Martes, 6:00 am:El molesto sonido del despertador se abrió paso por toda la habitación, retumbando con ensordecedora indecencia mientras el pelinegro mantenía sus ojos aún cerrados sin sentirse perturbado por aquella alarma, apagándola sólo después de varios minutos. Cada mañana hacía lo mismo, fingía dormir hasta que la alarma sonara a su lado y le indicara que era hora de ir a trabajar una vez más... Bastante rutinario.Tomar una ducha, cepillar sus dientes, comer su desayuno, cepillar sus dientes una vez más, ponerse algo cómodo y esperar a que su cabello se secara mientras hacía su camino hasta la estación. ¿Cuánto tiempo llevaba cumpliendo aquella misma rutina? No lo sabía, tampoco le importaba, sólo esperaba que acabara pronto y que algún día pudiera volver a su vida normal, pero... ¿Realmente
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