– ¡Bienvenida a nuestro nuevo hogar! – Nathan tomó la mano de Emma y entró con ella.
La niña quedó fascinada, todo era muy precioso, todo estaba decorado sutilmente. No tan sobrecargado cómo la mansión. No era un lugar tan grande, pero era cálido. Tenía varias habitaciones. Una cocina muy elegante, y una sala bastante moderna.
Nathan le mostró cuál sería su nueva habitación. Parecía ser una habitación hecha para una niña, quizás Nathan tenía planeado tener una hija a futuro. Era un cuarto rosado, repleto de peluches.
La chica pelirroja se sintió un poco incómoda. Al final pareciera que el hombre que ella amaba, nunca la iba a amar cómo ella quisiera.
– Iré a ducharme. Iremos a la ciudad. También puedes echarte un baño si quieres.
Emma se sentó en su cama, mientras Nathan salía de la habitación. Viviría sola con el hombre de sus sueños. Estaba algo temblorosa, porque tenía muchos deseos de Nathan. Ella quería que él ya no la viera como a una niña.
La chica pelirroja se paró y entró a la habitación de Nathan. Se escuchaba el sonido de la ducha. La puerta estaba entreabierta. Ella la abrió, y Nathan estaba bañándose. Él no se dió cuenta de que ella lo estaba mirando a través del vidrio transparente que los separaba. Ella empezó a temblar, se puso muy nerviosa al verlo desnudo de espaldas, y se salió de la habitación.
Cuándo estuvieron listos, fueron a la ciudad. Emma nunca había estado en la ciudad. Todo era tan ruidoso, había tantas personas. Las luces eran tan enceguecedoras. Fueron a un restaurante a cenar, era un lugar bastante elegante. Las personas no apartaban la mirada de Emma. Su belleza era muy peculiar. No se veían muchas pelirrojas en ese lugar.
Nathan invitó a bailar a Emma. Ella no tenía idea de cómo hacerlo. La música era lenta, ella observó a su alrededor y había otra pareja bailando al ritmo de la música. Ella trató de rodear el cuello de Nathan con sus brazos pero era muy alto. Así que él le tomó una mano, y con su otra mano la tomó de la cintura. Y se balancearon de un lado a otro.
– No tengo idea de sí lo estoy haciendo bien – Emma estaba apenada porque todos los estaban observando
– ¿Por qué crees que no lo estás haciendo bien? No es tan complicado.
– Todos nos están observando, a pesar de que no somos los únicos que estamos bailando.
– La verdad es que sí lo estás haciendo horrible – Emma se detuvo instantáneamente y su cara se puso roja, Nathan soltó una risotada – Creo que no eres consciente de tu belleza, te miran porque eres una niña de majestuosa belleza – La pequeña se sonrojó, era la primera vez que Nathan le decía algo cómo eso.
Esa noche regresaron a casa, Nathan había tomado algo de vino. Acompañó a Emma a su habitación y le dió un beso en su frente de buenas noches y se retiró. Emma se paró de la cama y lo siguió.
– ¿Pasó algo? – Nathan estaba acostado en su cama. Su voz sonaba dulce como siempre.
– No pasó nada, sólo esto – Emma se inclinó y le plantó un tierno beso en sus labios, Nathan se inquietó y antes de que dijera algo – No digas nada, por favor, sé lo que piensas. Pero sí no lo hacía, me iba a quemar por dentro, te amo, yo regresaré a mi habitación.
Ha pasado un año desde aquel acontecimiento. Ambos han aprendido a vivir juntos. Emma ha logrado controlar sus sentimientos, no quiere incomodar a Nathan, ha estado todo el día preparando una elaborada cena. Es su cumpleaños número 18. Nathan salió a la ciudad. Regresó a las 10:00 pm. Comieron, rieron, bailaron, y tomaron vino. Emma tomó poco vino, pero se puso un poco ebria porque era la primera vez que tomaba. A medianoche, Nathan se sienta solemnemente en el sofá e invita a Emma a sentarse junto a él.
– Emma, ya tienes 18 años, ya no eres la niña que conocí hace 10 años. Ahora eres una mujer. No te lo había dicho, pero en el tiempo que ha pasado conocí a una mujer. Hemos estado saliendo y nos vamos a comprometer.
– ¿Qué? ¡No! No puedes hacerlo. Nathan, mírame, la verdad es que yo te amo. Estoy enamorada de tí desde que nos conocimos, no me importa nuestra diferencia de edad. Yo quiero estar contigo. No soy una niña, soy una mujer. Y quiero ser tu mujer. Quiero despertar cada día junto a tí, quiero poder probar tus labios siempre que quiera – Emma estaba aguantando las ganas de llorar, le dolía mucho el pecho, no podía aceptar que el hombre que amaba, se fuera con otra mujer.
– No vuelvas a repetir lo que acabas de decir. No te estoy pidiendo permiso para casarme. No asistirás al compromiso, necesito que te quedes aquí. Esto lo estoy haciendo por nuestro bien.
– Por favor, déjame besarte.
