Vieron como Elizabeth se dirigía hacia su vehículo, siendo recibida por una mano misteriosa causando intriga en Gregory << ¿quién la estaba acompañando?>> pensó una y otra vez entrando nuevamente a su casa. Mientras que, Elizabeth agradeció a su empleado de confianza por hacer el papel de Marcos, porque evidentemente él no se prestaría para esto. Dante se acerca a Gregory cogiéndolo del hombro para que juntos vayan al jardín, se sorprende de verlo vivo, pero especialmente de la reacción de Elizabeth; todos esperaban algo distinto.
— No entiendo por qué Elizabeth reacciono así, si ella sufría con tu supuesta muerte — Manifestó sentándose en la banca, para observar el paisaje —, No creo que se haya enamorado de Adriano, definitivamente no.
Gregory no podía creer que su amada tenga el corazón tan negro a tal punto de querer quitarle el amor de su pequeña, así que apretó las manos y tenso la mandíbula sintiendo deseo de querer odiarla, pero sin poder porque él respira por ella y para ella.— Ante la ley eres mi esposa y lo seguirás siendo, así que quiero que te alejes de este cabrón — le hizo saber con furia, mientras ella sonreía sin dejar de ver la cara de Corina, ya que Gregory seguía con ella sujetada por la cintura — Gabriela es y siempre será mi hija, ya verás como la apartaré de tu lado, víbora venenosa — Gregory la soltó de golpe, pero ella mantuvo el glamour y la elegancia, antes de tomar entre sus manos una granada, que le pidió a Marcos al inicio de la fiesta, puesto que
— Estás mintiendo, tú ni siquiera sabes dónde está ella — Manifestó quedándose totalmente quieto con el miedo de que se disparara inconscientemente —, Además, es una joven insignificante que no me importa.— ¿Verdad? Entonces puedo matarla sin problema; ya que no es de tu incumbencia — Susurro seductoramente mientras cogía el celular con la otra mano, seguía apuntando a su miembro —, ¿Marcos? Puedes hacerlo.— ¡No! Espera — Grito desesperado. Entonces ella rechazó la orden tras escucharlo —, ¿Qué quieres de mí?— Ya te lo había dicho, sordo no me sirves — Sentenció apuntando con má
Corina estaba acostada sobre el pecho de Gregory recibiendo los primeros rayos del sol que acaricia su rostro y le dan el calor de un nuevo amanecer mientras sonríe satisfecha por la gran noche que paso entre los brazos del dragón que le hizo el amor mejor que las veces anteriores, pero algo tenía claro que a quien Gregory le hizo el amor con tanto fervor fue a la maldita reina mafiosa que tenía a todos embobado por ella.— ¿Qué le ven a esa americana estúpida? — bufaba molesta, parándose de la cama para ir a prepararle a su amado un rico desayuno. Tomó su móvil en la mano para mirar la hora, recordando que debía llevar a Emilio al colegio, pero se le ha pasado la hora y en el momento que levanto los hombros restándole importancia entró un mensaje el cual captó su atenció
Los resultados de la prueba tardan dos días en salir así que Gregory desistió de saber quién había sido la persona que lo había drogado, y decidió poner en marcha el plan de dañar la entrega de Elizabeth. Todo con tal de poder quitarle el poder, así volvería todo a la normalidad recuperando a su bella y tierna Elizabeth de la cual se había enamorado profundamente, antes de tener amnesia por culpa del accidente.Elizabeth se encontraba con Marcos alistando todo, para el nuevo cargamento hacia Francia esperando que todo saliera bien; siempre pedía la bendición a la virgen, ya que nunca la había abandonado ni siquiera cuando se hizo el muerto el desgraciado de su marido, nunca se lo iba a perdonar definitivamente. Se fueron en la camioneta negra blindada hacia el club con intriga, Marcos por su lado se encontraba
Ver a Elizabeth tan receptiva, a Gregory lo estaba volviendo loco, aún no podía creer que tendrá nuevamente a su pequeña mujer entre sus brazos. Solo de pensar en todo lo que le hará ya está tan duro que no puede resistir estar así con las manos atadas. — Joder esto me está sacando de quicio, con un demonio, ven vamos a liberarnos — Susurro Elizabeth irritada al sentirse estancada sin poder moverse con libertad. Gregory sonrió de lado pensando que esa mujer no se parece a la pequeña Elizabeth que conoció hace años — estás loca, no voy a liberar tus manos usando esa pistola — se opuso sin haber sacado aún el arma de dentro de los pechos de Elizabeth. Ella se carcajeó detonando oscuridad y burla a la vez — que te hace pensar que serán mis manos la que vas a desatar yo vo
— ¿De qué estás hablando? — Dijo Gregory sin entender, Elizabeth volteo hacia un lado siguiendo su mirada para ver un espejo donde se acercó y efectivamente tenía una —, No sé por qué tengo eso, puedo jurarlo.— Desgraciado y mentiroso igual a todos los hombres — Afirmó recostándose en la pared — Al menos, sabes satisfacer en la cama.Duraron en silencio un tiempo más, donde Gregory se vistió y ayudó a vestirla; finalmente decidió tomar el arma para disparar logrando que se desatara y recibiera una bofetada mucho más fuerte en su mejilla. No reprocho, sabía que estaba enojada por esa marca, intentó recordar, pero no caía en cuenta y quería evitar pensar que Corina finalmente si lo había drogado,
— Esa es la hija de esa mujer tan peligrosa — le decía Corina mientras lo seguía al despacho en donde Gregory le pidió que entrara.— Peligrosa, pero no engañosa como cierta víbora — la miró fijamente con esos ojos profundos que hacen a cualquiera temblar.— Esa zorra americana no tiene comparación — le respondió ella disimulando los nervios que empezaban a atacarla. Gregory la miró con reproche.— Estoy tan decepcionado de ti, te creí mejor persona, pero me equivoque tanto que enfrente a la madre de mi hija, a la mujer que amo, solamente por darte un lugar en mi vida por lo agradecido que estaba — mientras Gregory habla Corina se queda callada sin entender nada, puesto que tiene muy lejos el hecho de que Gregory descubrirá que lo ha drogado y piensa que tal vez no lo ha hecho bien porque tal parece que eso lo ha unido más a Elizabe
Elizabeth contempló como Gregory salía por esa puerta mientras acomodaba su ropa nuevamente; evitando dejar algún rastro alguno de lo que acababa de suceder aparte de su respiración agitada. Se estremeció cuando escucho unos pasos de alguien que bajaba la escalera, y se giró a observar a su amado Marcos quien le sonreía sin imaginarse lo que acababa de suceder; termino de bajar las escaleras para abrazarla, quien le correspondió con temor mientras sentía su respiración y dejó un suave beso en el cuello; apartándolo bruscamente.— ¿Qué sucede? — Pregunto sin entender, aunque estaba acostumbrado a los cambios extremos en ella —, Bueno, vengo a hablar contigo de un tema.— Solo, no me siento de ánimos, ¿cuéntam