–Nathan… por favor, despierta, ¿Qué te pasó? ¿Me escuchas? No puedo verte. Dime algo por favor –Su guardián tenía la cabeza recostada en su regazo. Ella se estaba desesperando, sí perdía a Nathan, su mundo se iba a desbordar aún más, ya que ella lo amaba con todo su corazón, desde que era una niña. Sus lágrimas empezaron a empapar su rostro. –Todos tenían razón, sólo soy una ciega inútil, una niña pobre, sin familia, no soy nada, no pude ser capaz de salvar a mi familia. Ni siquiera puedo salvar al hombre que amo. Nathan FitzGerald, no puedo perderte, eres todo para mí. Por favor, te lo suplico, despierta.Emma frotó sus ojos que estaban cubiertos de lágrimas, y en ese momento, una imagen muy borrosa apareció, no tenía forma, pero se fue haciendo más clara. Pensó que quizás era alguna imagen de su imaginación. Luego pudo enfocar, y ahí estaba, un hombre de increíble belleza, con rasgos afilados, piel blanca cómo leche, cabello largo y oscuro como la noche. Estaba viendo el rostro
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