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Open Case N° 08: Worried

Martes, 10:34 pm:

El coreano bajó sus binoculares y suspiró, no creía que aquello fuera a funcionar, la verdad no creía que nada en aquella operación fuera a funcionar... Bueno, en realidad ese no era el problema, el problema era que estaba atascado en un auto con Patrick Baker y eso, definitivamente, no funcionaba.

—¿Finalmente moriste? —preguntó luego de mirarlo de reojo, el pelinegro llevaba al menos quince minutos con su cabeza apoyada en el volante.

—Espero que no —respondió bajo—. Si tú estás aquí significa que fui al infierno... —Levantó su cabeza y se volvió a ver al mayor con una expresión desganada, sorbiendo su nariz y quitando los binoculares de las manos de éste—. Estaremos aquí toda la noche. —suspiró, mirando al río frente a él y devolviéndole los binoculares al peliblanco, quien los tomó con su ceño fruncido y mala gana.

—¿Por qué debo estar yo aquí? —bufó el mayor de aquel para nada dinámico dúo.

—Porque Jason sigue en Hong-Kong, Mark cubre otro río y si realmente aparece el sospechoso, tú eres demasiado lento para atraparlo. —Se encogió de hombros y Jung bufó.

—Oye, el único al borde de la muerte en este auto eres tú. —Se cruzó de brazos— Además, ¿estás tan seguro de que eres más rápido que yo? La última vez que revisé llegaste de último en la competencia de hace tres meses.

—Porque me hiciste usar zapatos de payaso, Kim —habló exasperado, volviéndose a ver al mayor una vez más, negando levemente con su cabeza al verlo reír luego de recordar lo tonto que se había visto aquel día, corriendo cuatro kilómetros con zapatos de payaso. Uno de los mejores momentos del año, diría el coreano— ¡Te jactas de ganarle a un tipo que usó zapatos de payaso! —bufó— No hay honor en tu victoria. —Se cruzó de brazos luego de que el peliblanco comenzara a reír en voz alta.

—Oh, discúlpame, señor honrado. —Secó una pequeña lágrima que caía por su ojo— Discúlpeme por no haber notado lo honrado que era en todo este tiempo, me da una pena tremenda.

—Vamos —dijo, frunciendo su ceño—. Estoy encerrado en este auto contigo, sólo contigo, a sabiendas de que pasaremos la noche aquí y quizás en algún momento de la madrugada aparezca el jodido secuestrador y potencial violador de niños, al cual voy a tener que perseguir para poder llevarlo a la cárcel y aún tengo esta cosa abajo. —Señaló su propio pantalón, enseñándole al mayor que aún llevaba su cierre abajo— Pude haberlo subido hace más de diez horas y no lo hubieras notado, es más —dijo, dándose la vuelta en su asiento para quedar frente al sonriente coreano—, pude haber salido de casa con la cremallera arriba y simplemente bajarla luego de llegar a la oficina, ¡pero no! Me puse los pantalones y la dejé abajo. —Picó el pecho de Jung con su índice, frunciendo su ceño luego de que éste estallara en risas otra vez— Sigues riéndote de los zapatos, ¿no es cierto?

—... Te veías muy estúpido. —soltó en otra risa y Patrick suspiró— Ya, si tanto te hace sufrir, vamos, te reto a una carrera.

Jung observó cómo Patrick le dedicaba una mirada confundida antes de realmente salir del auto y pararse junto al río, si el tonto quería un recuento para saber quién era el más rápido, él se lo daría. Luego de tomar sus posiciones uno al lado del otro, ambos comenzaron a correr luego de que el pelinegro contara hasta tres; Jung corrió tan fuerte como pudo, corrió con sus ojos cerrados y solo se volvió luego de dejar de escuchar los pasos del coreano a su lado.

El coreano llegó al punto de retorno y observó cómo Patrick se había quedado a mitad de camino, mirando la pantalla de su móvil con confusión para luego observar alrededor y por último contestar una llamada. El peliblanco se acercó a él lentamente y sólo pudo escuchar la respuesta que le daba a la persona al otro lado de la línea.

