Un par de días después. Una noche después de retirarse a dormir escucho como sonaba un teléfono en la habitación de al lado. Era la media noche cuando escuchó un sonido que le despertó de pronto, preguntándose quien estaría llamando a tan altas horas de la noche. Escucho entonces como esta hablaba con alguien, aunque no alcanzaba a entender de lo que se trataba. Mas pronto se encendió la luz y se escuchó como buscaba algo, para después de un par de minutos apagarse la luz y abrirse la puerta que conectaba las habitaciones. Ante la incógnita que representaba esa situación decidió hacerse el dormido y ver lo que pasaba. Emilia se acerco un poco para comprobar su estado y luego emprendió la salida tratando de ser muy cuidadosa al andar por la casa. No quería que nadie la viera salir y es que su trabajo era estar disponible siempre para Oliver y por ende no podía irse así sin mas. Salio por el jardín trasero, donde había menos guardias; escabulléndose hasta llegar a la calle, donde le es
Apenas llegaron Paolo ayudó a Oliver a subir a su silla de ruedas sencilla y entrar a la casa sin demora. - ¡Mamá!, ¡todos vengan acá rápido! - les grito apenas atravesó el umbral de la puerta principal. Al escucharlo todos llegaron corriendo de donde estuviesen en la casa, preocupados por sus gritos, para encontrarse con ellos en la sala. Su angustia era lógica considerando que Oliver había salido con Paolo de forma intempestiva y sin avisarle a nadie, lo cual los tuvo todo el día preocupados. - ¿Qué pasa? - le cuestionó Patricio mas molesto que preocupado, sobre todo pues los veía llegar sanos y salvos. - ¿Te encuentras mal? - le pregunto Luisa, quien como su madre que era le aterraba que algo malo pudiera ocurrirles y en especial después de lo sufrido por Oliver. - Llamaremos a los médicos cuanto antes - dijo sin esperar ninguna respuesta y es que sentía que no había tiempo que perder. Oliver se dio cuenta de que los temores de su madre la estaban guiando a los extremos, a
Subió a su habitación, pero no se detuvo en esta, sino que abrió la puerta que la conectaba con la de Emilia y entro. Ella se encontraba sentada sobre la cama, pero al verlo se puso de pie para encararlo sin temor alguno. - Aun es mi día libre, pero si puedo ayudarlo en algo digamelo - le dijo tratando de mostrarse servicial, aun cuando en el fondo desease echarlo de su presencia. - Mis padres opinan que debo pedirle una disculpa por mi comportamiento - le dijo con la vista en el suelo y expresión abatida. - Descuide, no hace falta - le dijo pues no necesitaba una disculpa, en especial una que obviamente no era sincera. - He dicho que ellos lo quieren, pero no que yo este dispuesto a ofrecérsela; así que no lo espere, porque no pasara - le aseguró cambiando de pronto su actitud. - ¿Entonces que hace aquí? - le preguntó cansada de la forma en que la trataba. - Aun hay cosas que necesito decirle y es que no me trago ese cuento de la chica buena e inocente, no soy tan estúpido co
- Toma uno de mis trajes negros del armario, una camisa blanca, zapatos de charol negro y una corbata azul - le dijo dándole instrucciones de que era exactamente lo que quería y es que lo tenia muy claro. - Aquí lo tengo todo - le dijo dejándolo sobre la cama para acercase a él y quitarle los pantalones, poniéndole los del traje. - Lo colocaré en la silla para no arrugar el resto del traje - le dijo acercandosele para colocar sus brazos en torno a su tronco para levantarlo y ponerlo sobre la silla motorizada. Lo hizo para después quitarle la ropa de la parte superior y le puso la camisa y saco con eficiencia. Posteriormente se hinco ante la silla para ponerle la corbata y los zapatos; Oliver entonces le indicio que reloj, mancuernillas y loción que deseaba usar. Quería verse como el hombre que alguna vez fue, aquel que cuidaba de cada detalle de su apariencia. Emilia se daba cuenta de que era perfeccionista, así que se esmero en su arreglo; coloco de forma correcta el traje y l
