Tuva Eke estaba solo en su habitación cuando tuvo una nueva crisis. Muy pocas veces le pasaba eso a Tuva Eke, pero desde que ingería el veneno blanco, tenía arranques de ira o miedo después de cada toma del narcótico. Ese efecto secundario no era peligroso para él, pero sí bastante atormentador, porque ni siquiera podía controlar aquello que le atacaba, era como una fuerza externa que le dominaba hasta la locura. Tuva Eke sudaba demasiado, la respiración se le dificultaba y también sentía que su corazón palpitaba de manera exorbitante, tanto que tenía la sensación de que en cualquier momento se le iba a estallar dentro del pecho. Sin embargo, todos esos padecimientos eran insignificantes comparados con las ilusiones que su mente hacía. Sí, Tuva Eke siempre regresaba en el tiempo, justo cuando Anuska, su madre era atravesada por las
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