Todos los capítulos de Vendedora de Caricias (Saga Dulce Adicción).: Capítulo 51 - Capítulo 60
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Carlos Gabriel se hallaba revisando una facturas en su computador, estaba tan concentrado en su tarea, cuando las voces de dos mujeres interrumpieron su labor. —Señorita no puede pasar —informaba la asistente. —Yo no necesito tu permiso —dijo la otra mujer. Gabo se puso de pie, arrugó el ceño, al reconocer aquella voz, entonces caminó hasta la puerta, y la abrió. Resopló y apretó sus dientes al verla ahí. —Por favor, escúchame —suplicó. —No tenga nada que hablar con vos —rebatió él con firmeza. La mirada de Melissa se cristalizó, y la garganta se le secó. —Hazlo por los años que vivimos juntos —suplicó con la voz entrecortada. Gabo inhaló profundo, y negó con la cabeza. —No tengo tiempo, estoy ocupado —informó con seriedad. Melissa sin darle tiempo a reaccionar se aproximó a él, y se cayó de rodillas frente a él, lo tomó de las piernas. —Por favor, perdóname, vengo en son de paz —aseveró. Carlos Gabriel arrugó la frente, la tomó de los brazos y la hizo ponerse de pie. —No
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Solo la penumbra cubría la habitación, Gabo parpadeó abriendo los ojos, carraspeó sintiendo su garganta seca, la cabeza pesada, aún se sentía algo mareado, entonces logró distinguir que ya estaba en casa, pero no recordaba ni como llegó. Estiró su brazo y encendió una de las lámparas, enseguida se puso de pie, fue al baño, se mojó el rostro, y se miró al espejo, se veía fatal. Luego salió hasta la cocina en busca de agua, y fue ahí que se encontró con Pau, quien estaba preparando la cena. —Hola —saludó, y abrió la puerta de la nevera, sacó una botella con agua, la destapó y bebió de un solo golpe. Pau inclinó su rostro y sintió cómo su cuerpo temblaba al escucharlo. —¿Cómo estás? —indagó bajito. —Terrible —respondió Gabo, sacó una de las sillas de la mesa de desayunador, y tomó asiento—. La cabeza me estalla —informó. —¿Sabes quién me trajo? —cuestionó llevándose las manos al cabello. Pau sacó una bebida hidratante y le retiró el agua. Tomó un par de aspirinas y las puso sobr
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Aquella noche Carlos Gabriel se dirigió en compañía de Pau a hacerse aquellos estudios clínicos, para estar tranquilos de que él se encontraba bien. Por lo que tuvieron que esperar unos días para recibirlo.Gabo aún no se sentía muy bien por lo que fue a acostarse mientras Paula María se encargaba de Angelito. Carlos Gabriel cerró sus ojos, intentando dormir. De pronto las luces se comenzaron a encender y a apagar acompañada de una brisa fresca que agitaron las persianas, haciendo que se golpearan sobre el muro.Gabo abrió los párpados, creyó que las ventanas estaban abiertas al sentir aquel viento, pero cuando giró y miró al ventanal, notó que se hallaban bien cerradas. Frunció el ceño pensativo recordando que cuando estuvo cuidando de Sam, las luces hicieron esa intermitencia, sacudió su cabeza para desechar esos pensamientos. —Gabo —susurró bajito una voz. —¿Estás listo para creer en lo sobrenatural? —cuestionó aquella dulce voz.Carlos Gabriel sintió que cada vello de su piel s
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Justo en el momento en el que dejaron a Gabito, con Sam y Óscar, en el estacionamiento del edificio donde vivían Paula María sentía una sensación de tristeza que trataba de disimular.Angelito sonrió con emoción al observar que Óscar y su familia descendían del ascensor con el equipaje.—¿Listo para irnos, campeón? —cuestionó mirando al niño.Gabo bufó.—Dirás querido yerno. —Carcajeó divertido.Óscar arrugó la frente.—No me simpatizas. —Lo señaló con su dedo índice.—A mí me enseñaron a decir siempre la verdad —Volvió a reír.—Creo que deseas otra dosis de la patada voladora de mi hija.Gabo colocó con discreción sus manos en la entrepierna. —No gracias —expresó con seriedad. Norita tomó de su chamarra a Óscar, y la sacudió para que captara su atención.—Papi, acuérdate que me prohibiste volver a golpear a mi tío Gabo, porque no está listo para mi super patada —expresó sonriente, imitando hacerla.—Yo escuché cuando le dijiste que no lo podía hacer —Angelito mencionó también.Sama
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Al sentir las manos sobre su virilidad, Carlos Gabriel emitió un placentero gemido. Observó con la mirada ensombrecida a Pau y se reflejó en su azulada mirada. Enseguida la tomó con sus grandes manos por las mejillas y acercó sus labios a los de ella, besándola de manera apasionada. Con cada roce de sus lenguas, la llama de la pasión despertaba más y más, sintiendo como sus cuerpos comenzaban a arder como leña en la hoguera, ante el deseo de entregarse, amarse y volverse uno solo.Luego de que se separaron para tomar aire, Gabo se puso de pie y corrió las cortinas quedando en penumbras la habitación, entonces, encendió una tenue luz, iluminándolo sólo a él, de inmediato buscó de su reproductor de música para hacer lo que tenía planeado: Black in black by AC/DC, comenzó con rasgando las cuerdas de la guitarra.Con gran asombro Pau observó atenta cada movimiento que él hizo.Carlos Gabriel se arrancó la camisa, con rapidez. Y se quitó en un par de movimientos el pantalón, estaba complet
