En el comedor se encontraba Oliver desayunando junto a sus hermanos y cuñada. No estaba muy animado, pero al menos era un avance de su anterior estado.
Emilia llegaba a la reja delantera, cuando de pronto fue alcanzada por Luisa.
- Espera un poco - le dijo al llegar a su lado.
- ¿Sucede algo señora? - le pregunto extrañada.
- Creo que hay cosas de las que debemos hablar, anda acompañame - le pidió regresando hacia la mansión.
Aunque un tanto confundida, Emilia decidió ir con ella; después de todo aun faltaba un rato para que su turno en el centro de rehabilitación empezase. Una vez en el interior Luisa la guió hacia el despacho.
- No estoy del todo de acuerdo con tus métodos, pero no puedo negar que parecen rendir frutos. Oliver a salido al fin de su habitación y ahora esta desayunando en el comedor con sus hermanos. Tú has logrado en sólo unos pocos minutos lo que nosotros no fuimos capaces en meses. Aunque sólo fuese para pelear, él ha salido de su habitación y es un avance significativo en su estado - le dijo un tanto mas animada y calmada que antes.
- Me da gusto que al menos haya logrado eso, en verdad me alegro y aun así me veo en la necesidad de decirle que si esta sopesando el contratarme debe pensarlo con calma. Este no sera un proceso sencillo o tranquilo en lo mas mínimo debe entenderlo, pues si logro que mis pacientes salgan adelante es porque los obligó - le dijo siendo incluso cruda al respecto.
- Los trato como a cualquier persona y los forzó a luchar por recuperarse, así sea para librarse de mi. Si lo que usted busca es alguien que tenga compasión de él y lo trate con pinzitas, esa no soy yo - le dijo siendo muy honesta.
- Si algo puede tener seguro es que me odiara y luchara por sacarme de aquí, día con día. Lucharé por ayudarlo a salir adelante; aunque al principio sera un estira y afloja entre nosotros, pues deseara que me valla. Sin embargo, mientras use ese impulso que le da el enojo para salir adelante, soportare todo lo que haga o diga en mi contra - le aseguro sin laenlr dida al respecto.
- Lo único que les pido es que no intervengan en mis acciones pase lo que pase, que no buscó dañarlo, sino tan solo orillarlo a mejorar. La escena que hoy se vivió sera mas común de lo que puede imaginarse y hasta ocurrirá algo peor, pero tenga por seguro que no lo dañare físicamente y que saldrá de agujero en que se encuentra, aunque solo sea para alejarse de mi - le dijo consciente de que debía conocer todos los pormenores y consecuencias que su decisión podía significar.
- En este punto me siento tan desesperada, que estoy dispuesta a intentar lo que sea. Correré el riego contigo si eso significa la mejoría de mi hijo; aunque temo no seas capaz de aguantar su mal humor y desplantes - le dijo accediendo a contratarla, aun con todo lo que eso podía causar, tanto positivo como negativo.
Al escucharla Emilia comenzó a sonreír e incluso estuvo apunto de soltar una sonora carcajada.
- Señora, permitame asegurarle que nada de lo que él diga podrá hacerme daño. Soy una persona muy fuerte, así que tenga por seguro que podre salir avante de lo que sea que él pueda hacer o decir - le dijo completamente segura de lo que decía.
- Eso espero, porque valla que se necesita de paciencia y fortaleza para soportarlo - le dijo consiente de lo complicado que podía ser tratar a Oliver.
- Soy capaz, se lo aseguró. En cuanto a mi contratación, imagino que usted la hará y por ende solo usted puede decidir cuando prescindir de mis servicios y así sera sin importar lo que él diga o quiera - le dijo con total seguridad en que lo soportaría todo y es que había pasado por tanto que no le temía a nada de lo que pudiera hacer Oliver.
- Me parece perfecto, ¿cuando puedes iniciar a trabajar? - le preguntó hiendo directo al grano.
- Si gusta mañana mismo, solo tengo que arreglar algunos asuntos personales - le dijo sin entrar en detalles.
- Me parece bien, arregla tus asuntos y te esperamos el día de mañana con tus cosas para que inicies con el trabajo - le dijo dando por sentado que todo estaba listo y entendido.
- ¿Mis cosas? - le cuestionó confusa.