Nathan no le dijo nada. Sólo se la quedó mirando. Mientras ella se acercaba y unía su boca a la de él. Este beso, era un beso distinto. Un beso apasionado, lo estaba besando cómo se besan los adultos. El lobo de Nathan se estaba revolviendo en su interior. Al sentir la lengua de Emma, entre su boca. Sus labios eran suaves y dulces. Su olor lo tenía atontado. No quería que ese beso acabara. Pero, se separó repentinamente de Emma. Estaba muy excitado. Nathan también estaba un poco pasado de vino.
Emma lo miró, se paró al frente de él, y se desnudó. Sus senos y todo su hermoso cuerpo quedó expuesto.
– E…Emma, ¿Qué estás haciendo?
– Quiero que tomes mi virginidad. Quiero que me hagas tuya, aunque sea por esta noche.
Los instintos de Nathan ya no se podían controlar. Su lobo ya no podía controlarse. Se paró del sofá, agarró a Emma entre sus brazos y la llevó a la cama. Él la amaba, pero se negaba aceptarlo, sin embargo su lobo no podía rechazar el amor y el deseo que sentía hacía la chica pelirroja.
Se montó sobre ella, fue muy sutil, la besó cómo si no existiera un mañana. Para Emma fue doloroso al principio, pero luego se llenó de placer. El lobo de Nathan había tomado por completo su mente y controlaba su cuerpo. Emma se montó sobre él, y movió sus caderas, Nathan se ajustó a su ritmo pélvico. Gemidos y gruñidos llenaron la habitación. Ambos estaban cegados de amor y de placer.
Emma estaba desnuda, al lado de su amado. Ya no era una niña, era una mujer. Ella miraba el cuerpo desnudo de Nathan, y solo podía maravillarse en cada detalle de él. No podía creer lo que había sucedido hace unas horas atrás. Ella quisiera quedarse más tiempo observandolo, pero ya casi amanece. Emma se fue a duchar y se vistió, quería que Nathan empezara el día con un buen desayuno. Nathan al despertar, no recordaba nada de lo que había sucedido en la noche con Emma. Estaba confundido, no entendía por qué estaba desnudo. Su cama olía a Emma. – Es extraño, pero, no puedo recordar nada de lo que sucedió, luego de hablarle sobre el compromiso a Emma… Lo último que recuerdo, es una imágen vaga, de su cuerpo desnudo. Sin embargo, no estoy muy seguro de sí eso en realidad ocurrió – era lo que pensaba Nathan dentro de sí, mientras el olor a comida entraba en la habitación. Luego de vestirse, Emma entró a la habitación de Nathan, venía con unas tostadas, huevos y jugo de naranja.
– Por favor vete. Quiero estar sola.– Tengo órdenes del señor FitzGerald, de cuidarla hasta que él esté de regreso, señorita.– Austin… Yo no necesito un guardaespaldas. Yo soy dueña de mi propia vida. Así cómo él es dueño de la suya. No soy una prisionera. ¿Acaso no ves cómo estoy y cómo me duele esta situación? – Es mi trabajo. No puedo irme. Lo siento. Aún así, me da curiosidad. ¿Por qué le afecta tanto que su hermano se vaya a casar? – Nathan no es mi hermano. Lo conozco desde que era una niña. Fue amor a primera vista. Lástima que él nunca me vió con los mismos ojos. Sólo me ve cómo su hermana menor.– Pero, aún así ¿No crees que es común el rechazo? Digo, la diferencia de edad es algo notoria.– No lo entenderías. No se trata de la edad. Siempre he tenido la sensación de que… Estamos hechos para estar juntos. Es una mala jugada del destino nuestra diferencia de edad, pero, es un obstáculo que no es imposible atravesar. – Sé que esto no es de mi incumbencia pero, quizás deber
Emma fue incapaz de dormir. Estuvo pensando hasta que amaneció. En la nota que le dieron, pusieron la dirección del Instituto médico de Husffen. Era una universidad bastante prestigiosa, y a Emma le dieron una beca. Ella no entendía nada. Pero, iría a encontrar respuestas. – Señorita Emma, soy yo, Austin, todo está listo – El guardaespaldas al no obtener respuestas volvió a tocar la puerta. Emma abrió la puerta, y le entregó su maleta al guardaespaldas, que la recibió con una tierna sonrisa. – ¿Estás segura de esta decisión? Se te ve un poco triste e insegura. – Debo irme, es lo mejor para todos. – Sé que amas al señor FitzGerald, y también estoy seguro de que él te ama. Tanto cómo para dejarte ir tan lejos. – Sólo serán algunos años en los que esté fuera. Para cuándo regrese seguramente se habrá olvidado de mí. Esté casado y… tenga hasta hijos.– Quizás te estás adelantando a los hechos. Aún no has abordado el avión. Debes saber algo, este compromiso tiene intereses de por med
