- Toma uno de mis trajes negros del armario, una camisa blanca, zapatos de charol negro y una corbata azul - le dijo dándole instrucciones de que era exactamente lo que quería y es que lo tenia muy claro. - Aquí lo tengo todo - le dijo dejándolo sobre la cama para acercase a él y quitarle los pantalones, poniéndole los del traje. - Lo colocaré en la silla para no arrugar el resto del traje - le dijo acercandosele para colocar sus brazos en torno a su tronco para levantarlo y ponerlo sobre la silla motorizada. Lo hizo para después quitarle la ropa de la parte superior y le puso la camisa y saco con eficiencia. Posteriormente se hinco ante la silla para ponerle la corbata y los zapatos; Oliver entonces le indicio que reloj, mancuernillas y loción que deseaba usar. Quería verse como el hombre que alguna vez fue, aquel que cuidaba de cada detalle de su apariencia. Emilia se daba cuenta de que era perfeccionista, así que se esmero en su arreglo; coloco de forma correcta el traje y l
Este resulto ser una construcción de cristal fantástica en serio; la puerta estaba abierta, así que entro sin demora. Lo hizo viendo gracias a la luz de la luna una gran variedad de plantas, muchas de las cuales estaban en flor y desprendían un aroma sin duda delicioso; por desgracia no tenia tiempo para disfrutar de la vista y se dirigió enseguida hacia la dirección de donde procedían unas voces. Era una habitación sencilla y preciosa, por desgracia una vez mas no tenia tiempo de verla a detalle, sino que debía ocuparse de su paciente. - Debes regresar a la fiesta - le dijo a Paolo una vez a su lado. - No puedo dejarlos solos, mi hermano me necesita - le dijo convencido de que debía quedarse. - En efecto, pero necesita aun mas que regreses a la fiesta y les avises a tus padres que a decidido retirarse a su habitación a descansar, que estaba agotado y que no tienen nada de que preocuparse - le dijo tomando las riendas de la situación. - No puedo hacerlo, se que eso no es verdad y n
Por la noche todos estaban en la sala de espera rezando porque todo estuviese bien, porque no hubiese ninguna clase de complicación en la operación. Entonces de pronto vieron aparecer en el pasillo a uno de los médicos, así que todos se pusieron de pie acercandosele sin demora. - ¿Cómo esta Oliver? - le cuestiono Luisa sin perder ni un solo segundo. - Por fortuna la operación ha resultado muy bien, de hecho mejor de lo esperado. Ahora esta en recuperación, pero dentro de un rato lo llevaremos a piso - les aseguró quitándoles un gran peso de encima. Al escucharlo todos sintieron un gran alivio por tan favorable noticia. - Lo mejor sera que vallan a casa y descansen, estará dormido toda la noche por la anestesia - les dijo marchándose enseguida y es que tenia otras cosas que hacer. - Yo me quedare con él - dijo Luisa de pronto. - Señora, no hace falta. Usted misma escucho al medico, todo a salido muy bien; además estará dormido - le dijo Emilia tratando de convencerla. - No pued
Un rato después Emilia salia de la cocina, cuando de pronto se encontró con la familia Grant, quienes estaban elegantemente vestidos con trajes de gala y vestidos. Luisa entonces se le acerco. Emilia se había duchado y regresaba de la cocina con una tasa de te caliente, antes de volver a su habitación a descansar. - Ya nos vamos y puede que regresemos algo tarde. Nosotros lo ayudaremos a desvestirse y meterse en la cama, así que no te preocupes - le dijo quitándole importancia. - No se preocupe, tengo el sueño ligero. Los escuchare y lo ayudar yo misma, ese es mi trabajo - le contestó sin verle la necesidad a que se molestaran. - Se suponía que era tu día libre y bastante has hecho ya al quedarte, así que descansa - le podio Luisa. - Gracias y diviertanse mucho todos - les deseo con sinceridad. - Recuerde que si algo va mal solo debe forzarlo, no sea blanda con él y es que no lo necesita - le aconsejó en voz baja y al oído. - Lo are - le aseguro consciente de que tenia la razón
