Gabo arrugó el ceño, resopló. —¿Por qué piensa que terminamos? —cuestionó. —¿Vos le cuentas de nosotros? —reclamó elevando el tono de su voz. Pau abrió los ojos, sorprendida, su respiración se agitó.—Me conoces bien, yo no hablo de mi vida con nadie —explicó—, fue por lo que ocurrió en el restaurante entre Melissa y tú —dijo—, no nos habíamos visto, ni hablado desde entonces. Solo le mandé un correo para solicitar unos días para salir de viaje, eso es todo. No te alteres, por favor —suplicó, mirándolo con timidez.Gabo inhaló profundo, y relajó sus músculos, se aclaró la garganta. —No desconfío de vos, pero sí de las intenciones de ese sujeto —expuso con seriedad—, no deseo a otro Gael en nuestras vidas —comentó—, lamento si te asusté —se disculpó. Pau exhaló e inhaló profundamente un par de veces.—Después de lo sucedido, le aclaré que las cosas entre nosotros no han finalizado —mencionó—. Tampoco deseo toparme con otro hombre como ese… —omitió la palabrota que deseaba decir—. L
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