–Ocho, nueve y díez. ¡Allá voy! –Andrew estaba terminando de contar.
Mientras su hermana se escondía. Era algo que siempre hacían luego de almorzar.
Ellos vivían cerca del bosque, pero sus padres les tenían prohibido escabullirse en el bosque, fuera de los límites que conocían.
Su hermana corrió entre los árboles del bosque, no se percató de que había traspasado el límite que estaba permitido, y sin darse cuenta se perdió, todos los lugares a dónde miraba se veían exactamente igual.
Estaba nevando, pero ella confiaba en que su hermano la encontraría. Así que se agachó detrás de un árbol.
Escuchó como algo se aproximaba a su dirección, asustada levantó el rostro y vió cómo un lobo gigante de pelaje negro y ojos rojizos, corría hacía dónde ella estaba.
No lo pensó dos veces y ella también empezó a correr.
La bestia la estaba persiguiendo y Emma empezó a gritar.
–¡Andrew! ¡Ayúdame! ¡Hermano! ¡Auxilio! –tropezó con una rama y cayó.
Andrew después de contar fue en busca de su hermana, y no la encontró.
La llamó y no respondió. Entró en pánico al pensar que había traspasado los límites del bosque.
Su hermanita estaba posiblemente perdida, en peligro, esperando que él la encontrará.
Pensó en decirle a sus padres, pero no quería preocuparlos.
Ahí estaba en el piso, aterrorizada, trató de levantarse, el lobo estaba delante de ella, estaba gruñendo, la pequeña pelirroja temblaba de miedo.
El lobo estaba listo para atacar.
De repente un chico apareció, y empezó a someter al lobo, tenía mucha fuerza.
Era un jóven precioso, Ella se enamoró a primera vista de aquél chico.
Era demasiado hermoso, tenía una piel como blanca lana, y un cabello oscuro cómo las alas de un cuervo.
El lobo arrojó al chico al piso, y le mordió la pierna. El chico le dió una patada, y la bestia aulló de dolor y huyó.
–¿Estás bien? Pequeña –Miró a la chiquilla que corrió hacía él y le dió un abrazo.
–¡Sí! ¡Muchas gracias por salvarme! Eres mi héroe. Tenía mucho miedo.
–Puedes tranquilizarte. Todo está bien ahora, ¿Por qué estás sola a mitad del bosque? Está nevando, hace mucho frío –Se quitó su abrigo y se lo puso a la niña.
–No estoy sola, estaba jugando a las escondidas con mi hermano mayor, pero, me perdí al tratar de buscar un buen lugar para esconderme. Y luego apareció ese lobo.
–¿Cómo te llamas pequeña?
–Emma, mucho gusto –Sus ojos brillaban y mostró una amplia sonrisa
–Mi nombre es Nathan. El gusto es mío, te regresaré a casa –Nathan tomó la mano de la pequeña, pudo seguir el rastro del olor de Emma.
Finalmente la llevó fuera del bosque, su pierna sangraba.
En ese momento Andrew acudió a su encuentro, no tenía idea de quién era ese chico que sostenía la mano de su dulce hermana, pero vió que su pierna estaba sangrando.
–¿Quién eres tú? –Le echó una mirada rápida a Emma–. ¿Estás bien? Ven acá.
–Mi nombre es Nathan, me perdí en el bosque y encontré a tu hermana. Estaba muy asustada. Pero, ya está bien. Pude protegerla.
–¿Protegerla de qué exactamente? –Andrew no pudo evitar observar la sangre que caía en el piso.
No lo invitaba a su casa porque temía que fuera un hombre lobo. Su familia era una familia de cazadores de hombres lobos.
No podía confiarse de un completo extraño, podría ser una trampa, puso su mano en la bolsa que traía en su bolsillo, contenía ceniza de serbal, servía para ahuyentar a los hombres lobos.
–Hermanito, está malherido, peleó con un lobo que quería hacerme daño y me salvó. Deberíamos llevarlo a casa.
Andrew rechazó la idea, Nathan tenía olor a hombre lobo.
Podría ser porque posiblemente se enfrentó a uno, pero, no estaba convencido aún. Estaba preparado para pelear en cualquier momento.
Había estado entrenando duro. Es un cazador después de todo.
–Hermanito, ¿Acaso no lo ves? ¡Está sangrando! Vamos a casa, nuestros padres pueden curarlo, por favor, ¿sí?
Andrew en ese momento se relajó, al ver que su hermanita sí confiaba bastante en aquel tipo, ya no importaba quién o qué era.