En ese momento el doctor Alvarez se alejó para hacer los arreglos necesarios y cuando Emilia volteo a su alrededor vio a lo lejos a Oliver. Este la veía de igual forma y en cierto momento sus miradas se encontraron, así que decidió acercarsele. -Buenas noches - le saludo con cortesía, pues no tenia caso pretender que no se vieron. - Buenas noches Emilia - le respondió siendo educado, aunque cortante. - Creí que no me reconocería, después de todo su familia no lo hizo - le dijo tratando de romper el hielo y sacar platica. - A decir verdad no lo hice en un principio - reconoció. - Lo imaginó, una persona como yo en una fiesta como esta debe ser difícil de creer. Después de todo no es mi circulo, no tengo nada que hacer aquí - le dijo repitiendo las ofensas que este le había hecho poco tiempo atrás. Aunque ahora Oliver debía reconocer que no pudo estar mas equivocado al respecto; pues con aquel vestido, maquillaje y peinado lucia despampanante e incluso se atrevería a decir que era
Unos dias despues Emilia decidió llevarlo al jardín para que tomara un poco de aire fresco y del sol de la tarde, todo para mejorar su estado. Una vez mas la casa estaba sola, por fortuna habían aprendido a llevarse bien o respetarse al menos, así que no había problema alguno. - Quiero estar un momento a solas - le dijo de pronto. - Esta bien, iré a preparar algo de cenar y volveré en un rato - le contesto pues no veía problema en dejarlo solo, después de todo merecía su tiempo de soledad. - No te preocupes, volveré a la casa cuando lo necesite - le dijo sin voltear a verla y es que tenia la vista fija al frente. - Como quiera - le dijo dejándolo atrás. Emilia entró en la casa y preparo una rica cena para ambos; además ya que tenia un poco de tiempo libre se coloco los audífonos y bajo a la zona de lavado para adelantar sus quehaceres y así poder salir mas tiempo su día libre. Fue así hasta que de pronto la secadora se detuvo antes de tiempo y la luz del cuarto se apago, dejándol
Los días comenzaron a transcurrir y Emilia siguió dándole sus terapias de forma cotidiana y estricta, avanzando cada vez mas con el proceso. Hacían ejercicios cada vez mas fuertes y es que aunque fueran difíciles él no se daba por vencido, luchaba por recuperarse de forma incansable. Por fortuna todo había ido viento en popa y es que su sensibilidad era cada vez mayor; además de que había ganado fuerza en sus músculos. Por desgracia no había adquirido movilidad, pero ambos aun tenían esperanza de que eso ocurriese en cualquier momento. Seguían manteniendo su posible recuperación en secreto por común acuerdo, era así aún cuando Emilia se sentía un tanto intranquila al respecto. En cuanto a lo ocurrido entre ellos ninguno lo había mencionado, mas que nada por respeto al otro y a su relacion laboral. Se tratan con cortesía, aun cuando en el fondo había una tensión puramente carnal. Una noche en que lo ayudaba a cambiarse de ropa como normalmente hacia lo noto mas desanimado que de cos
Al hacerlo un gran chorro salio disparado, cayendo en ella y dejándola empapada. Eso no le molestaría usualmente, pero traía puesta su faja especial para ayudar con el dolor, misma que era muy cara y que no podía mojar; así que dio un par de pasos atrás contrariada. - ¡Demonios! - exclamo molesta. - Descuida, hay ropa seca en la habitación que podrías usar - le dijo encontrando un tanto ilógica su actitud, pero buscando ayudarla. - Se lo agradezco, pero no puedo dejarle solo - le dijo bien consciente de sus obligaciones. - Claro que puedes. Yo descansaré un rato en el agua - le aseguró deseando poder relajarse un momento. - ¿Seguro? - le preguntó mostrándose un tanto reticente al respecto. - Por supuesto, anda ve - le instó muy tranquilo. Emilia entonces se alejo hacia la habitación, donde encontró no mas que ropa de hombre, de él probablemente; así que tomo una de sus camisas y se dirigió a la lavandería. Hay puso a lavar y secar su ropa, incluso su sostén; mientras que la faja