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Zicatela- Oaxaca. En la tarde luego de que Luna y Andy conocieran al pequeño Angelito, los siete incluyendo al hermano de Samantha pasaron una tarde divertida en el mar. Al ver la emoción por la playa que tenía Angelito, Andrea solicitó la ayuda de su hermano para bajar del remolque que llevaban las aqua motos y disfrutar del mar. Hubo algo en Gabito que hizo que Andy sintiera una especial conexión hacia él, al ver su azulada mirada, tan profunda como el cielo. No podía dejar de pensar en su hermana y cuando sonreía se la recordaba aún más, por lo que no le podía quitar la vista de encima.Se acercó al pequeño con inquietud y se acuclilló.— ¿Cómo se llama tu mamá, pequeño? —cuestionó con curiosidad.Angelito la miró a los ojos y parpadeó un par de veces.—Se llama Gaby —respondió sin soltar a Sam de la mano.—No, se llama Pau —dijo Norita quién jugaba con las olas, de la mano de su papá. Andrea separó los labios, su corazón retumbó y miró a Luna a través de sus gafas de sol. Luna
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Al día siguiente los tres jóvenes se encargaron del desayuno, mientras Óscar atendía a los pequeños, y Sam dormía un rato más. — ¿Va a tardar mucho Samantha? —Andy preguntó a Óscar. Óscar miró su reloj. —No creo, el olor a comida la suele despertar —refirió sonriendo. —¿Necesitas algo? —cuestionó. Andy ladeó los labios, socarrona. —Puede esperar, no te preocupes —refirió mordiendo sus labios, después de que recibió un paquete que encargó por rapi. Voy a ayudar a terminar de cambiar a Norita y Gabito —indicó y se alejó. Luna se aproximó a Andy. —Deberías darle una oportunidad a Samuel —susurró mirándolo de reojo—. Está hecho un bombón —dijo bajito—, y me parece que se derrite por ti —señaló. Andrea se aclaró la garganta. —Solo somos amigos —refirió—. Vive muy lejos y no deseo una relación a distancia, lo sabes muy bien —respondió. —Eso no parece cuando estás cerca de… Ya sabes quien —expresó. Andy rodó los ojos. —Solo somos amigos y se llama Juan Miguel —expresó y rodó los
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Los dos jóvenes se miraron entre ellos. —El apellido Duque es muy conocido en Colombia —dijo Juan Miguel.—Pero solo nosotros tenemos sangre real —comentó Andrew, y sonrió—, ya te dije que somos unos príncipes. —¿Entonces también tú serás un príncipe? —cuestionó Norita a Angelito—, hay que decirle al tío Gabo. —No lo sé, debo preguntarle a mi papá, porque también dice que es de la realeza —refirió.—No nos hemos saludado —intervino Sam para cambiar de tema. Mike y Andrew se miraron entre ellos, y luego los dos observaron con atención al pequeño. —Perdón la mala educación —expresó Juan Miguel, y se aproximó a saludar a Samantha, y luego a Luna. Juan Andrés hizo lo mismo, pero cuando se acercó a Luna, la besó en la mejilla, muy cerca de la comisura de los labios. —Te dije que te pusieras sexy —susurró al oído de ella. Luna bufó.—Sí vuelves a acercarte tanto a mí, te voy a dejar sin descendencia. Le haré un favor al mundo y a tu padre que no desea nietos —murmuró.Andrew solo l
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Paula María y Carlos Gabriel recibieron la cena en su habitación. Ambos se sentaron sobre la mullida cama y cruzaron sus pies en flor de loto. Tomaron sus platos con el Club Sándwich que cada uno solicitó y la orden de deliciosas papas a la francesa.Gabo tomó el control de la Smart tv y la encendió, en ese momento el noticiero apareció con la fotografía de una joven. Estaba por presionar para cambiar a Netflix, cuando Pau habló.—No le cambies —solicitó con angustia.Carlos Gabriel arrugó la frente y desvió su mirada hacia Pau, quien tenía la mirada cristalina, al estar atento a la nota que daban sobre esa chica, por lo que decidió esperar para poder preguntarle.Mientras Pau escuchaba, se llevó las manos a sus labios para atrapar el sollozó que estaba por escaparse y sentir como su piel se erizaba.—¿Qué ocurre? —cuestionó Gabo preocupado.Pau parpadeó un par de veces para dejar liberar un par de lágrimas.—A ella le decían Amaranta —refirió con tristeza—, dormíamos en la misma habi
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Andrea regresaba de la playa sosteniendo su tabla de surf, después de haberle mostrado a Angelito lo que era aquel deporte, se dirigió hacia la terraza de la casa ypoder dejar sus cosas, meterse a la regadera a enjuagarse un poco, luego se dirigió por una toalla y se secó para tumbarse sobre un camastro directo en el sol. Samuel desde lejos observó todos los movimientos de la chica, recorrió con su mirada el cuerpo de Andy, y se mojó los labios, de inmediato se fue aproximando a ella. —¿Te puedo hacer compañía? —cuestionó cuando llegó. Andy lo miró y rodó los ojos. —Depende el plan en el que vengas —expresó—, estoy enfadada contigo —indicó. El joven frunció el ceño y se sentó en otro camastro. —¿Conmigo? ¿Por qué? —cuestionó con curiosidad. —Por los comentarios que has hecho. ¿Cómo te atreviste a decir que pasaremos la noche juntos? —gruñó. Samuel ladeó los labios, y parpadeó con incredulidad. —¿Y por qué no? —indagó—, no te vengas a hacer la puritana conmigo, por qué se t
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