- ¿El doctor Alvarez no te hablo de que era un trabajo a tiempo completo y que tendrías que quedarte aquí? - le cuestiono pues había dado por hecho que lo entendía.
- No, él no me lo mencionó - le respondió un tanto preocupada por lo que eso podría significar.
- ¿Tienes algún inconveniente al respecto? - le cuestiono Luisa, pues se daba cuenta que había dado mucho por hecho.
- No, en absoluto. Estaré aquí mañana a primera hora - le dijo mientras pensaba en todo lo que tendría que hacer ese día para estar lista.
Se estrecharon las manos y luego Emilia se marcho.
A la mañana siguiente llego a primera hora a la casa de los Grant y fue recibida una vez mas por los guardias de seguridad de la puerta, los cuales la revisaron a ella y sus pertenencias. Solo cuando estuvieron conformes le permitieron el paso, para posteriormente ser recibida por Luisa.
Traía consigo sus cosas como se lo pidieron, las cuales consistían en una pequeña maleta y una bolsa de viaje, además de su botiquín. Luisa entonces la llevó nuevamente escaleras arriba, deteniéndose en la puerta a un lado de la habitación de Oliver. Aquella habitación era espaciosa, pero no tanto como la de él.
- Ocuparas esta habitación, pues esta conectada con la de Oliver con esa puerta - le dijo haciéndole notar la puerta que se hallaba en un extremo.
- De ese modo podrá estar al pendiente de él todo el tiempo - le explicó.
- Gracias y es que mientras mas cerca me encuentre será más fácil realizar mi trabajo - reconoció consciente de todo lo que tendría que hacer para ayudarlo a salir adelante.
- Confió en que aquí tendrá todas las comodidades posibles para que lleve acabó su trabajo - le dijo esperando estuviese bien con el lugar que le asignaron.
- Entiendo que debo estar lo mas cerca posible de Oliver en todo momento. Me puede acomodar aquí o en cualquier otro sitio que decidan para mi, no tengo problema alguno - le aseguró, pues como enfermera estaba acostumbrada a todo tipo de incomodidades al llevar acabo su trabajo.
La verdad es que estaba asombrada con el lugar, el cual tenia una amplia cama, closet y hasta baño individual; era en verdad cómodo.
- Te dejo para que te instales - le dijo dirigiéndose hacia la salida, pero se detuvo a medio camino.
- Casi lo olvido, aquí tienes la lista de medicamentos que debes administrarle a Oliver y los horarios en que tiene que tomarlos; además de los datos de sus médicos por si tiene alguna duda - le dijo entregándole un folder con varias hojas, las cuales tenían escrito el tratamiento de forma clara y precisa.
- ¿Donde esta Oliver ahora? - le preguntó dispuesta a iniciar con su trabajo cuanto antes.
- Ayer después del desayunar pidió que lo ayudaran a volver a la cama y no ha salido de ahí desde entonces - le contó claramente triste.
- Entiendo, ¿a que hora desayunan usualmente? -le pregunto dejando en el piso sus cosas.
- En un rato mas, ¿por qué? - le cuestionó un tanto confusa.
- Pongan su lugar en la mesa, le aseguro que baja con ustedes. Solo déjeme alistarme y le pido que no intervenga sin importar que tanto grite o insulte - le dijo mostrándose confiada con su capacidad, lo cual era algo curioso para Luisa.
- Esta bien, te dejo - le dijo marchándose.
Emilia entonces abrió su maleta y se dispuso a alistarse para comenzar su trabajo. Una vez estuvo lista abrió la puerta que conectaba las habitaciones, tomo una gran bocanada de aire y se dispuso a hacer lo necesario.
Primeramente abrió las cortinas iluminando el lugar, solo para darse cuenta de que parecía aun mas desordenado que el día anterior y a decir verdad eso no le sorprendía. Como vio que no despertaba decidió tomar la silla de ruedas sencilla y la alejo de la cama, para luego acercar la de motor. Revisó que estuviese funcional y no le sorprendió en absoluto darse cuenta de que era de ese modo, así que la coloco a un lado de la cama y se aclaro la garganta, esperando fuese suficiente para despertarle. Al percatarse de que no era de ese modo y solo recibir un quejido de su parte decidió tomar medidas mas drásticas.
