Nathan al ver cómo su madrastra tenía a Emma agarrada del cuello, enfureció, él siempre quería cuidar de Emma.
Cuándo la vió en peligro, enloqueció por completo. Se abalanzó sobre la mujer de su padre, y la empujó, lanzándola con fuerza al suelo.
–¡No tienes ningún derecho en ponerle una mano encima! Y no me importa lo que tenga que hacer para que lo entiendas. ¡Es sólo una niña! ¿Por qué le haces esto?
–No entiendo por qué te importa tanto esa niña, ni siquiera es miembro de esta familia, ni siquiera es de nuestra raza. ¿No lo entiendes? –la madrastra de Nathan estaba furiosa, quería matar a Emma, sin importar qué podría suceder sí lo hacía.
–Yo decidí adoptarla, cuidarla, yo soy el futuro Alfa de esta manada, y tú debes respetarme. Ella es mi responsabilidad. No vas a pasar por sobre mí –Se acercó amenazante a su madrastra, quería agarrarla por el cuello y hacerle lo mismo que ella le había hecho a su pequeña niña. No podía perdonarla.
El ambiente estaba tenso, Emma no podía ver nada, pero sentía el enfado de su guardián en cada palabra que decía.
Su madrastra sin darse cuenta, había empezado a temblar, a pesar de ser la esposa del Alfa de la manada, sus instintos no fallaron.
Nathan quería matarla, estaba cegado por su furia. Había tocado algo muy valioso para él.
–¡Harold! ¡Harold! –Su madrastra empezó a gritar, llamando al padre de su hijastro, para que acudiera a su socorro y fue cuestión de poco tiempo, para que el padre de Nathan se encontrara en medio de ellos.
Su padre analizó la situación en cuestión de segundos, la chica pelirroja estaba con la mano en el cuello, aún con dificultad para respirar.
Su esposa estaba también en el suelo, y su hijo mayor estaba parado delante de su madrastra y se podía oler su adrenalina y su sed de sangre.
Su padre nunca había visto a Nathan tan enojado.
–¿Qué diablos sucede? ¿Por qué estás en el suelo Brittany? –Harold miraba a Nathan con frialdad, ya sabía lo que había sucedido –. Levántate, y sal de la habitación, ¡Ahora! –Britanny no lo pensó dos veces, y salió.
Fue un alivio para ella salir de esa situación de peligro, pero le pareció una situación completamente humillante.
Nunca se había sentido tan humillada, era la primera vez que alguien le ponía la mano encima. No lo iba a perdonar.
–Nathan. Esta niña no pertenece a este lugar. Desconozco por qué quieres protegerla, pero nosotros no la vamos a proteger. Y no voy a permitirte que le vuelvas a poner una mano encima a mi esposa, por esta niña inútil –El padre de Nathan miró a la chica ciega con asco y desprecio–. Quiero que la saques hoy mismo de aquí y no lo discutiré, o la sacas tú o yo mismo me encargo de que se vaya de este lugar. Así tenga que pasar por sobre ti.
Nathan sabía que ya no podría tener a Emma en ese lugar, nada le aseguraba que su madrastra no intentaría matarla.
No podía enemistarse con su padre, él le tenía mucho respeto.
Su papá sólo quería mantener todo en orden. Sí quisiera deshacerse de la chica, ya lo habría hecho. Así que sólo pudo calmarse.
Sin embargo, Emma estaba temblando de miedo.
–Pequeña, necesito que recojas tus cosas, nos vamos de este lugar, ya no es seguro que estés aquí, y mi prioridad es protegerte. Sé que estás asustada, pero ya todo pasó, todo estará bien.
–Aún no entiendo qué tiene de especial esta chica ciega –río su padre irónicamente–. Después de conseguirle un lugar, regresas a casa.
–No padre, no volveré. Dije que me voy con Emma, y eso haré, alguien debe cuidarla, y ese seré yo.
–No puedes irte de este lugar, no lo puedo permitir. ¿¡Acaso no entiendes tu posición!?
Nathan miró a Emma temblando, y decidió salirse de la habitación, para que se calmara y pudiera recoger sus cosas.
Sí iba a discutir con su padre, tenía que estar lejos de su pequeña niña, estaba tan asustada cómo una pequeña presa siendo perseguida por un depredador.
Nathan salió al jardín. Su padre fue detrás de él.
Esta vez no estaba calmado, no podía permitir que su hijo, futuro Alfa, abandonara a la manada.
–Te ordeno que detengas esto ya. Eres el próximo Alfa, ¿Qué ejemplo estás dando? –El padre al ver que sus palabras no estaban teniendo ningún tipo de impacto en su hijo, decidió usar la fuerza y se transformó en lobo.
–Padre, ¿Qué estás haciendo? Por favor no me obligues a hacerlo, no quiero hacerte daño.
