Subió a su habitación, pero no se detuvo en esta, sino que abrió la puerta que la conectaba con la de Emilia y entro. Ella se encontraba sentada sobre la cama, pero al verlo se puso de pie para encararlo sin temor alguno. - Aun es mi día libre, pero si puedo ayudarlo en algo digamelo - le dijo tratando de mostrarse servicial, aun cuando en el fondo desease echarlo de su presencia. - Mis padres opinan que debo pedirle una disculpa por mi comportamiento - le dijo con la vista en el suelo y expresión abatida. - Descuide, no hace falta - le dijo pues no necesitaba una disculpa, en especial una que obviamente no era sincera. - He dicho que ellos lo quieren, pero no que yo este dispuesto a ofrecérsela; así que no lo espere, porque no pasara - le aseguró cambiando de pronto su actitud. - ¿Entonces que hace aquí? - le preguntó cansada de la forma en que la trataba. - Aun hay cosas que necesito decirle y es que no me trago ese cuento de la chica buena e inocente, no soy tan estúpido co
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