Tomo la orilla de las sabanas con firmeza y las jalo para quitárselas de encima, revelado así a Oliver recostado con su pijama y cara de sueño. No obstante, esta se fue transformando por la furia conforme pasaban los segundos; mismos en los que se dio cuenta de quien era ella y claramente no le alegro tener que volver a verla.
- ¿Qué parte de que no quería volver a verte es la que no hazentendido? - le cuestionó con voz un tanto áspera.
- Lo siento, pero no puedo cumplir con tus exigencias. Su madre me ha contratado como su enfermera y eso es lo que pretendo ser - le respondió con toda seguridad y convicción.
- A mi no me importa quien la haya contratado, porque no deseo verte aquí y quiero que te marches de una vez - le exigió desoyendo sus explicaciones.
- Me disculpo una vez mas, pero no puedo cumplir con sus deseos. Su madre me ha contratado y solo ella puede decidir cuando prescindiera de mis servisios y mientras eso pase aquí estaré - le dijo sin dejarse amedrentar por este.
- No lo permitiré, no quiero tener que verte ni un segundo más - le respondió dispuesto a todo por sacarla de su casa y de su vida.
- Me temo que tendrá que acostumbrarse, ahora dejeme ayudarle a salir de esa cama, ande - le dijo acercándose a la cama y disponiéndose a sujetarlo por los brazos para sacarlo de ahí, mas este se negó.
- No quiero ir a ninguna parte, ahora dejame solo y marchate. Aquí es donde quiero estar - le dijo furioso.
- Lo siento, pero no puedo permitirlo. Ande, déjeme ayudarlo - le dijo volviendo a acercarse y esta vez si colocó las manos bajos sus brazos para ayudarlo.
Oliver en cambio se negó una vez mas y esta vez de forma rotunda y sin miramientos e incluso trato de agarrarla por la muñeca con firmeza, mas esta supo librarse con facilidad.
- ¿Qué parte de largate no hazentendido?. No quiero que me toques, no quiero tener que volver a verte - le grito a todo pulmón.
En ese momento apareció en la puerta un joven un poco menor que Oliver, pero demasiado parecido para ser una coincidencia. Era claro que se trataba de su familiar y es que era su hermano Patricio.
- ¿Qué esta pasando aquí? - cuestionó con firmeza apenas atravesó la puerta.
- Quiero que saques a esta mujer de la casa y que no se le permitía que se me vuelva a acercar - le ordeno Oliver aún rojo de furia.
- ¿Usted es...? - le cuestionó Patricio, quien había estado fuera de negocios y no le conocía aún.
Recién había vuelto a la casa y se encontró con aquel escándalo, así que era normal que se pusiera un tanto a la defensiva.
- Emilia Sáenz, la enfermera que la señora Luisa ha contratado para el señor Oliver - se presentó tendiéndole la mano con cortesía.
- ¿Qué estaba pasando aquí con exactitud? - le cuestionó aun confuso por los gritos que había escuchado.
- Sólo intento hacer que su hermano se levante de esa cama y baje a desayunar, supongo que su madre lo estará esperando para tomar sus alimentos juntos - le respondió dando por sentado su parentesco por lo parecidos que eran.
- En efecto y de antemano le digo que la compadezco por el trabajo que le fue encomendado, porque mi hermano no es el tipo de persona al que se le puede decir que hacer y mucho menos obligar - le dijo cambiando de pronto su actitud para con ella.
- Eso veo. Se que su hermano y usted se han encargado de ayudarlo a asearse todo este tiempo, así que le pido su apoyo - le dijo tratando de no ser una molestia, en especial pues ella estaba ahí para liberarlos de ese tipo de tareas.
- Intentare ayudarla en lo que pueda, pero no prometo nada y es que trabajo mucho fuera de la cuidad - le respondió mostrándose servicial, pero realista al decirle que no podrían estar siempre para ayudarla.
- No hablen de mi como si no estuviera presente; puede que no me funcionen las piernas, pero si los oídos y estoy escuchado todo lo que dicen - les dijo molesto por su falta de tacto al hablar de él sin tomarlo el cuenta, ya que le hacia sentir aun mas impotente de lo que de por si ya estaba.
- Me doy cuanta. Ahora lo mejor sera que valla por sus medicinas; por favor ayudelo a vestir y subir a la silla, yo volveré enseguida - le dijo encaminándose hacia la puerta que conectaba ambas habitaciones y es que necesitaba los horarios que Luisa le había entregado.
