Hace algunos años atrás, en las clases de teatro de mi escuela, evitaba a toda costa participar si había alguna escena donde implicara sangre, claramente era sangre falsa, pero eso no evitaba que sintiera náuseas de solo verlo. A mi yo del pasado le daría un paro cardíaco si le dijeran que estaría involucrada en estas escenas de ahora, ni siquiera hubiese pensado en salir de Nueva York hace tres años y medio en busca de vengarme de mi padre por la supuesta muerte de mi madre, que al final resultó toda una mentira. Pero ahora esa era mi vida, era mi realidad, el mundo de mentiras, traiciones, corrupción y mafia solo traía esto: muerte y mucha, mucha sangre. —Dios, señorita debemos irnos de inmediato —mencionó Jey, pero mis pies no obedecían, estaban como clavados al suelo. Tragué aire con avidez, sintiendo mi corazón latir muy rápido, en vez de dar un paso atrás lo hice hacia adelante, intentando ver más de la horrible escena. El olor de la sangre me invadió en seguida y mi boca es
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