Nunca supe que fue de Gina, supongo que con todo lo que pasó, prefirió alejarse de mí y la entendí. Además, no tuve las ganas necesarias para saber de ella.Pasé los siguiente cuatros meses más duros, fríos y solitarios de mi vida y, con ellos, se sumaban nuevos sentimientos. Egoísmo, orgullo, vanidad, soledad… frialdad. Mi cumpleaños número 18 lo pasé en un parque, comiendo un pote de frutas que había sido parte de un pago, junto a unos cuantos billetes, después de haber limpiado los baños de un restaurante. Aun así, fui feliz, era libre, pero aquella libertad no era como la hubiese deseado.Comencé a trabajar de camarera en una cafetería y fue cuando la conocí. Iba todas las tardes a tomar el té y, casi siempre, yo era la encargada de atender su mesa. Primero fueron saludos cordiales, como con todos los clientes; pas
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