- No se moleste en volver, porque no la quiero aquí y no saldré de esta cama, tengalo por seguro - le dijo Oliver convencido de que nada ni nadie podría cambiar eso.
- Yo no tendría tanta confianza al respecto. Haganos las cosas mas fáciles a todos y deje que su hermano lo ayude o tendré que regresar y sabe que yo no soy tan delicada - le advirtió siendo abiertamente severa.
Este se quedo en silencio un momento en una guerra de miradas con Emilia, hasta que de pronto ella gano o al menos así lo pareció. Unos minutos después regreso con una bandeja donde tenia los medicamentos y un baso de agua, los cuales dejo en el buró. Lo hizo al tiempo que Patricio lo sacaba del baño cargado, dejándolo sobre la cama. - Acerca esa m*****a silla de ruedas antes de que esta mujer se vuelva loca y me arroje de nuevo un baso de agua - le dijo haciendo que Patricio se acercara a la silla de ruedas motorizada. - No quiero esa, sabes que la odio - le dijo deteniéndolo. - Permitame decirle que de momento es mejor que se acostumbre y la use. Según se no ha tomando ninguna clase de terapia desde el accidente y esta le hará mas sencillo y cómodo el poder moverse en su condición; además de que sera mas fácil para su familia poder interactuar con usted. ¿Acaso quiere seguir siendo una carga para sus hermanos? - le pregunto en voz baja para que solo él la escuchara y aunque en u
Una hora después estaba listo, así que le acompañó abajo en silencio. Una vez entraron al comedor la familia quedó admirada por su presencia, recibiéndolo con saludos afectuosos y sonrisas. - Te puedes retirar - le dijo a Emilia sin voltear a verla siquiera. - Con permiso - dijo retirándose. Se alejó hiendo hacia la cocina, donde desayunaria junto al resto del personal y es que por fortuna había sido bien recibida por estos. - Buenos días - les saludo acercase a la mesa. - Buenos días señorita, ande sientese - le insto la cocinera. - Por favor llamenme Emilia - les pidió pues no veía la necesidad de esa formalidad. Emilia entonces vio como una de las empleadas preparaba una bandeja de comida con rapidez. - Disculpa, ¿a quien le llevas eso? - le pregunto y es que le había llamado la atención. - Al joven Oliver - le respondió con obviedad y es que para todos en la casa lo era. - Él no la necesitará, esta en el comedor con su familia - le dijo llamando la atención de los
Un par de días después. Una noche después de retirarse a dormir escucho como sonaba un teléfono en la habitación de al lado. Era la media noche cuando escuchó un sonido que le despertó de pronto, preguntándose quien estaría llamando a tan altas horas de la noche. Escucho entonces como esta hablaba con alguien, aunque no alcanzaba a entender de lo que se trataba. Mas pronto se encendió la luz y se escuchó como buscaba algo, para después de un par de minutos apagarse la luz y abrirse la puerta que conectaba las habitaciones. Ante la incógnita que representaba esa situación decidió hacerse el dormido y ver lo que pasaba. Emilia se acerco un poco para comprobar su estado y luego emprendió la salida tratando de ser muy cuidadosa al andar por la casa. No quería que nadie la viera salir y es que su trabajo era estar disponible siempre para Oliver y por ende no podía irse así sin mas. Salio por el jardín trasero, donde había menos guardias; escabulléndose hasta llegar a la calle, donde le es
Apenas llegaron Paolo ayudó a Oliver a subir a su silla de ruedas sencilla y entrar a la casa sin demora. - ¡Mamá!, ¡todos vengan acá rápido! - les grito apenas atravesó el umbral de la puerta principal. Al escucharlo todos llegaron corriendo de donde estuviesen en la casa, preocupados por sus gritos, para encontrarse con ellos en la sala. Su angustia era lógica considerando que Oliver había salido con Paolo de forma intempestiva y sin avisarle a nadie, lo cual los tuvo todo el día preocupados. - ¿Qué pasa? - le cuestionó Patricio mas molesto que preocupado, sobre todo pues los veía llegar sanos y salvos. - ¿Te encuentras mal? - le pregunto Luisa, quien como su madre que era le aterraba que algo malo pudiera ocurrirles y en especial después de lo sufrido por Oliver. - Llamaremos a los médicos cuanto antes - dijo sin esperar ninguna respuesta y es que sentía que no había tiempo que perder. Oliver se dio cuenta de que los temores de su madre la estaban guiando a los extremos, a
