EDON—No, no, no, no —grité enfurecido —¿Por qué tú? Me encontraba devastado, solo de pensar que mi mate, mi compañera, la mujer que amaba me había traicionado de esa manera, mucho peor que ella fuera la asesina de mi madre. »No, no, no. —golpeaba la pared de mi habitación. Las paredes eran suficientes fuertes para soportar mis golpes. Estaba aquí encerrado para que nadie notara mi estado emocional. Toc, toc, toc. Tocaron a mi puerta. —¡No quiero ver a nadie! —Señor, soy el médico —gritó del otro lado de la puerta. —Pase. —grité— ¿Qué pasa? —Su hermano ya está estable. Circe causó una herida en la pierna de mi hermano y no podía negar a ese hecho, ya que todo la inculpaba. Se supone que era un líder ejemplar y tenía que tomar la mejor decisión para la manada y me comporté como un cobarde al dejar a Circe en manos de Fray, pero no iba a ser capaz de condenar a mi propia compañera. —Voy para su habitación en este momento. —Debería limpiar eso —me indicó. Vi mi mano, estaba sa
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