Capítulo cinco Tengo miedo. Sus ojos están totalmente rojos, sus manos están en puños a sus costados, su respiración es rápida y su cuerpo está rígido. Me doy la vuelta y me agacho para recoger mi toalla, me enrollo a ella rápidamente, pero mi cuerpo es estrellado contra la pared. Sus brazos me alzan y mis piernas van directamente a su cintura, mis brazos descanzan en su cuello y sus manos van a mis nalgas. ¿Qué estoy haciendo? Trato de separarme, pero su agarre se intensifica y me aprieta más contra la pared, siento como su tonificado cuerpo se apega a mí. Lleva su cabeza a mi cuello y aspira fuerte —Eres tan deliciosa, hermosa y apetecible que el verte con ese estúpido de un lado para otro y ver que lo defiendes me dan unos celos enormes—besa mi cuello y por mi espalda pasa una r&aac
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