Farid.ANUNCIO.—¡Esto ya es demasiado…! No puedo entenderlo, por más de que trato, ¡no puedo…! —como predije, el periódico fue lanzado a mis pies, mientras bajé mi mirada a todas las hojas de papel en el piso.Luego posicioné la mirada en mi madre, pero ella me la quitó enseguida, como si se estuviera avergonzando de mi conducta.—¿Qué querías que hiciera? —respondí en tono neutro—. ¿Qué arrojara a la mujer a la calle…? O mejor aún… ¿Qué la desapareciera por el escándalo que proporcionó? No uso tus métodos, papá, ni los usaré…Badra, mi madre, se agitó y se levantó rápido, pero el impacto en mi mejilla ya estaba hecho.Mi cabeza no se volvió a girar hacia él. De hecho, permanecí así, tratando de amortiguar la rabia que eso me causó.—Farid, te lo advierto, no es a tu manera… esta monarquía nos ha costado sudor, lágrimas y sangre, como para que un dejado como tú, arruine todo eso. Se suponía que precederías la reunión… una reunión tan importante para Angkor como ninguna, y sabiendo es
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