Keith llegó a su departamento y miró alrededor ese lugar perfecto aunque frio pero elegante con una sala donde al parecer jamás se movía un cojín, con cuadros originales abstractos que decoraban las paredes como si se tratara de un museo contemporáneo, ese lugar que había sido tantas veces el testigo de sus noches de pasión con cada mujer que quiso y que había pensado toda la tarde que disfrutaría como siempre pero esta vez con Amy, desde que la vio no pudo evitar ese pensamiento, era perfecta para él, joven pero no una muchachita que lo usaría para sacarle dinero, culta, inteligente, muy guapa, profesional y lo mejor estaba sola justo desde esa mañana, tenía todas las cualidades que buscaba en una mujer, era simplemente perfecta con ella si podría presentarse en cualquier evento de sociedad y nadie diría de él que es un “Sugar Daddy” pero lo que la hacía diferente a cualquier otra mujer era que no había caído en sus insinuaciones y ahora no estaba en su cama y si bien tenía sus táctic
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