Había turbulencia. Emma estaba muy asustada.– Pasajeros, guarden la calma, sentirán un poco de turbulencia, pero no hay nada de qué preocuparse – La voz de una mujer resonaba en el avión, por un altavoz. El avión aterrizó, empezó a llover a cántaros. Emma sabía que alguien la estaría esperando en el aeropuerto. Habían muchas personas, no sabía exactamente a dónde mirar o a dónde ir, hasta que vió a un hombre bastante robusto, pelirrojo y con barba. Tenía en sus manos un cártel que decía "Bienvenida, Emma Fieldhouse" Al principio Emma estuvo un poco asustada, por el aspecto de aquel hombre. Pero luego notó que era una persona muy amable. La llevó en auto hasta el instituto Husffen. – Si necesita algo, no dude en llamarme – Le entregó una tarjeta, decía "Bryan Radcluffe" y un número de teléfono. – Muchísimas gracias, señor Radcluffe, ha sido muy amable conmigo – Fueron las palabras de Emma al bajar del auto.El lugar era un edificio grande, tenía unos muros bastante altos rodeando
Era de noche, había luna llena, la niebla espesa se colaba entre los árboles del bosque. Nathan se dirigía con una cantidad de 200 hombres lobos, a la mansión FitzGerald. Nathan sabía los planes de su familia de querer ocasionar Caos en el mundo humano, Los FitzGerald estaban hartos de esconderse, querían que el mundo les temiera. Pero, él no podía permitir que alterarán el equilibrio que se había estado manteniendo por siglos.Los vampiros muchas veces encontraban víctimas, se deshacían por completo de los cuerpos, y las personas al no aparecer nunca, sólo quedaba cómo un caso de desaparición sin resolver. Las brujas secuestraban niños para sus rituales, secuestraban adolescentes vírgenes para ofrecerlas a demonios, pero los crímenes eran algo que abundaban en el mundo humano, podría ser otro asesino, otro secuestrador, otro psicópata, nunca se sospecharía de brujas o vampiros, porque se han sabido esconder en la sociedad. Están en medio de nosotros. Sólo que no sabemos distinguirl
Capítulo 11 – Al parecer tu hijo quiere iniciar una guerra contra nosotros; su familia, ¿Este es el futuro alfa de la manada? – Britanny, sólo son rumores, Nathan no sería capaz de tal cosa… No tiene motivos para revelarse a su familia. El único estorbo era aquella chica pelirroja. – Uno de nuestros hombres está infiltrado entre los hombres de Dianne. 200 hombres llegarán esta noche, y nos querrán asesinar. A toda nuestra manaba. Necesitamos aliados, tenemos que llamar a Eva Huffle, la madre de los vampiros, y que nos mande a 100 de sus hombres. Si nosotros morimos nuestros planes no podrán llevarse a cabo. Algunos de nuestros hombres morirán, pero nosotros no podemos morir Harold.– ¿Qué clase de Alfa sería yo, si abandono a mi gente? No soy un cobarde Britanny, yo los enfrentaré, aunque me cueste la vida. – Mi amor – tomó el rostro del Alfa entre sus manos – Sé que quieres proteger a tu gente, es por eso que haremos esto. No podemos vivir más entre las sombras, con miedo a ser d
– ¿Cómo es posible que hayas enviado a morir a mis hombres en vano? Habías dicho que íbamos a ganar esta Guerra. Y llegas aquí, con muchos de mis hombres heridos, y derrotados – Dianne estaba enfurecida, sus dientes se mostraron afilados. – Mis padres no estaban, todo parecía indicar que ellos esperaban nuestra llegada. Ellos sabían que íbamos a ir a enfrentarlos, y tuvieron el tiempo suficiente para reclutar a los vampiros, ¡Y eso sólo significa una cosa! – Gritó mirando al resto de hombres que habían ido a la guerra.– Un traidor ¿Eh? – Dianne miró a sus hombres – Quiero que uno a uno venga a mí, no dejen que salga nadie de aquí.Dianne tenía una habilidad, podía percibir a través de su olfato cuándo alguien mentía, e iba a interrogar uno a uno. No importa qué tan bueno fuese mintiendo. Ella lo iba a descubrir.50 hombres murieron en el enfrentamiento, 50 de ellos estaban malheridos, siendo sanados. Y los otros 100 hombres estaban intactos. Todos estaban dentro de la mansión, mient
Emma terminó aceptando su lobo. Lo intentó día a día, hasta lograr controlar su transformación por completo, sin ayuda del sacerdote. Por otro lado, Nathan se casó con Dianne, y aunque intentó darle un hijo, no logró embarazarla. Después de unos meses Emma decidió volver, preparada cómo una cazadora. Nathan no tenía idea de que Emma era híbrida, ni lo que traía entre manos. Se llenará de ilusión al verla nuevamente, sin saber, que ella está sedienta de venganza.Nathan era vigilado constantemente por su esposa. Trataba de ser muy cuidadoso con ella, y no hacerla enojar, ya que, seguía necesitando de sus hombres y sus armas, para enfrentar a su padre. Pero, era casi imposible si su familia se unía a los vampiros, y brujas.– ¿A dónde irás? – preguntó Dianne, mirando fijamente a su esposo.– Iré un momento a la ciudad, quiero salir a comer.– Aquí tenemos cocineros de alta categoría. No hace falta que salgas a la ciudad.– Más que salir, quisiera respirar un poco de aire fresco y esta