—He pensado en ello, como pensé, asimismo, en curarla con antibióticos y reposo.—Indudablemente lo hubiéramos conseguido, pero no hay seguridad como practicando la operación indicada. Piensa en ello, estudia el asunto detenidamente esta noche y mañana concretaremos. Yo te aconsejo que, si quieres a tu esposa para el resto de tu vida, será mejor y más conveniente inutilizar ese pulmón. Hay miles de seres, y tú lo sabes, que viven con uno solo magníficamente, y tu mujer es fuerte, aparte de esta enfermedad, que se debió más bien a la demora en acudir en busca de remedio a una probable recaída, como así, en efecto, era.—Pensaré en ello y consultaré con Kay. Y se puso en pie. —Si te interesa verdaderamente la vida de tu mujer, y no dudo te interesa, porque siempre fuiste sincero, yo te aconsejo operar. Y debo advertirte que,
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