Sennet se estiró en la hamaca donde descansaba, dejó el libro en el suelo y pensó en el tiempo que llevaba ahí encerrado.Todo comenzó con el viaje el día antes de la cena, fue hermoso sentir la compañía de Alana, la chica tenía ese carácter orgulloso que lo estaba volviendo loco porque por más intentos que hacía para conquistarla y pudiesen estar juntos, el único beso que le regaló la chica de manera voluntaria, aunque sabía que era por la actuación de ser su pareja, fue en el aeropuerto.Aún después de tanto tiempo sentía el sabor del labial y de la boca de la ojiazul, si el altavoz no hubiese anunciado que ya debían pasar a la sala de espera, ese día estaría seguro que la habrían pasado juntos. O quizás no, por alguna razón volvía a sentirse como cuando estuvo enamorado de Selene, su nov
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