—¿... Dónde estás? —bufó— Te juro que voy a matarte... —soltó bajo, apretando sus labios y apartando el móvil de su oído— Sube al auto —dijo al mayor, aún sin verlo.

—¿Qué demo...? —Jung titubeó luego de que Patrick se volviera a verlo con aquella extraña expresión.

—¡Sube al auto! —ordenó con apuro y molestia, tomando a Jung por sorpresa y desconcertándolo. Era la primera vez que le gritaba de aquella manera.

El coreano parpadeó varias veces antes de terminar de procesar la actitud del menor y caminar en su dirección, pararse frente a él y levantar su mano frente al rostro de éste, enseñándole su palma por algunos segundos, logrando que Patrick lo viera confundido por un pequeño rato antes de que el mayor la estampara en su frente con brutal fuerza y lo hiciera trastabillar hacia atrás. Así aprendería a no gritarle nunca más a Kim Jung Won.

Jung entró al auto seguido del silencioso Patrick, quien sólo puso sus manos en el volante mientras miraba alrededor a través de todas las ventanas, el sujeto parecía un psicópata y el de cabello blanco no sabía si preguntar al respecto o no, después de todo, hablar con Patrick nunca había sido de sus cosas favorita en la vida... de hecho, nunca habían entablado una conversación de verdad en donde no se metieran con el otro y sólo se insultaran.

Vaya...

En fin, no importaba.

Sin si quiera haber terminado la improvisada carrera, sin haber terminado el tema anterior y con la duda de lo que estaba pasando mientras esperaban a que el secuestrador de niños apareciera en cualquier momento, Jung se recostó en su asiento e ignoró al pelinegro el resto de la noche... ¿Qué había en el reproductor de música de su teléfono? Oh, sí... Michael, amigo, it was a thriller night indeed.

°•°•°•

Miércoles, 8:34 am:

Sus párpados casi no podían mantenerse abiertos mientras él se esforzaba por aferrarse a sus binoculares y mantenerse despierto, lo cual se le hacía extremadamente difícil luego de haber pasado toda la noche en vela.

—Ugh... —Cabeceó al notar que comenzaba a quedarse dormido y sacudió su cabeza— ¿Eh? —se volvió al ver que Patrick tomaba los binoculares de sus manos.

—Duerme —dijo bajo mientras se volvía al frente—. Yo cubro las horas restantes. —Posicionó los binoculares en sus ojos y Jung frunció su ceño luego de verlo sorber su nariz y sobar su dolorido cuello.

—Ah, cállate. —Arrebató los binoculares de sus manos, tomándolo por sorpresa y haciéndolo volverse una vez más— Falta poco para el cambio de turno, no te hagas el agradable —bufó, no pudiendo evitar rodar sus ojos mientras hablaba.

—Eres imposible. —Patrick suspiró.

—¿Yo soy imposible? —El coreano parpadeó sorprendido, notando que el menor ni siquiera lo miraba luego de volverse una vez más— Ahí es donde te equivocas, compañero. —Se cruzó de brazos, dispuesto a comenzar una nueva discusión con el insufrible pelinegro— No soy precisamente yo el imposi...

—Shh... —Patrick le hizo un gesto con su mano para que guardara silencio y él frunció su ceño, evidentemente ofendido— Mira, mira. —Señaló al frente, milisegundos antes de que Jung pudiera asesinarlo— Es nuestro tipo —habló en un alto, pero bajo susurro y el de cabello claro le hizo caso, notando a aquel hombre de mediana edad que tiraba del brazo de un asustado y desarreglado niño hacia las orillas del río—. Vamos...