El lobo de su padre se le abalanzó encima, y Nathan quedó en el piso, sujetando la boca de aquella bestia de pelaje oscuro, que se mostraba dispuesta a lastimarlo gravemente.
Así que, no tuvo más remedio que transformarse en lobo, y pelear con su padre.
Los criados estaban viendo la batalla y nadie era capaz de interferir.
Mientras tanto, la chica ciega, estaba recogiendo las pocas cosas que tenía, cuándo escuchó el aullido fuerte y claro de un lobo en el exterior.
Emma se apresuró a salir de la habitación, fue algo complicado bajar las escaleras, pero logró llegar a la salida de la mansión, la puerta se abrió.
Alguien estaba frente a ella.
–Emma, tenemos que irnos ahora… –respiraba Nathan con dificultad, le tomó la mano a Emma.
La pequeña sintió un aroma muy extraño, la mano de su guardián estaba fría, no estaba cálida como de costumbre y estaba mojada.
Ella rápidamente se llevó su mano a la nariz, la olió y se dió cuenta de que era sangre.
–¡Nathan! –Su grito hizo eco en la mansión.
Aquel hombre de hermoso aspecto, se había derrumbado en los brazos de su querida niña.
–Nathan… por favor, despierta, ¿Qué te pasó? ¿Me escuchas? No puedo verte. Dime algo por favor –Su guardián tenía la cabeza recostada en su regazo. Ella se estaba desesperando, sí perdía a Nathan, su mundo se iba a desbordar aún más, ya que ella lo amaba con todo su corazón, desde que era una niña. Sus lágrimas empezaron a empapar su rostro. –Todos tenían razón, sólo soy una ciega inútil, una niña pobre, sin familia, no soy nada, no pude ser capaz de salvar a mi familia. Ni siquiera puedo salvar al hombre que amo. Nathan FitzGerald, no puedo perderte, eres todo para mí. Por favor, te lo suplico, despierta.Emma frotó sus ojos que estaban cubiertos de lágrimas, y en ese momento, una imagen muy borrosa apareció, no tenía forma, pero se fue haciendo más clara. Pensó que quizás era alguna imagen de su imaginación. Luego pudo enfocar, y ahí estaba, un hombre de increíble belleza, con rasgos afilados, piel blanca cómo leche, cabello largo y oscuro como la noche. Estaba viendo el rostro
–Ocho, nueve y díez. ¡Allá voy! –Andrew estaba terminando de contar. Mientras su hermana se escondía. Era algo que siempre hacían luego de almorzar. Ellos vivían cerca del bosque, pero sus padres les tenían prohibido escabullirse en el bosque, fuera de los límites que conocían.Su hermana corrió entre los árboles del bosque, no se percató de que había traspasado el límite que estaba permitido, y sin darse cuenta se perdió, todos los lugares a dónde miraba se veían exactamente igual. Estaba nevando, pero ella confiaba en que su hermano la encontraría. Así que se agachó detrás de un árbol. Escuchó como algo se aproximaba a su dirección, asustada levantó el rostro y vió cómo un lobo gigante de pelaje negro y ojos rojizos, corría hacía dónde ella estaba. No lo pensó dos veces y ella también empezó a correr. La bestia la estaba persiguiendo y Emma empezó a gritar.–¡Andrew! ¡Ayúdame! ¡Hermano! ¡Auxilio! –tropezó con una rama y cayó.Andrew después de contar fue en busca de su hermana
– ¡Bienvenida a nuestro nuevo hogar! – Nathan tomó la mano de Emma y entró con ella. La niña quedó fascinada, todo era muy precioso, todo estaba decorado sutilmente. No tan sobrecargado cómo la mansión. No era un lugar tan grande, pero era cálido. Tenía varias habitaciones. Una cocina muy elegante, y una sala bastante moderna. Nathan le mostró cuál sería su nueva habitación. Parecía ser una habitación hecha para una niña, quizás Nathan tenía planeado tener una hija a futuro. Era un cuarto rosado, repleto de peluches. La chica pelirroja se sintió un poco incómoda. Al final pareciera que el hombre que ella amaba, nunca la iba a amar cómo ella quisiera.– Iré a ducharme. Iremos a la ciudad. También puedes echarte un baño si quieres. Emma se sentó en su cama, mientras Nathan salía de la habitación. Viviría sola con el hombre de sus sueños. Estaba algo temblorosa, porque tenía muchos deseos de Nathan. Ella quería que él ya no la viera como a una niña. La chica pelirroja se paró y entr
Emma estaba desnuda, al lado de su amado. Ya no era una niña, era una mujer. Ella miraba el cuerpo desnudo de Nathan, y solo podía maravillarse en cada detalle de él. No podía creer lo que había sucedido hace unas horas atrás. Ella quisiera quedarse más tiempo observandolo, pero ya casi amanece. Emma se fue a duchar y se vistió, quería que Nathan empezara el día con un buen desayuno. Nathan al despertar, no recordaba nada de lo que había sucedido en la noche con Emma. Estaba confundido, no entendía por qué estaba desnudo. Su cama olía a Emma. – Es extraño, pero, no puedo recordar nada de lo que sucedió, luego de hablarle sobre el compromiso a Emma… Lo último que recuerdo, es una imágen vaga, de su cuerpo desnudo. Sin embargo, no estoy muy seguro de sí eso en realidad ocurrió – era lo que pensaba Nathan dentro de sí, mientras el olor a comida entraba en la habitación. Luego de vestirse, Emma entró a la habitación de Nathan, venía con unas tostadas, huevos y jugo de naranja.