Había salvado a su hermana, Emma pudo tener un final trágico, siendo tragada por una bestia. Pero ese chico la salvó.
–Te lo agradezco. Muchas gracias por salvar a mi hermana pequeña. Fue culpa de mi imprudencia que terminara en esa situación. Por favor, ven a casa, atenderemos tus heridas –Andrew le tendió la mano, que fue bien recibida por Nathan.
Apenas entraron a casa, sus padres estaban apuntando a Nathan con una escopeta, llena de balas de plata.
La habilidad de este grupo de cazadores, es que tienen buen olfato. Saben reconocer los olores de los hombres lobos.
Nathan estaba asustado, había entrado a la casa del último clan de cazadores de hombres lobos de la zona.
Sabía que iba a terminar muy mal, y aunque se transformara, no iba a salir ileso de ese lugar, probablemente lo perseguirán, pero él no quería lastimar a la familia de la niña a la que salvó. Así que se quedó paralizado.
–Mamá, papá, por favor bajen las armas. Este chico salvó a Emma de un lobo gigante. Nosotros traspasamos los límites del bosque. Emma se perdió y fue perseguida por un lobo. Yo no llegué a tiempo, pero él sí, y ahora está herido. Lo hemos traído aquí, para sanar sus heridas y pueda marcharse.
Los padres bajaron las armas. Pero, aún así estaban alerta a cualquier movimiento que hiciera el chico.
Sí tenía algún comportamiento sospechoso, no dudarán en matarlo. Su olor a lobo les incomodaba, pero quizás olía a lobo por haberse enfrentado a uno, de todas maneras había salvado a su hija.
Estaban en deuda con aquel chico de ojos azules oceánicos.
–Nosotros somos la familia Fieldhouse, somos descendientes de un clan de cazadores ingleses. Estamos en deuda contigo por haber salvado a nuestra pequeña. Mi esposa va a traer leche de amapola, es ideal para que no sientas dolor, cuándo limpiemos tus heridas. Hoy está nevando más de lo normal. Andrew nos contó que te perdiste en el bosque, es impresionante que pudieras enfrentarte a un lobo salvaje –El padre de Emma lo fulminaba con la mirada.
–Aquí está la leche de Amapola. –La madre de Emma le dió al chico una taza llena de un líquido blanco y caliente–. ¿Nathan? Ya es algo tarde para que regreses a casa. Fuera de los límites del bosque, hay muchas criaturas peligrosas. Por favor, quédate hasta mañana.
Nathan, ya no estaba asustado, sus sentidos le decían que no estaba en peligro y que podía confiar en esas personas.
Así que pasó la noche con la familia Fieldhouse. Se hizo buen amigo de Andrew, y sintió una extraña conexión con la niña que había salvado.
Así fue cómo se conocieron Emma, y Nathan… Ella era una niña de 8 años, y Nathan era un adolescente de 16.
El destino se encargó de cruzarlos en el mismo camino de manera misteriosa.
El rostro de Andrew apareció de repente ante los ojos de Emma.
Ella se sintió desconcertada, era imposible que su hermano estuviera vivo.
Su corazón le empezó a doler, se le hizo un nudo en la garganta y las lágrimas empezaron a correr por sus mejillas rosadas.
Iba a decir algo pero, al parpadear su hermano desapareció delante de sus ojos. Sólo había sido una ilusión.
–¿Por qué lloras? –Nathan se sentó a su lado, y secó sus lágrimas con sus dedos y la abrazó.
Emma quedó con su rostro entre el cuello de Nathan.
Ella se sintió alegre, la fiebre de Nathan había bajado por fin.
– No te abandonaré nunca. Te protegeré cómo sí de ello dependiera mi vida, llora y suéltalo todo. Has sido bastante fuerte – El hombre de increíble belleza, acariciaba el cabello pelirrojo de su dulce niña – Tenemos que irnos hoy mismo. Papá quedó malherido, no podrá impedir que salga de la mansión. Mi madrastra quiere que nos larguemos, ella no va a intervenir.
– ¿A dónde iremos? – Emma aún estaba entre su cuello, no podía dejar de pensar en lo mucho que le encantaba el olor de Nathan.
– Hace algunos años, compré una propiedad, planeaba irme a aquel lugar una vez me casara, y quisiera tener una familia. Iremos a ese lugar. No es seguro que estemos aquí. No tenemos que llevarnos nada. Podemos comprar lo que necesitemos en la ciudad. Es ahora, o nunca.
