Elizabeth no logró dormir en toda la noche, mientras sentía las manos asquerosas de Adriano alrededor de ella después de hacerla suya una y mil veces más. Se habían acabado las lágrimas, no salían más y definitivamente sabía que iba a vengarse de él, porque no era justo para ella que se volviera a repetir lo que había sucedido con Edward. Vio cómo se colocó de pie, dirigiéndose a la ducha mientras ella se encontraba aferrada a la almohada, no supo cuánto tiempo había pasado hasta que sintió la voz de Adriano a su lado.
— ¿Qué haces ahí acostada todavía? Sirve para algo, ve a ayudar a la cocina o algo — Dijo con menosprecio, viéndola de arriba hacia abajo amando haber saboreado ese delicioso cuerpo; aunque tení
— Murió, el mismo día en que falleció su hijo — Respondió con frialdad sin querer mostrarle a su suegro esa parte de ella que causa escalofríos, pero ya su alma está totalmente perdida y por más que trate la oscuridad que habita en ella, no se irá.Pedro, el padre de Gregory bajo la cabeza con tristeza al ver que esa joven tan pura que una vez lo hizo reconocer lo tan equivocado que estaba al querer convertir a sus hijos en seres despiadados y hoy es ella quien ha elegido ese camino por sí sola. Elizabeth palmeó con rudeza la mesa redonda en donde había unos papeles y armas de fuego — escuchen bien italianos estúpidos, porque solo le diré mis reglas hoy y cualquiera que las rompa, verá morir hasta a sus mascotas; con eso quiero decir que mataré a todos en su familia sin importar
Aunque Adriano estaba bajo su mando, igualmente no se sentía totalmente satisfecha porque sentía que algo le faltaba, sabía exactamente que era… su querido Gregory, porque ningún hombre la hacía sentir sexualmente y cariñosamente como su líder; quien no pudo ni siquiera enterrar porque su cuerpo no había aparecido. Así que, intento sacarlo de su corazón, aunque sabía que iba a ser imposible hacerlo; se concentró en ser la reina de la mafia italiana organizando, observando y planeando nuevas rutas, negocios para ir progresando cada día más en compañía de sus esclavos, llamados socios porque nadie podía enfrentarse a ella.Era chistoso ver cómo era un dolor de cabeza para la policía italiana; pero no solo para ellos sino también para la mafia rusa y
Cuando su suegra la vio no sabía cómo reaccionar si saludarla como a la reina de la mafia o como a su nuera querida. Porque esa mujer que tiene delante puede que se parezca a la Elizabeth que conoce, pero en sus ojos ve a otra muy distinta.— Sé que Adriano es un malnacido que debió morir dentro del vientre de su madre, pero no debió de ser la razón para que te convirtiera en este ser tan oscuro. Ni Gregory cuando se autonombró el dragón cargaba tanta oscuridad como la que hoy veo en ti— Reprochó su suegro negando con la cabeza mientras por sus mejillas se deslizan varias lágrimas que demuestran el dolor que está sintiendo.— La vida siempre me ha dado golpe tras golpe y he luchado por no convertirme en esto, pero todo es hasta
Gregory no podía dejar de pensar en aquella mujer y la niña; al verla sintió su reflejo en su mirada como si fuera de su propia sangre <<¿me estaré volviendo loco?>> se cuestionaba una y otra vez. Corina por su lado, intentaba sacar de su mente el recuerdo de aquella desconocida diciendo papá, porque temía que toda su felicidad se derrumba de un momento a otro quedando sola con su hijo; ella no había hecho nada malo solo querer a un hombre con amnesia.Gregory inicia a soñar cada noche con el rostro de Elizabeth; sintiendo que eran como recuerdos que iban volviendo cada día. Definitivamente, tenía mucha necesidad de ir a verla; saber quién era y porque se les hacía tan familiar las dos mujeres, aunque al mismo tiempo tenía la encrucijada en su corazón porque no podí
La copa de vino que aún tenía en su mano fue a parar directo al piso << los Bianchi resultaron ser todos unos hipócritas >> pensó furiosa con deseos de gritar, pero debía mantenerse en silencio para que Marcos no supiera que le había mentido.— Quiero que continúes observando todo, así sea el mínimo movimiento que haga la familia Bianchi; quiero que me informe seguido— Ordenó a su empleado quien asintió con la cabeza y luego de que ella movió su mano indicando que se retire, se fue a continuar con su trabajo.— Me vas a conocer dragón — Sentencia furiosa hablando consigo misma.Subió al segundo nivel de la mansión, fue
Vieron como Elizabeth se dirigía hacia su vehículo, siendo recibida por una mano misteriosa causando intriga en Gregory << ¿quién la estaba acompañando?>> pensó una y otra vez entrando nuevamente a su casa. Mientras que, Elizabeth agradeció a su empleado de confianza por hacer el papel de Marcos, porque evidentemente él no se prestaría para esto. Dante se acerca a Gregory cogiéndolo del hombro para que juntos vayan al jardín, se sorprende de verlo vivo, pero especialmente de la reacción de Elizabeth; todos esperaban algo distinto.— No entiendo por qué Elizabeth reacciono así, si ella sufría con tu supuesta muerte — Manifestó sentándose en la banca, para observar el paisaje —, No creo que se haya enamorado de Adriano, definitivamente no.
Gregory no podía creer que su amada tenga el corazón tan negro a tal punto de querer quitarle el amor de su pequeña, así que apretó las manos y tenso la mandíbula sintiendo deseo de querer odiarla, pero sin poder porque él respira por ella y para ella.— Ante la ley eres mi esposa y lo seguirás siendo, así que quiero que te alejes de este cabrón — le hizo saber con furia, mientras ella sonreía sin dejar de ver la cara de Corina, ya que Gregory seguía con ella sujetada por la cintura — Gabriela es y siempre será mi hija, ya verás como la apartaré de tu lado, víbora venenosa — Gregory la soltó de golpe, pero ella mantuvo el glamour y la elegancia, antes de tomar entre sus manos una granada, que le pidió a Marcos al inicio de la fiesta, puesto que
— Estás mintiendo, tú ni siquiera sabes dónde está ella — Manifestó quedándose totalmente quieto con el miedo de que se disparara inconscientemente —, Además, es una joven insignificante que no me importa.— ¿Verdad? Entonces puedo matarla sin problema; ya que no es de tu incumbencia — Susurro seductoramente mientras cogía el celular con la otra mano, seguía apuntando a su miembro —, ¿Marcos? Puedes hacerlo.— ¡No! Espera — Grito desesperado. Entonces ella rechazó la orden tras escucharlo —, ¿Qué quieres de mí?— Ya te lo había dicho, sordo no me sirves — Sentenció apuntando con má