Este resulto ser una construcción de cristal fantástica en serio; la puerta estaba abierta, así que entro sin demora. Lo hizo viendo gracias a la luz de la luna una gran variedad de plantas, muchas de las cuales estaban en flor y desprendían un aroma sin duda delicioso; por desgracia no tenia tiempo para disfrutar de la vista y se dirigió enseguida hacia la dirección de donde procedían unas voces. Era una habitación sencilla y preciosa, por desgracia una vez mas no tenia tiempo de verla a detalle, sino que debía ocuparse de su paciente. - Debes regresar a la fiesta - le dijo a Paolo una vez a su lado. - No puedo dejarlos solos, mi hermano me necesita - le dijo convencido de que debía quedarse. - En efecto, pero necesita aun mas que regreses a la fiesta y les avises a tus padres que a decidido retirarse a su habitación a descansar, que estaba agotado y que no tienen nada de que preocuparse - le dijo tomando las riendas de la situación. - No puedo hacerlo, se que eso no es verdad y n
Por la noche todos estaban en la sala de espera rezando porque todo estuviese bien, porque no hubiese ninguna clase de complicación en la operación. Entonces de pronto vieron aparecer en el pasillo a uno de los médicos, así que todos se pusieron de pie acercandosele sin demora. - ¿Cómo esta Oliver? - le cuestiono Luisa sin perder ni un solo segundo. - Por fortuna la operación ha resultado muy bien, de hecho mejor de lo esperado. Ahora esta en recuperación, pero dentro de un rato lo llevaremos a piso - les aseguró quitándoles un gran peso de encima. Al escucharlo todos sintieron un gran alivio por tan favorable noticia. - Lo mejor sera que vallan a casa y descansen, estará dormido toda la noche por la anestesia - les dijo marchándose enseguida y es que tenia otras cosas que hacer. - Yo me quedare con él - dijo Luisa de pronto. - Señora, no hace falta. Usted misma escucho al medico, todo a salido muy bien; además estará dormido - le dijo Emilia tratando de convencerla. - No pued
Un rato después Emilia salia de la cocina, cuando de pronto se encontró con la familia Grant, quienes estaban elegantemente vestidos con trajes de gala y vestidos. Luisa entonces se le acerco. Emilia se había duchado y regresaba de la cocina con una tasa de te caliente, antes de volver a su habitación a descansar. - Ya nos vamos y puede que regresemos algo tarde. Nosotros lo ayudaremos a desvestirse y meterse en la cama, así que no te preocupes - le dijo quitándole importancia. - No se preocupe, tengo el sueño ligero. Los escuchare y lo ayudar yo misma, ese es mi trabajo - le contestó sin verle la necesidad a que se molestaran. - Se suponía que era tu día libre y bastante has hecho ya al quedarte, así que descansa - le podio Luisa. - Gracias y diviertanse mucho todos - les deseo con sinceridad. - Recuerde que si algo va mal solo debe forzarlo, no sea blanda con él y es que no lo necesita - le aconsejó en voz baja y al oído. - Lo are - le aseguro consciente de que tenia la razón
En ese momento el doctor Alvarez se alejó para hacer los arreglos necesarios y cuando Emilia volteo a su alrededor vio a lo lejos a Oliver. Este la veía de igual forma y en cierto momento sus miradas se encontraron, así que decidió acercarsele. -Buenas noches - le saludo con cortesía, pues no tenia caso pretender que no se vieron. - Buenas noches Emilia - le respondió siendo educado, aunque cortante. - Creí que no me reconocería, después de todo su familia no lo hizo - le dijo tratando de romper el hielo y sacar platica. - A decir verdad no lo hice en un principio - reconoció. - Lo imaginó, una persona como yo en una fiesta como esta debe ser difícil de creer. Después de todo no es mi circulo, no tengo nada que hacer aquí - le dijo repitiendo las ofensas que este le había hecho poco tiempo atrás. Aunque ahora Oliver debía reconocer que no pudo estar mas equivocado al respecto; pues con aquel vestido, maquillaje y peinado lucia despampanante e incluso se atrevería a decir que era