Emma estaba reprimiendo las ganas de besar a Nathan. Sentía un fuerte deseo por el hombre que amaba. Ella ya no lucía cómo una niña, ella tenía la apariencia de una mujer. Su belleza era innegable. Su rostro se seguía viendo algo infantil, pero su cuerpo ya estaba completamente desarrollado.
– ¡Bienvenida a nuestro nuevo hogar! – Nathan tomó la mano de Emma y entró con ella. La niña quedó fascinada, todo era muy precioso, todo estaba decorado sutilmente. No tan sobrecargado cómo la mansión. No era un lugar tan grande, pero era cálido. Tenía varias habitaciones. Una cocina muy elegante, y una sala bastante moderna. Nathan le mostró cuál sería su nueva habitación. Parecía ser una habitación hecha para una niña, quizás Nathan tenía planeado tener una hija a futuro. Era un cuarto rosado, repleto de peluches. La chica pelirroja se sintió un poco incómoda. Al final pareciera que el hombre que ella amaba, nunca la iba a amar cómo ella quisiera.– Iré a ducharme. Iremos a la ciudad. También puedes echarte un baño si quieres. Emma se sentó en su cama, mientras Nathan salía de la habitación. Viviría sola con el hombre de sus sueños. Estaba algo temblorosa, porque tenía muchos deseos de Nathan. Ella quería que él ya no la viera como a una niña. La chica pelirroja se paró y entr
Emma estaba desnuda, al lado de su amado. Ya no era una niña, era una mujer. Ella miraba el cuerpo desnudo de Nathan, y solo podía maravillarse en cada detalle de él. No podía creer lo que había sucedido hace unas horas atrás. Ella quisiera quedarse más tiempo observandolo, pero ya casi amanece. Emma se fue a duchar y se vistió, quería que Nathan empezara el día con un buen desayuno. Nathan al despertar, no recordaba nada de lo que había sucedido en la noche con Emma. Estaba confundido, no entendía por qué estaba desnudo. Su cama olía a Emma. – Es extraño, pero, no puedo recordar nada de lo que sucedió, luego de hablarle sobre el compromiso a Emma… Lo último que recuerdo, es una imágen vaga, de su cuerpo desnudo. Sin embargo, no estoy muy seguro de sí eso en realidad ocurrió – era lo que pensaba Nathan dentro de sí, mientras el olor a comida entraba en la habitación. Luego de vestirse, Emma entró a la habitación de Nathan, venía con unas tostadas, huevos y jugo de naranja.
– Por favor vete. Quiero estar sola.– Tengo órdenes del señor FitzGerald, de cuidarla hasta que él esté de regreso, señorita.– Austin… Yo no necesito un guardaespaldas. Yo soy dueña de mi propia vida. Así cómo él es dueño de la suya. No soy una prisionera. ¿Acaso no ves cómo estoy y cómo me duele esta situación? – Es mi trabajo. No puedo irme. Lo siento. Aún así, me da curiosidad. ¿Por qué le afecta tanto que su hermano se vaya a casar? – Nathan no es mi hermano. Lo conozco desde que era una niña. Fue amor a primera vista. Lástima que él nunca me vió con los mismos ojos. Sólo me ve cómo su hermana menor.– Pero, aún así ¿No crees que es común el rechazo? Digo, la diferencia de edad es algo notoria.– No lo entenderías. No se trata de la edad. Siempre he tenido la sensación de que… Estamos hechos para estar juntos. Es una mala jugada del destino nuestra diferencia de edad, pero, es un obstáculo que no es imposible atravesar. – Sé que esto no es de mi incumbencia pero, quizás deber
Emma fue incapaz de dormir. Estuvo pensando hasta que amaneció. En la nota que le dieron, pusieron la dirección del Instituto médico de Husffen. Era una universidad bastante prestigiosa, y a Emma le dieron una beca. Ella no entendía nada. Pero, iría a encontrar respuestas. – Señorita Emma, soy yo, Austin, todo está listo – El guardaespaldas al no obtener respuestas volvió a tocar la puerta. Emma abrió la puerta, y le entregó su maleta al guardaespaldas, que la recibió con una tierna sonrisa. – ¿Estás segura de esta decisión? Se te ve un poco triste e insegura. – Debo irme, es lo mejor para todos. – Sé que amas al señor FitzGerald, y también estoy seguro de que él te ama. Tanto cómo para dejarte ir tan lejos. – Sólo serán algunos años en los que esté fuera. Para cuándo regrese seguramente se habrá olvidado de mí. Esté casado y… tenga hasta hijos.– Quizás te estás adelantando a los hechos. Aún no has abordado el avión. Debes saber algo, este compromiso tiene intereses de por med