Subió a su habitación, pero no se detuvo en esta, sino que abrió la puerta que la conectaba con la de Emilia y entro. Ella se encontraba sentada sobre la cama, pero al verlo se puso de pie para encararlo sin temor alguno. - Aun es mi día libre, pero si puedo ayudarlo en algo digamelo - le dijo tratando de mostrarse servicial, aun cuando en el fondo desease echarlo de su presencia. - Mis padres opinan que debo pedirle una disculpa por mi comportamiento - le dijo con la vista en el suelo y expresión abatida. - Descuide, no hace falta - le dijo pues no necesitaba una disculpa, en especial una que obviamente no era sincera. - He dicho que ellos lo quieren, pero no que yo este dispuesto a ofrecérsela; así que no lo espere, porque no pasara - le aseguró cambiando de pronto su actitud. - ¿Entonces que hace aquí? - le preguntó cansada de la forma en que la trataba. - Aun hay cosas que necesito decirle y es que no me trago ese cuento de la chica buena e inocente, no soy tan estúpido co
- Toma uno de mis trajes negros del armario, una camisa blanca, zapatos de charol negro y una corbata azul - le dijo dándole instrucciones de que era exactamente lo que quería y es que lo tenia muy claro. - Aquí lo tengo todo - le dijo dejándolo sobre la cama para acercase a él y quitarle los pantalones, poniéndole los del traje. - Lo colocaré en la silla para no arrugar el resto del traje - le dijo acercandosele para colocar sus brazos en torno a su tronco para levantarlo y ponerlo sobre la silla motorizada. Lo hizo para después quitarle la ropa de la parte superior y le puso la camisa y saco con eficiencia. Posteriormente se hinco ante la silla para ponerle la corbata y los zapatos; Oliver entonces le indicio que reloj, mancuernillas y loción que deseaba usar. Quería verse como el hombre que alguna vez fue, aquel que cuidaba de cada detalle de su apariencia. Emilia se daba cuenta de que era perfeccionista, así que se esmero en su arreglo; coloco de forma correcta el traje y l
Este resulto ser una construcción de cristal fantástica en serio; la puerta estaba abierta, así que entro sin demora. Lo hizo viendo gracias a la luz de la luna una gran variedad de plantas, muchas de las cuales estaban en flor y desprendían un aroma sin duda delicioso; por desgracia no tenia tiempo para disfrutar de la vista y se dirigió enseguida hacia la dirección de donde procedían unas voces. Era una habitación sencilla y preciosa, por desgracia una vez mas no tenia tiempo de verla a detalle, sino que debía ocuparse de su paciente. - Debes regresar a la fiesta - le dijo a Paolo una vez a su lado. - No puedo dejarlos solos, mi hermano me necesita - le dijo convencido de que debía quedarse. - En efecto, pero necesita aun mas que regreses a la fiesta y les avises a tus padres que a decidido retirarse a su habitación a descansar, que estaba agotado y que no tienen nada de que preocuparse - le dijo tomando las riendas de la situación. - No puedo hacerlo, se que eso no es verdad y n
Por la noche todos estaban en la sala de espera rezando porque todo estuviese bien, porque no hubiese ninguna clase de complicación en la operación. Entonces de pronto vieron aparecer en el pasillo a uno de los médicos, así que todos se pusieron de pie acercandosele sin demora. - ¿Cómo esta Oliver? - le cuestiono Luisa sin perder ni un solo segundo. - Por fortuna la operación ha resultado muy bien, de hecho mejor de lo esperado. Ahora esta en recuperación, pero dentro de un rato lo llevaremos a piso - les aseguró quitándoles un gran peso de encima. Al escucharlo todos sintieron un gran alivio por tan favorable noticia. - Lo mejor sera que vallan a casa y descansen, estará dormido toda la noche por la anestesia - les dijo marchándose enseguida y es que tenia otras cosas que hacer. - Yo me quedare con él - dijo Luisa de pronto. - Señora, no hace falta. Usted misma escucho al medico, todo a salido muy bien; además estará dormido - le dijo Emilia tratando de convencerla. - No pued