Había pasado una semana y no había nuevas señales de ataque, aun así, los nervios de Jules se negaban a ceder. Y la presencia del gigantesco macho, que llenaba toda la sala con su sola presencia no ayudaba. No podía negar que sentía una atracción avasalladora desde el día en que lo conoció, el guardaespaldas lucía bien en todas las medidas, de pies a cabeza, con un cabello largo y rubio oscuro que caía por su espalda como una cascada en hermosas ondas, sus ojos claros que ya lo había cazado mirándola varias veces, su rostro atractivo al punto de dolor. Su labios gruesos y cejas tupidas que daban equilibrio a su expresión, y por no decir de su cuerpo proporcionado, pero era más que eso. Algo muy profundo, más primitivo dentro de él llamaba por el otro hombre, aceleraba sus latidos cuando su figura estaba cerca, haciendo que cada parte de su cuerpo se sintiera viva y aunque intentaba ocultarlo, cada día era más consiente de ese sentimiento.Había notado que últimamente mantenía cierta d
Leer más