Nuestros ojos se encontraron y mi mundo se vio envuelto en un caos, me hizo sentir vulnerable, pequeña, sin defensa alguna para protegerme de lo que ese hombre varonil, sensual e imponente, podría causarme. Sin saber cómo, volvió a entrar dentro de mi cuerpo a través de mis orbes y a colarse en mi alma, avivando de nuevo todo, removiendo otra vez cada sensación que su presencia, su aroma, su mirada y su cuerpo, lograban despertar sin que yo pusiera oposición alguna. Entonces supe que, si se lo proponía, caería de nuevo rendida a sus pies y estaba segura que si no huía de él, volvería a lastimarme y a matarme de nuevo.Luego de sostenernos la mirada por unos instantes, Jonás me guio hasta el lugar que nos correspondía, bajo la atenta mirada de Diego, que me ponía los nervios de punta. No dejaría que se metiera de nuevo en mi cabeza ni en mi corazón. Tení
Leer más