar algunos otros alimentos en el hielo y de esa manera mantenerse viables durante más tiempo, sin embargo, conseguir la materia prima era el principal problema, ya que por las condiciones de la región en la que vivíamos, cultivarlas o criar animales nosotros mismos era prácticamente imposible. Desafortunadamente, mudarnos no era una opción, si salíamos de ese territorio, tanto los dragones como mi pueblo quedarían sin la protección que mutuamente nos brindamos, quedando a expensas de la avaricia del rey de fuego.
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