Tuva Eke se levantó afanadamente y se cubrió la cabeza, como cuando un niño se protege de ser golpeado cuando comete una travesura. Temblaba, y poco a poco empezó a sollozar frente al khan, su padre.Alimceceg lo miró impresionada. La actuación simplemente era perfecta. ¿Cómo era posible que Tuva Eke fuera el mismo señor Yul que la había engañado? Volvió a sentir vergüenza, pero no por sentirse idiota, sino por haberlo tratado tan mal, pues después de todo, había hablado pestes de él. Sin embargo, él no parecía sentirse demasiado enojado, al contrario, siempre muy moderado y frío. La parte ambiciosa de Alimceceg se activó. Un hombre de baja atención parecía convertirse en la máxima revelación de la vida de ella.En los años que llevaba con vida, que eran unos veinte, Alimce
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