Con más sigilo del que alguien hubiese esperado ver de aquel par, ambos salieron del auto y trataron de acercarse lo máximo posible sin llamar la atención, lo último que querían en aquel momento era asustar más al niño o darle tiempo a aquel hombre de escapar y que volviera a hacer de las suyas en otro lado. No podían darse ese lujo. Entre señas y algunos susurros, el disfuncional, pero extrañamente cooperativo equipo de dos, logró delegar tareas al tiempo que se acercaban lentamente; en caso de tener que correr, Patrick iría por el sujeto y Jung se encargaría del niño, que el coreano aceptara aquella tarea —entre extrañas señas que sinceramente sólo ellos dos podrían entender—, le daba a entender al pelinegro que él ganaba indiscutiblemente la disputa de la noche anterior en donde se ponía en duda quién de los dos era más rápido, haciendo que Patrick esbozara una sonrisa que hizo que Jung lo golpeara fuerte, pero silenciosamente en el costado.

Maldito narizón piernas largas, ¿qué iba a hacer? ¿Arriesgarse a dejar escapar al criminal por molestar al menor un poco más? Rayos, odiaba correr, su plan en la noche era fingir un calambre si el pelinegro lo pasaba en la carrera, pero no lo había necesitado; el maldito lo había expuesto tan fácilmente, idiota.

Casi como si su silenciosa pelea de señas inentendibles y miradas de odio los hubiese distraído, ambos entraron en pánico al ver que aquel desequilibrado hombre comenzaba a sumergir la cabeza del pobre niño a las orillas del río, logrando que el pequeño pataleara y se moviera desesperadamente al encontrarse privado del aire. Patrick no pudo evitar sacar su arma y comenzar a correr.

—Carajo —Jung bufó al ver cómo el más alto se dirigía a aquella escena y el hombre de barba y extraño aspecto empujaba al niño al río para luego comenzar a huir.

Sin más opción, Jung se lanzó al agua para ayudar al niño mientras el de ojos esmeralda perseguía al secuestrador con impresionante velocidad, al coreano sólo le había tomado unos segundos llegar al pequeño y tomarlo entre sus brazos para sacarlo del agua cuando Patrick ya se había abalanzado sobre el hombre y ahora forcejeaba con él para colocarle unas esposas. Bien, sí, el tipo era rápido, ¿y qué?

—Está bien, tranquilo —dijo luego de sacar al pequeño del agua—. Somos policías, te llevaremos a casa —aseguró con suavidad al tembloroso niño y éste se echó a llorar— Nosotros... —Su vista se volvió al cansado Patrick que volvía, tirando del brazo del perturbado hombre que trataba de excusarse inútilmente y frunció su ceño.

—Debemos informarle a Mark y a los demás que tenemos a... —Una de sus manos fue hasta su frente, sobándola levemente antes de tambalearse un poco y caer al piso inconsciente.

Los ojos de Jung se abrieron de par en par al ver cómo el maldito secuestrador intentaba huir luego de que Patrick se desmayara y dejara ir su brazo, sintiendo cómo su sangre comenzaba a hervir, levantándose rápidamente y disparando a la grama justo en frente de él, notando cómo el hombre se agachaba despavorido luego de que aquella bala rozara su oreja y esta comenzara a sangrar un poco.

—¡Ven acá antes de que me saques de mis cabales y te reporte como desaparecido, pedazo de b****a! —bufó, frunciendo su ceño al ver cómo el tipo se acercaba inmediatamente y señalando el auto que habían aparcado al otro lado— ¡Camina hasta allá y que ni se te ocurra hacer algo estúpido porque no he dormido nada por tu culpa y créeme que no estoy de humor para esto! —Lo fulminó con su mirada y éste asintió— Camina a mi lado, ¿bien? Iremos a la estación y tus padres podrán buscarte para ir a casa. —Le aseguró al pequeño, sonriendo amablemente luego de que asintiera y caminando hasta Patrick—... Ah... —Suspiró antes de tirar de su brazo y hacerlo levantarse para arrastrarlo hasta el auto— "Duerme, yo cubro las horas restantes". —Imitó la voz del americano burlonamente y volvió al auto en compañía del pequeño niño y el jodido secuestrador.

