Horas más tarde.Ernesto revisando unos pendientes desde su computador, en cuanto finalizó lo que estaba haciendo, tomó su móvil y le envió un mensaje a su chica, para solicitarle su permiso de ir a recoger a Aby para que jugara con Lis.Luego de esperar unos minutos su respuesta, frunció el ceño al no obtenerla, imaginó que estaba ocupada en la clínica, por lo que se puso de pie para ir por un café.Ernesto escuchó un par de pequeños murmullos, dejó la taza que recién se había servido, sobre la mesa del comedor, entonces se acercó a su habitación y observó a Lis sentada sobre sus rodillas en su cama, interactuar con su muñeca favorita. Sonrió conmovido al ver sus cabellos enmarañados, además que lucía un mameluco en tono lila, su favorito, por lo se quedó en el umbral de la puerta viéndola jugando, sin decir nada.—Voy a llenar tu tina con agua fría —la niña le dijo enojada a su muñeca—, no llores. —Sacudió con fuerza su juguete—, papá va a venir pronto.—Tengo frío —imitó una pequ
Leer más