– Por favor vete. Quiero estar sola.– Tengo órdenes del señor FitzGerald, de cuidarla hasta que él esté de regreso, señorita.– Austin… Yo no necesito un guardaespaldas. Yo soy dueña de mi propia vida. Así cómo él es dueño de la suya. No soy una prisionera. ¿Acaso no ves cómo estoy y cómo me duele esta situación? – Es mi trabajo. No puedo irme. Lo siento. Aún así, me da curiosidad. ¿Por qué le afecta tanto que su hermano se vaya a casar? – Nathan no es mi hermano. Lo conozco desde que era una niña. Fue amor a primera vista. Lástima que él nunca me vió con los mismos ojos. Sólo me ve cómo su hermana menor.– Pero, aún así ¿No crees que es común el rechazo? Digo, la diferencia de edad es algo notoria.– No lo entenderías. No se trata de la edad. Siempre he tenido la sensación de que… Estamos hechos para estar juntos. Es una mala jugada del destino nuestra diferencia de edad, pero, es un obstáculo que no es imposible atravesar. – Sé que esto no es de mi incumbencia pero, quizás deber
Emma fue incapaz de dormir. Estuvo pensando hasta que amaneció. En la nota que le dieron, pusieron la dirección del Instituto médico de Husffen. Era una universidad bastante prestigiosa, y a Emma le dieron una beca. Ella no entendía nada. Pero, iría a encontrar respuestas. – Señorita Emma, soy yo, Austin, todo está listo – El guardaespaldas al no obtener respuestas volvió a tocar la puerta. Emma abrió la puerta, y le entregó su maleta al guardaespaldas, que la recibió con una tierna sonrisa. – ¿Estás segura de esta decisión? Se te ve un poco triste e insegura. – Debo irme, es lo mejor para todos. – Sé que amas al señor FitzGerald, y también estoy seguro de que él te ama. Tanto cómo para dejarte ir tan lejos. – Sólo serán algunos años en los que esté fuera. Para cuándo regrese seguramente se habrá olvidado de mí. Esté casado y… tenga hasta hijos.– Quizás te estás adelantando a los hechos. Aún no has abordado el avión. Debes saber algo, este compromiso tiene intereses de por med
Había turbulencia. Emma estaba muy asustada.– Pasajeros, guarden la calma, sentirán un poco de turbulencia, pero no hay nada de qué preocuparse – La voz de una mujer resonaba en el avión, por un altavoz. El avión aterrizó, empezó a llover a cántaros. Emma sabía que alguien la estaría esperando en el aeropuerto. Habían muchas personas, no sabía exactamente a dónde mirar o a dónde ir, hasta que vió a un hombre bastante robusto, pelirrojo y con barba. Tenía en sus manos un cártel que decía "Bienvenida, Emma Fieldhouse" Al principio Emma estuvo un poco asustada, por el aspecto de aquel hombre. Pero luego notó que era una persona muy amable. La llevó en auto hasta el instituto Husffen. – Si necesita algo, no dude en llamarme – Le entregó una tarjeta, decía "Bryan Radcluffe" y un número de teléfono. – Muchísimas gracias, señor Radcluffe, ha sido muy amable conmigo – Fueron las palabras de Emma al bajar del auto.El lugar era un edificio grande, tenía unos muros bastante altos rodeando
Era de noche, había luna llena, la niebla espesa se colaba entre los árboles del bosque. Nathan se dirigía con una cantidad de 200 hombres lobos, a la mansión FitzGerald. Nathan sabía los planes de su familia de querer ocasionar Caos en el mundo humano, Los FitzGerald estaban hartos de esconderse, querían que el mundo les temiera. Pero, él no podía permitir que alterarán el equilibrio que se había estado manteniendo por siglos.Los vampiros muchas veces encontraban víctimas, se deshacían por completo de los cuerpos, y las personas al no aparecer nunca, sólo quedaba cómo un caso de desaparición sin resolver. Las brujas secuestraban niños para sus rituales, secuestraban adolescentes vírgenes para ofrecerlas a demonios, pero los crímenes eran algo que abundaban en el mundo humano, podría ser otro asesino, otro secuestrador, otro psicópata, nunca se sospecharía de brujas o vampiros, porque se han sabido esconder en la sociedad. Están en medio de nosotros. Sólo que no sabemos distinguirl