Había turbulencia. Emma estaba muy asustada.– Pasajeros, guarden la calma, sentirán un poco de turbulencia, pero no hay nada de qué preocuparse – La voz de una mujer resonaba en el avión, por un altavoz. El avión aterrizó, empezó a llover a cántaros. Emma sabía que alguien la estaría esperando en el aeropuerto. Habían muchas personas, no sabía exactamente a dónde mirar o a dónde ir, hasta que vió a un hombre bastante robusto, pelirrojo y con barba. Tenía en sus manos un cártel que decía "Bienvenida, Emma Fieldhouse" Al principio Emma estuvo un poco asustada, por el aspecto de aquel hombre. Pero luego notó que era una persona muy amable. La llevó en auto hasta el instituto Husffen. – Si necesita algo, no dude en llamarme – Le entregó una tarjeta, decía "Bryan Radcluffe" y un número de teléfono. – Muchísimas gracias, señor Radcluffe, ha sido muy amable conmigo – Fueron las palabras de Emma al bajar del auto.El lugar era un edificio grande, tenía unos muros bastante altos rodeando
Era de noche, había luna llena, la niebla espesa se colaba entre los árboles del bosque. Nathan se dirigía con una cantidad de 200 hombres lobos, a la mansión FitzGerald. Nathan sabía los planes de su familia de querer ocasionar Caos en el mundo humano, Los FitzGerald estaban hartos de esconderse, querían que el mundo les temiera. Pero, él no podía permitir que alterarán el equilibrio que se había estado manteniendo por siglos.Los vampiros muchas veces encontraban víctimas, se deshacían por completo de los cuerpos, y las personas al no aparecer nunca, sólo quedaba cómo un caso de desaparición sin resolver. Las brujas secuestraban niños para sus rituales, secuestraban adolescentes vírgenes para ofrecerlas a demonios, pero los crímenes eran algo que abundaban en el mundo humano, podría ser otro asesino, otro secuestrador, otro psicópata, nunca se sospecharía de brujas o vampiros, porque se han sabido esconder en la sociedad. Están en medio de nosotros. Sólo que no sabemos distinguirl
Capítulo 11 – Al parecer tu hijo quiere iniciar una guerra contra nosotros; su familia, ¿Este es el futuro alfa de la manada? – Britanny, sólo son rumores, Nathan no sería capaz de tal cosa… No tiene motivos para revelarse a su familia. El único estorbo era aquella chica pelirroja. – Uno de nuestros hombres está infiltrado entre los hombres de Dianne. 200 hombres llegarán esta noche, y nos querrán asesinar. A toda nuestra manaba. Necesitamos aliados, tenemos que llamar a Eva Huffle, la madre de los vampiros, y que nos mande a 100 de sus hombres. Si nosotros morimos nuestros planes no podrán llevarse a cabo. Algunos de nuestros hombres morirán, pero nosotros no podemos morir Harold.– ¿Qué clase de Alfa sería yo, si abandono a mi gente? No soy un cobarde Britanny, yo los enfrentaré, aunque me cueste la vida. – Mi amor – tomó el rostro del Alfa entre sus manos – Sé que quieres proteger a tu gente, es por eso que haremos esto. No podemos vivir más entre las sombras, con miedo a ser d
– ¿Cómo es posible que hayas enviado a morir a mis hombres en vano? Habías dicho que íbamos a ganar esta Guerra. Y llegas aquí, con muchos de mis hombres heridos, y derrotados – Dianne estaba enfurecida, sus dientes se mostraron afilados. – Mis padres no estaban, todo parecía indicar que ellos esperaban nuestra llegada. Ellos sabían que íbamos a ir a enfrentarlos, y tuvieron el tiempo suficiente para reclutar a los vampiros, ¡Y eso sólo significa una cosa! – Gritó mirando al resto de hombres que habían ido a la guerra.– Un traidor ¿Eh? – Dianne miró a sus hombres – Quiero que uno a uno venga a mí, no dejen que salga nadie de aquí.Dianne tenía una habilidad, podía percibir a través de su olfato cuándo alguien mentía, e iba a interrogar uno a uno. No importa qué tan bueno fuese mintiendo. Ella lo iba a descubrir.50 hombres murieron en el enfrentamiento, 50 de ellos estaban malheridos, siendo sanados. Y los otros 100 hombres estaban intactos. Todos estaban dentro de la mansión, mient