Aunque Adriano estaba bajo su mando, igualmente no se sentía totalmente satisfecha porque sentía que algo le faltaba, sabía exactamente que era… su querido Gregory, porque ningún hombre la hacía sentir sexualmente y cariñosamente como su líder; quien no pudo ni siquiera enterrar porque su cuerpo no había aparecido. Así que, intento sacarlo de su corazón, aunque sabía que iba a ser imposible hacerlo; se concentró en ser la reina de la mafia italiana organizando, observando y planeando nuevas rutas, negocios para ir progresando cada día más en compañía de sus esclavos, llamados socios porque nadie podía enfrentarse a ella. Era chistoso ver cómo era un dolor de cabeza para la policía italiana; pero no solo para ellos sino también para la mafia rusa y
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