La vuelta a la estación fue bastante incómoda para el coreano, es decir, tratar de calmar al traumatizado niño que compartía auto con el hombre que lo había secuestrado y que había intentado asesinarlo mientras éste se excusaba a sí mismo de que todo era un malentendido incluso después de que lo agarraran con las manos en la masa, sentado al lado del inconsciente Patrick, quien parecía a punto de morir por culpa de la fiebre que hacía que su rostro se pusiera rojo y sudara dentro de aquel auto que parecía un congelador a máxima potencia, todo bajo la tonada de la estación de radio de música country que se había quedado atorada allí sin posibilidad de ser cambiada cuando él mismo había golpeado el tablero en un primer, pero inútil intento de calmar la situación. Maldición, que día tan horrible era ese.

—Yo haré el papeleo. —El peliblanco suspiró, tomando los papeles que Jonathan les pasaba a ambos, notando que Patrick se volvía a verlo, apenas y se había despertado luego de que le echara un vaso de agua fría en la cara.

—No, dame la mitad de eso... —El pelinegro insistió en ayudar, pero Jung frunció su ceño.

—¿Para que te desmayes sobre ellos e igual tenga que hacerlo todo yo? —bufó— Vete a casa.

—Pero...

—Jung tiene razón, Patrick —Jonathan se cruzó de brazos y Patrick parpadeó varias veces—. No te ves muy bien, tómate el resto del día libre, ve y descansa.

—Estoy bien, yo...

—¡Vete de una vez a tu casa, gigantón! —El peliblanco lo empujó fuera de la oficina y él trastabilló sorprendido— Shuuu. —Le hizo una seña con su mano para que se fuera.

—No quiero verte aquí hasta mañana, Baker. —Jonathan le sonrió y él comenzó a alejarse luego de soltar un suspiro— ¡Tienes la cremallera abajo!

—Lo sé. —Fue lo último que dijo antes de dejar la estación.

—... La próxima vez puedes admitir que te preocupa tu compañero —dijo luego de asegurarse de que Patrick se había ido y Jung se volvió a verlo con sorpresa.

—¿Disculpa?

—Estabas preocupado.

—No, no es así... ¡Y Jason es mi compañero! —bufó, dando pisotones mientras salía de la oficina de su capitán.

°•°•°•

Jueves, 9:00 am:

—¿Cuál es el alboroto? —El coreano se paró sobre las puntas de sus pies al ver cómo todos se amontonaban en la entrada de la sala de reuniones— ¿No es muy temprano para esto? —bufó, el día acababa de comenzar y ya la estación parecía un parque de diversiones, ¿qué demonios estaba pasando?— Hey, hey... oye... ¿Qué pasa allá adentro? —Jung notó al desconcertado Mark sentado en una esquina y éste se volvió a verlo.

—Uhm... —Parecía haberse quedado mudo.

—¿Tierra llamando a Thompson? —lo miró con confusión, no comprendiendo qué le pasaba— ¡Capitán! —miró cómo el también desconcertado Jonathan salía de la sala de reuniones y se acercó a él— ¿Qué está pasando? —preguntó y Jonathan sólo miró sobre el hombro del menor.

—Eso... —dijo con un extraño tono que lo hizo darse la vuelta para ver a lo que se refería.

Jung titubeó al ver cómo un oficial tiraba bruscamente del brazo de Patrick, quien iba con la misma ropa del día anterior y un par de esposas que apretaban sus muñecas. La mirada profunda mirada color esmeralda se cruzó con la suya, ambos se observaron con sorpresa mientras Jung se detenía a sólo unos pasos de su cuerpo y apretaba sus labios.

—¿Qué hiciste? —Fue lo único que el peliblanco pudo preguntar, notando que los labios del más alto se abrían para responder, pero el policía que lo escoltaba fue más rápido que él.

—El detective Baker ha sido detenido por asesinato en primer grado —aseguró, haciendo que los murmullos se volvieran más fuertes mientras Jung titubeaba y Patrick miraba hacia un lado.

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