Patrick se detuvo frente a la puerta y apretó las llaves de su auto en su puño cerrado, por alguna razón se sentía extremadamente nervioso. Aquel día era su reunión con el comisionado y él no estaba muy seguro de lo que discutirían; Martínez había sido bastante directo y le había dicho que no se molestara en volver al escuadrón de tácticas y armas especiales, por lo que su trabajo allí ya no existía. El comisionado le había dejado muy en claro a Jonathan su molestia con él al proceder de la manera en la que lo había hecho y, hasta cierto punto, le daba la razón. Era un delito grave lo que él había hecho y sólo ser despedido quizás no era castigo suficiente, después de todo, armarse hasta los dientes con equipamiento restringido, el cual tomó con un permiso falso del comisionado, debía ser reprendido de u
La deliciosa fragancia del café recién hecho por la mañana inundaba la cocina mientras el peliblanco servía un poco en su taza de porcelana blanca; la comida estaba servida en la mesa y la de Sophie estaba empacada para que se la llevara, él se disponía a tomar asiento en una de las sillas del comedor cuando escuchó a los dos ruidosos pelinegros discutir mientras bajaban las escaleras, decidiendo simplemente revisar las noticias en su móvil y esperar a que llegaran a él con el problema que evidentemente lo harían resolver.—¡Paaaaaa! —La hermosa adolescente lo llamó y corrió hasta la cocina, apresurando el paso para llegar primero que Patrick, y acercándose al divertido coreano que la observaba sobre su taza— Dile a papi que no sea un tonto.—¡No es no, Sophia Baker! —Patrick, con su ceño fruncido, llegó al lado de su
—Boom... Estás muerto. —Suaves y fríos dedos se posaron inadvertidamente en su sien, llamando su atención y haciendo que volviera su mirada hacia arriba— ¿Qué clase de detective eres? —El coreano chasqueó su lengua con desgano y tomó asiento junto al más alto— Si hubiera querido matarte estarías acabado.—No tengo dudas de eso. —Patrick sonrió forzadamente y volvió a mirar sus manos, las cuales seguían estrujándose entre sí mientras apoyaba sus brazos en sus piernas.—No es tan malo. —Jung apoyó su espalda en el banquillo y con su mirada recorrió aquel más que conocido lugar— Es decir, pudo ser peor... ¿no?—¿Cómo? —Patrick se volvió a ver al más bajo y notó que éste seguía observando a su alrededor con una triste
Martes, 6:00 am:El molesto sonido del despertador se abrió paso por toda la habitación, retumbando con ensordecedora indecencia mientras el pelinegro mantenía sus ojos aún cerrados sin sentirse perturbado por aquella alarma, apagándola sólo después de varios minutos. Cada mañana hacía lo mismo, fingía dormir hasta que la alarma sonara a su lado y le indicara que era hora de ir a trabajar una vez más... Bastante rutinario.Tomar una ducha, cepillar sus dientes, comer su desayuno, cepillar sus dientes una vez más, ponerse algo cómodo y esperar a que su cabello se secara mientras hacía su camino hasta la estación. ¿Cuánto tiempo llevaba cumpliendo aquella misma rutina? No lo sabía, tampoco le importaba, sólo esperaba que acabara pronto y que algún día pudiera volver a su vida normal, pero... ¿Realmente
—Ok... Creo que no están entendiendo —Taylor sobó su entrecejo y suspiró—. Voy a repetirlo solo una vez más...Taylor Miller, Sargento del precinto setenta y siete, superior directo de los detectives adscritos a la estación y hombre de poca paciencia, acomodó sus anteojos en un reflejo ansioso, el cual lo retenía de insultar el nivel intelectual que su escuadrón podía demostrar en ciertas ocasiones. Sus ojos grandes y marrones se fruncían en una mueca de decepción mientras repasaba una mejor manera de explicar la actividad del día en su mente al tiemp
Patrick observó cómo los demás salían corriendo en diferentes direcciones, apartándose de él y del escurridizo coreano que presionaba su arma contra la parte trasera de su chaleco, el pelinegro no tuvo otra opción más que subir sus manos mientras dejaba escapar un suspiro, es decir... ¿En serio? ¿De verdad se había dejado atrapar por Jung a sólo cinco segundos de haber comenzado la maldita cosa?—Vaya... ¿Realmente planeas ganar así? —Jung se burló, bajando su pistola luego de soltar una risita y comenzar a caminar— Te doy quince minutos cuando mucho. —Patrick miró el contador en su chaleco y alzó una de sus cejas al ver que seguía en cero, el coreano no le había disparado.—Muy audaz, viniendo del señor "ugh, esto es una estupidez, ¿cuál es el punto?" —El de ojos verdes alcanz&oacu
—¿Siguiéndonos? —Jason cuestionó y Patrick asintió.—Mark y yo estábamos tratando de llegar al tercer piso, pero comenzaron a atacarnos luego de que Taylor habló por los parlantes... —suspiró— ¿Notaron que los nuevos tienen mejor equipamiento? —Soltó de repente mientras veía la pistola que le había robado a Natasha y Jason lo señaló mientras asentía frenéticamente y miraba a su mejor amigo.—Te lo dije, les dieron mejores cosas —dijo al coreano y éste suspiró.—¿Cuál es el punto? —Jung soltó con pesadez mientras sobaba su cuello, seguro no pasaría mucho tiempo hasta que otra oleada de cadetes fuera en busca de ellos— Además... —Se volvió a ver al más alto del grupo— Le robaste el arma a esa niña, ¿no es tra
—¡Dejen de gritar todos! ¡Se sostuvo! —Patrick quitó a Jason de su caminó y reprochó con su mirada a los traumatizados cadetes que ahora miraban hacia abajo— Oye, sexy, ¿crees poder sostenerte?—... No realmente —Jung gruñó mientras apretaba sus labios y trataba de mantenerse aferrado al alféizar de una de las ventanas del piso siete.—Voy por ti —aclaró rápidamen
Dando brinquitos por toda la estación, Jung volvió a su escritorio con una gran sonrisa en su rostro y acomodó algunas cosas del lado de Jason, quién aún seguía en Hong-Kong visitando a sus padres. Vaya que sería un buen día.La voz de Taylor lo distrajo por algunos segundos y se volvió a ver al mayor, quien ahora le entregaba varios documentos de casos que habían llegado a la estación aquella mañana, los tomó con alegría y comenzó a hurgar entre todas esas fotos de homicidios y escenas del crimen con una sonrisa tan amplia que el Sargento Miller sólo pudo retroceder lentamente, preocupado de que aquel chico realmente fuera un psicópata.—... Lo lamento. —La mirada del peliblanco fue hasta la entrada de la estación y se posó sobre el Capitán Allen y el tonto Patrick, quien se veía bastante desarreglado... m&aacut